Considerado uno de los mayores expertos extranjeros en historia y política colombiana, el historiador británico Malcolm Deas (82) aclara de entrada el contexto en que se producen sus declaraciones sobre el actual momento de Colombia. “El autor de estos juicios sobre la crisis del gobierno del Presidente Gustavo Petro no pretende tener ningún conocimiento íntimo de sus protagonistas ni de sus detalles. En este momento opina desde Oxford, Inglaterra, donde sigue su evolución en los medios y conversando con sus amigos colombianos por WhatsApp”, comenta a La Tercera quien fuera académico por casi cinco décadas de la Universidad de Oxford, hasta su retiro en 2008.
Pero Deas, en verdad, conoce bien la realidad de Colombia. El primer viaje del historiador británico a ese país fue en 1963 y desde entonces sus visitas han sido frecuentes. De hecho, entre 1990 y 1994 fue asesor en el diseño de políticas de reducción de la violencia durante el gobierno de César Gaviria. En 2008, el Presidente Álvaro Uribe le otorgó la ciudadanía colombiana, por su destacada contribución académica para la comprensión de la realidad nacional.
En junio de 2022, días después de la primera vuelta presidencial en Colombia, Deas comentó a este medio que tanto Petro como su contendor en el balotaje del 19 de ese mes, el empresario Rodolfo Hernández, eran “imprevisibles y populistas”. Pero el profesor emérito del St Antony’s College de la Universidad de Oxford ya advertía en esa ocasión: “Petro es muy narcisista y ahora está tratando de aparecer muy manso, moviéndose al centro para aparecer más respetable que Hernández. Vamos a ver”.
Tras su asunción en agosto de 2022, Petro se embarcó en una ambiciosa agenda de reformas sociales. Pero esta quedó en entredicho luego de la que muchos consideran la mayor crisis que enfrenta el primer presidente de izquierda de Colombia. El pasado 4 de junio, la revista Semana publicó una serie de audios de quien fue el embajador colombiano en Caracas, Armando Benedetti. En estos, el político no solo amenazó con divulgar polémica información sobre la campaña presidencial de Petro, sino que también sembró dudas sobre la manera en que esta fue financiada. Los audios iban dirigidos a la segunda implicada en el caso que ha puesto a tambalear al gobierno: Laura Sarabia, la exjefa de gabinete de Petro y a quien el presidente destituyó -junto con Benedetti- la semana pasada.
A juicio de Deas, la actual crisis política en Colombia pone en tela de juicio “la capacidad de Petro para gobernar”.
¿Cuán grave es este escándalo de escuchas telefónicas para el gobierno de Petro? ¿Pone en entredicho la gobernabilidad?
Es muy grave. Involucra directamente al presidente. Muestra por lo menos su incompetencia en dos nombramientos, la de la joven Sra. Sarabia como jefa del equipo presidencial y del Sr. Benedetti como embajador en Caracas. Con no más de 29 años, la primera no estaba a la altura de la tarea, y el muy controvertido Benedetti muy poco a propósito para un puesto tan delicado.
Pero este incidente no parece aislado. Varios escándalos han marcado los primeros 10 meses del mandato de Petro. ¿Qué razones explican tantas polémicas? ¿Petro tiene un problema de estilo en la gestión?
Este último incidente de una serie de escándalos y de confrontaciones confusas e inconsistentes pone como cuestión urgente la capacidad de Petro para gobernar y aumenta el montón de rumores sobre su comportamiento personal. Este incremento de sus dificultades debe ser visto en el contexto general de su llegada a la presidencia.
¿Y cuál es ese contexto?
Ni la centroderecha ni la centroizquierda lograron hallar candidato ni programa para la elección presidencial de 2022, y así llegó a ganar el persistente populista Gustavo Petro, exguerrillero del M-19, “primer presidente de izquierda elegido en Colombia”. Es cierto, el primero que reclama ser de izquierda, pero de lejos no es el primer progresista. El primero quien apostó fuerte sobre la paz fue Belisario Betancur. Progresistas importantes fueron Carlos Lleras, Virgilio Barco. Confieso que la frase me enoja, pero primero examinemos esa victoria. No fue aplastante. Petro ganó en segunda vuelta, en contra de otro populista de última hora, el desconocido Rodolfo Hernández. Tampoco tuvo el encanto de la novedad: largos años senador, y como alcalde de Bogotá un fracaso. En las encuestas desde su elección, su aprobación ha ido de modesta a baja ahora.
¿Cómo define a Petro?
Como guerrillero fue ideólogo, no combatiente. No le gusta el sector privado, pero propone llegar a acuerdos. La falta de precisión en lo que propone hace difícil esa tarea. Ciertos nombramientos han sido obviamente incompetentes. Y de vez en cuando siente la necesidad de hablar del pueblo y del cambio desde el balcón y marchar con el pueblo en la calle. Sin duda, narcisista. Muy difícil trabajar con él, dicen muchos que han intentado.
¿Hay riesgo de quiebre democrático?
Aunque me parece que Petro no ha elaborado una buena política de seguridad y que la “paz total” no sirve, sigue siendo el caso que las FF.AA. colombianas no tienen tradición golpista.
La agencia Bloomberg pronostica que Petro pasará de ser el líder de una revolución pacífica a un “pato cojo” que gastará su tiempo en defenderse. ¿Cómo lo ve usted?
Colombia nunca ha sido un país fácil de gobernar, hay que buscar consenso por la vía de coaliciones que son más difíciles de lograr con la fragmentación de los partidos. Sin embargo, la crisis actual no tiene precedentes. Petro parece incapaz de gobernar. Quedan tres años más de su mandato. ¿Va a aguantar eso, o va a pasar algo en el país donde se dice “aquí no va a pasar nada”?