Todo empezó por una letra de cambio impaga. El 20 de julio pasado, el abogado Pedro Yaconi, uno de los hombres de confianza del expresidente Eduardo Frei -fue encargado de las finanzas en la campaña de 2009 y desde hace varios años es pareja de Magdalena, la hija del exmandatario-, volvía de un viaje al extranjero cuando recibió en su estudio jurídico el llamado de la empresa Omega Factoring, reclamando el pago de una letra atrasada por más de 24 millones y medio de pesos que había tomado a inicios de año el empresario Francisco Frei Ruiz-Tagle a nombre de la sociedad Saturno S.A.
"¿De qué letra hablas?", preguntó intrigado Yaconi. Saturno S.A. era una sociedad creada por Eduardo Frei el 18 de octubre de 1988, apenas 13 días después del triunfo del No en el plebiscito, y en momentos en que había decidido dedicarse a la vida política activa. Poco antes había vendido el 12% de las acciones que tenía en Sigdo Koppers, en cerca de seis millones de dólares de la época. Casi toda su fortuna pasó a formar parte del patrimonio de la sociedad de inversiones Saturno S.A., cuyos socios eran Eduardo Frei (99,9%) y su esposa, Marta Larraechea (0,1%). Por seguridad, una parte menor del dinero fue invertido en renta fija; el grueso, en bienes inmobiliarios: la casa familiar en calle Batzan, en Las Condes; la Casa Museo Frei Montalva, en Hindenburg, Providencia, donde había vivido el exmandatario Frei Montalva; dos parcelas en el balneario de Santo Domingo; dos sitios en Lo Barnechea y un departamento en la comuna de Lo Barnechea; una oficina en Providencia y algunos vehículos, entre otros bienes.
A cargo del manejo de todo su patrimonio Eduardo dejó a su hermano menor, Francisco, a quien le cedió un mandato amplio de administración. El 10 de noviembre de 1988, Francisco pasó a ser director de Saturno S.A. y tres años más tarde se convertiría en el gerente general de la sociedad.
Por lo mismo, no tenía ningún sentido que Francisco hubiera suscrito esa letra de cambio. Y no era la única. Mientras estuvo fuera del país, otros factoring habían llamado al estudio de Yaconi para exigir el cobro de más cuentas atrasadas. Era evidente que algo andaba mal. Junto a Magdalena y al abogado Alejandro Laura empezaron a revisar el estado financiero de la sociedad. Una tarea que todavía no terminan.
Eduardo
Eduardo Frei estaba por entonces preparando una nueva gira a India y China, en su calidad de embajador plenipotenciario para el Asia-Pacífico, que lo mantendría alejado por casi un mes de Chile. Cuando Yaconi y su hija le contaron lo que estaba pasado, Eduardo llamó a su hermano menor, quien le aseguró que todo estaba ok, que se trataba de un error y que, por favor, él mismo se preocupara de llamar a la empresa de factoring Omega para decir que todo quedaría regularizado en unos días.
Cercanos al exmandatario cuentan que en un primer momento Eduardo le creyó. ¿Qué otra cosa podía hacer? No solo se trataba de su hermano menor, Francisco fue precisamente quien más lo apoyó cuando la familia Frei se quebró debido a las fuertes diferencias sobre las estrategias judiciales para enfrentar la extensa investigación del juez Alejandro Madrid por el homicidio de su padre, el expresidente Frei Montalva. Francisco siempre había estado a su lado, sumando fuerzas para enfrentarse a su hermana Carmen, y él había respondido a esa confianza.
Para los Frei Larraechea, de todo el clan Frei, Francisco y su familia eran con los que tenían contacto permanente y solían visitarse socialmente.
En más de una ocasión, Eduardo había salido en ayuda de su hermano menor cuando este se encontró en problemas económicos. La primera vez en 1992, cuando Francisco, economista de la U. de Chile y con un MBA en Negocios en Chicago, enfrentó la quiebra de la filial en Argentina de su empresa de almacenaje y bodegaje Almadena, perdiendo las instalaciones que había levantado en las provincias de Buenos Aires y Tucumán.
Hace algunos años, Eduardo volvió a tenderle una mano, cuando Francisco, otra vez en problemas, debió vender la casa que tenía en Lo Curro, para irse a un departamento más pequeño en el sector oriente de Santiago. El traslado para el resto de la familia pasó como parte del tránsito normal de una pareja mayor, cuyos hijos han dejado la vivienda familiar para independizarse.
Pero salvo Francisco, ni siquiera su esposa, Marta Anna Parada Quesada, y mucho menos los Frei Larraechea, sabían de la nueva y profunda crisis que desde hace por lo menos seis años venía arrastrando y en la cual los había involucrado sin su consentimiento.
En el entorno del exmandatario afirman que fue recién a fines de julio cuando Eduardo Frei supo la gravedad de los hechos.
Quedó destrozado, relatan quienes lo vieron. Tanto, que no quiso volver a hablar con su hermano menor. El expresidente descargaría su rabia y dolor con unos pocos amigos de toda la vida y de la mayor confianza. A sus exministros Genaro Arriagada y Carlos Figueroa no solo les contó lo que sucedía, también les pidió que sirvieran de puente con Francisco, mientras Yaconi y su hija Magdalena se hacían cargo del control de daños. Quería que se actuara con celeridad, pero al mismo tiempo con la máxima reserva, mientras se pudiera. En todo momento, en cada una de sus decisiones, siempre estuvo presente el factor emocional que implicaba la traición de su hermano más querido.
El propio Eduardo llamó a empresas de factoring y entidades financieras que aparecían involucradas en operaciones en las que su hermano Francisco, a sus espaldas, había comprometido el patrimonio de toda la vida de los Frei Larraechea para obtener créditos y saldar deudas su sociedad Almadena.
Hasta ahora, los cálculos preliminares que hacen los Frei Larraechea y sus asesores legales -entre los que se cuenta en este caso el abogado penalista Juan Domingo Acosta- hablan de más de siete mil millones de pesos del patrimonio del exmandatario comprometido, y podría subir aún más cuando terminen los peritajes contables. No por nada Eduardo les dijo a algunos de sus amigos más cercanos que su hermano lo dejó sin solvencia económica.
El 30 de julio pasado, Eduardo le revocó el mandato amplio de administración que le había dado a su hermano casi 30 años atrás. Además, lo sacó del directorio de Saturno S.A. y de la gerencia general del vehículo de inversiones del exmandatario. En reemplazo de Francisco quedó su hija Magdalena.
A Yaconi y a Genaro Arriagada, Eduardo les pidió que encararan a su hermano. Que dé la cara y "apechugue" por todo lo que ha hecho, les dijo.
Francisco
Era principios de agosto cuando Francisco se acercó al abogado DC y cercano a la familia Frei, Luciano Fouillioux, para pedir consejo. Era un tema sumamente ingrato para el profesional, quien representó a la Democracia Cristiana en la investigación por el homicidio de Frei Montalva, por lo que aceptó solo aconsejarlo en la preparación de la autodenuncia, pero no asumiría su defensa.
El 16 de agosto, Francisco se autodenunció ante el fiscal Francisco Jacir, jefe de la Fiscalía de Santiago Centro, a quien le reconoció operaciones financieras fraudulentas y otras que podrían revestir eventualmente el carácter de delitos en contra de su hermano por más de 500 millones de pesos. Y el martes 27 de agosto pasado, presentaría un nuevo escrito, una ampliación de la autodenuncia, en la que relataba el uso de cheques de la cuenta corriente en dólares Citibank en Nueva York perteneciente a su esposa, Marta Anna Parada, para garantizar operaciones de factoring y la obtención de créditos, sin que su cónyuge supiera, además de otras operaciones que afectaban el patrimonio de Saturno S.A. de su hermano.
La recomendación de la autodenuncia no solo respondía a la exigencia de su hermano Eduardo. También es parte de una estrategia judicial de su defensa, con miras a plantear luego una eventual atenuante a la sanción penal.
Pero hay algo más a lo que echó mano. En esta ampliación de la autodenuncia, Francisco señala a la fiscalía que en los últimos años ha sufrido "agudas problemáticas de descompensación psicológica (depresión y otras dolencias), que me han tenido en múltiples tratamientos de salud mental, incluidas terapias, fármacos y todo lo que es propio de estas patologías". Como pruebas aportó los certificados médicos de sus facultativos tratantes, el neurólogo Manuel Campos y el siquiatra Ramón Elgueta.
Francisco también está evaluando la posibilidad de declarase en quiebra. Algo que podría resolverse en pocos días más. Y aunque la sociedad Almadena tiene algunos bienes, entre ellos bodegas y maquinaria, estos serían completamente insuficientes para cubrir a todos los acreedores.
En la familia Frei Larraechea saben que se inicia una lucha larga por esclarecer cuánto es el monto de las pérdidas y que será difícil recuperarlas, además del nuevo quiebre familiar que este caso provoca.
Por lo pronto, ya hay un hecho que viene a complicar las cosas. En la Fiscalía Centro Norte, que ya procedió a allanar e incautar documentación desde las oficinas de Francisco Frei, la encargada de la Unidad de Atención de Víctimas es nada menos que Cecilia Frei Larraechea, hija del exmandatario.D