En teoría, ambos parten con una base clara: 1.814.777 votos en el caso de Gabriel Boric, y 1.961.387 para José Antonio Kast. De ahí para adelante empieza el misterio.
Es la segunda vuelta con más votos en disputa. Se dividen en dos grupos: 3.250.444 personas que votaron por uno de los cinco candidatos que quedó en el camino en la primera vuelta, y ocho millones que no fueron a sufragar. En total, más de once millones de potenciales electores que de acá al próximo domingo deben tomar una decisión: ir a votar por una de las dos alternativas o no ser parte del balotaje. Es un escenario relativamente inédito, porque el sistema que permite que todos potencialmente participen está vigente desde 2012, y ésta será su tercera elección. Antes, sólo podían sufragar quienes estaban previamente inscritos, lo que acotaba el potencial electorado.
Dentro de la incertidumbre hay algunas mínimas referencias. Uno: si se cumple la tradición, la participación no debiera ser menor a la primera vuelta electoral, con lo que el piso estaría en torno a los siete millones de personas. Dos: la referencia que es considerada el techo hasta ahora es la cantidad de votantes que tuvo el plebiscito de octubre de 2020, que llegó hasta 7.573.914 sufragios. Así, lo más probable es que la cifra de personas que participe en el balotaje esté en alguna parte entre ambos números, aunque esto no necesariamente será lineal: habrá personas que ingresarán y otras que se restarán.
Aunque es imposible saber con certeza la distribución de los votantes, los análisis y proyecciones hechos sobre los datos de la primera vuelta -realizados por la plataforma Decide Chile de la empresa de big data Unholster- apuntan a que Gabriel Boric tuvo mejores desempeños entre los menores de 35 años y José Antonio Kast entre los mayores de 50 años. En tanto, ambos habrían estado parejos entre mujeres -la estimación de Decide Chile es de 26% para Boric y 25% para Kast-, pero el candidato del Partido Republicano habría sacado una ventaja de cerca de cuatro puntos entre los hombres (30% a 26%). Y territorialmente, mientras Boric tuvo su principal fortaleza en la zona del Gran Santiago -con excepción del distrito 11, que incluye, entre otras, las comunas de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea-, Kast tuvo su mejor desempeño en el sur del país. En el norte, ambos quedaron detrás del candidato que salió tercero, Franco Parisi.
Esos elementos son el punto de partida. Para salir a conquistar votos, los candidatos han usado este mapa como referencia. Pero además, los cambios y modificaciones que han hecho en sus programas intentan conectar con las temáticas que aparecen como las principales preocupaciones de los ciudadanos que decidirán finalmente cuál de los dos llegará a ocupar la Presidencia.
El peso de los atributos
El ejercicio lo hizo la encuesta Cadem que se dio a conocer el domingo 28 de noviembre. En una parte de su trabajo, consultaba a las personas sondeadas sobre qué temas les parecían los más relevantes de discutir, teniendo en mente la segunda vuelta presidencial. En el listado, los que en ese momento salieron más mencionados fueron los derechos sociales como salud, educación y vivienda (37%), la delincuencia (23%), la reforma de pensiones (18%), los temas de la mujer (18%) y el crecimiento económico (16%).
Y lo que venía a continuación refleja lo apretada que es la disputa de los comicios. De ese grupo, Gabriel Boric aventajó con claridad a José Antonio Kast como el candidato que representaba mejor el pensamiento de los consultados en tres materias: los derechos sociales (57% versus 29%), la reforma de pensiones (53% contra 30%) y los temas sobre la mujer (65% frente a 22%). Pero a su vez, Kast sacaba una fuerte ventaja en los otros dos temas: delincuencia (54% versus 33%) y crecimiento económico (51% contra 34%).
Esta fotografía apunta a que ninguno de los dos abanderados tiene una ventaja clara sobre el otro en el grupo de temáticas que son más importantes pensando en la definición electoral. Y, coincidentemente, son puntos en los que ambos han tratado de reforzar sus propuestas de la primera vuelta, o derechamente modificarlas por completo. Tanto Boric como Kast hicieron fuertes cambios en sus planteamientos sobre pensiones, el candidato de Apruebo Dignidad reconoció que le había faltado priorizar el enfoque en temas de seguridad y el abanderado republicano desechó la idea de eliminar el Ministerio de la Mujer, incluso pidiendo perdón “a las mujeres que les pudo haber afectado”.
Los dos postulantes están tratando de aprovechar la ventana de oportunidad que tienen para volverse a presentar ante la ciudadanía, dado que el hecho de que las preferencias estén repartidas no sólo aparece en las temáticas, sino también cuando se hace la valoración de los atributos personales.
Así, en el sondeo hecho por Cadem que se publicó el viernes 3 de diciembre -justo antes de que comenzara la veda de las encuestas-, se preguntaba la opinión sobre una serie de valores y a qué postulante se les asociaba. Boric sacaba su mayor ventaja contra Kast cuando se pedía responder con quién vinculaban ser tolerante frente a la diversidad (70% a 20%), representar lo nuevo (67% a 21%), ser cercano (56% a 28%) y ser capaz de generar diálogo y acuerdos (50% a 36%). En tanto, el candidato republicano aventajaba al diputado en tener la experiencia necesaria para ser presidente (53% a 21%), ser sólido, consistente, claro y seguro en sus convicciones (52% a 33%), contar con autoridad y liderazgo (52% a 34%) y ser consecuente entre lo que dice y lo que hace (48% a 32%).
Precisamente este último atributo, favorable a Kast, es el que aparece como más valorado por los encuestados (28%), seguido por ser cercano (21%), tener un buen programa de gobierno (19%) y lograr paz y gobernabilidad para el país (18%). En estos dos temas finales, Boric es favorecido por entre 6 y 8 puntos en las menciones.
En un esquema en que, como nunca antes, muchos de quienes votaron en primera vuelta tendrán que evaluar su apoyo a un nuevo candidato, tanto la sintonía con temáticas clave como la percepción a nivel de los atributos puede contribuir a una decisión final. Por eso, también, los candidatos y sus equipos han reconocido la relevancia que tienen elementos como la franja electoral y los debates en su estrategia: una encuesta hecha por el Consejo Nacional de Televisión señala que el 37% de los consultados decidió por qué postulante iba a votar en primera vuelta después de ver el espacio de campaña diario.
El enfoque en la movilización
En cualquier caso, el esfuerzo de ambas candidaturas apunta a confrontar el hecho de que, en la actual legislación, no existen sanciones por no participar en los comicios, por lo que se debe convencer a los votantes para llegar a sufragar. Eso lo refleja un dato contenido en el sondeo que la empresa Criteria publicó a inicios de diciembre: el principal motivo esgrimido por las personas para no sufragar es que ningún candidato los representaba (19%), seguido de que estaba inscrito en otra ciudad y no pudo viajar (17%), razones de trabajo (13%), por Covid, enfermedad o temor a enfermar (8%) y porque había demasiadas elecciones y no tenían claro por quién votar (7%).
Si a eso se suma que, de acuerdo con estadísticas del Servicio Electoral, más de un millón de personas que votaron en la primera vuelta de 2017 dejaron de votar en el balotaje, la convocatoria a las urnas aparece como un desafío central. Sobre todo porque, siempre siguiendo los datos del Servel, en esa segunda vuelta sufragaron más de un millón 300 mil inscritos que no habían participado de la primera elección, lo que sugiere una tasa de recambio más alta de lo que se asume convencionalmente.
Hay otro elemento de los datos que, a primera vista, aparece como complejo de entender. Varios expertos electorales sugieren que a partir de los resultados de la primera vuelta y del sistema de votaciones vigente, a los candidatos les convendría reforzar su trabajo y presencia en lugares y nichos donde ya tuvieron altas preferencias, para intentar sacar a más gente a votar allí y ampliar el eventual margen de ventaja con su rival.
Este análisis se basa en buena parte en lo ocurrido en 2017, donde Sebastián Piñera consiguió sacarle casi 185 mil votos de ventaja y 70 puntos de diferencia a Alejandro Guillier en las comunas de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, y cerca de 400 mil en las regiones al sur de Santiago, donde lo superó por 15 puntos porcentuales.
Si se realiza la proyección por territorios en el caso de esta elección, Kast debiera intentar sacar ventaja en las mismas zonas donde Piñera construyó su brecha, mientras que Boric debiera apostar a reforzar su votación en las comunas norponiente y sur del Gran Santiago, más los municipios más grandes de Valparaíso.
Y si se mira por grupos de votantes, las apuestas por edad siguiendo esta lógica serían claras. En el caso de Boric, su nicho a potenciar es el de menores de 30 años: según un análisis de Decide Chile, no sólo sacó cerca del 34% de los votos en primera vuelta, sino que la participación fue 10 puntos menor que en el plebiscito de octubre de 2020 (55% contra 45%). En tanto, para Kast el tramo a reforzar es el de mayores de 70 años, donde ya sacó el 33% de los sufragios de acuerdo con el mismo estudio, pero cuya participación aún no se recupera a los niveles previos de la pandemia: en la segunda vuelta de 2017 habría votado cerca del 56% del grupo, y en primera vuelta lo habría hecho el 40%.
No hay claridad de cómo se combinarán estas fuerzas y modelos: de ahí la importancia de las estrategias de cada campaña para esta segunda vuelta. Pero lo concreto es que una combinación de estos factores será el que hará que el próximo domingo uno de los dos aspirantes a La Moneda se quede con una de las elecciones presidenciales más impredecibles de las que se tenga memoria.
Estimados lectores,
Estamos en la recta final de una de las elecciones más trascendentales en el último tiempo. La segunda vuelta entre Gabriel Boric y José Antonio Kast cerrará un ciclo de poco más de un año marcado por comicios con una frecuencia inusual: plebiscito, convencionales constituyentes, alcaldes, gobernadores, primarias presidenciales y la primera vuelta con la elección del nuevo Congreso.
La Tercera y radio Duna han seguido de cerca todo este proceso. Y en la víspera de los comicios, queremos invitarte a un ciclo especial como parte de nuestra cobertura del balotaje. Una serie de programas que hemos titulado 5 razones para definir el voto donde abordaremos diferentes temáticas claves al momento de decidir por quien sufragar, junto a destacados analistas, expertos y miembros de los equipos programáticos y de campaña de los dos candidatos.
Los programas, que serán conducidos por Nicolás Vergara y editores de La Tercera, se enfocarán cada día en un aspecto específico. Así, se analizarán los relatos personales de cada candidato, los elencos con los que llegarían a La Moneda, los temas y datos clave que pueden decantar a los indecisos, las tensiones y giros de los programas y el proceso de reordenamiento de las coaliciones y la búsqueda de gobernabilidad.
A continuación les compartimos el respectivo link para inscribirse a:
Los datos: bolsones de votos a conquistar
¿Cómo se comportan los votantes de un candidato que perdió? ¿Cuán traspasable es la adhesión de un abanderado a otro? ¿Cuánto ayuda una declaración formal de respaldo en el proceso? ¿Y cuán relevante es intentar lograr estos apoyos versus convocar a gente nueva?
Miércoles 15 de diciembre, 20:00 horas