Un café expreso, endulzado con un sobre de azúcar rubia. Un batido breve con la cuchara, un sorbo largo y Manuel Pellegrini (66 años) ya está listo para responder. Se le ve tranquilo, viviendo sus primeras semanas de cesantía en años. Vacaciones obligadas que continuarán en el sur de Chile, una zona que, dice, quiere conocer mejor ahora que tiene tiempo. Es el lado positivo de no tener trabajo o estar a la espera de la mejor oferta para seguir dirigiendo en las ligas más importantes. Si algo tiene el ingeniero, es paciencia.
¿Cómo explica su salida obligada del West Ham?
La única explicación es que esto es fútbol. Yo volví a Inglaterra a un desafío. Al West Ham, que normalmente pelea el descenso, pero que es muy grande. Mi intención era hacerlo crecer. Comenzamos bien; hasta el partido siete llevábamos una derrota. Desgraciadamente, tuvimos una lesión importante, del arquero (el polaco Fabianski), de cuatro meses. Y el rendimiento del segundo (el español Roberto Jiménez) no fue el esperado. Tuvo responsabilidad en varios goles. El equipo fue perdiendo confianza, se fueron negando los resultados y los dueños decidieron cambiar.
¿Cómo tomó el despido?
Primero me dolió. Es la primera vez en 20 años que no termino la temporada. En todos los clubes había terminado el año. En el Madrid no terminé mi contrato, pero sí la temporada. Llevaba 20 años sin parar a mitad del año.
¿Fue un problema suyo o de sus jugadores?
En el fútbol, lo primero que uno debe entender es que siempre tiene la responsabilidad. Se puede caer en esas rachas negativas. Los jugadores van perdiendo confianza y tú, como técnico, debes encontrar la solución. No siempre la encuentras y a veces no tienen paciencia en la dirigencia. Les ha pasado a Mourinho, Pochettino, Emery… Lo que pasa es que a mí nunca me había pasado.
¿Su punto más negro en el extranjero?
No lo veo así. Si hubiese terminado la temporada y mal, ahí sí. Pero uno no puede analizar una campaña cuando se te corta en menos de una vuelta. Lógicamente, si pregunta si es mi peor campaña en el extranjero, diré que sí. El año pasado terminamos décimos y quedé amargado. Primera vez que no clasificaba a una copa en Europa.
¿Con 66 años cuesta mantenerse vigente?
Ya tengo 31, 32 años como técnico. Eso de sentirse actualizado es un tema de preparación, nada más. Es la necesidad de aprender todos los días, estar vigente y dedicarle horas a tu profesión. Por suerte, he podido trabajar afuera 20 años seguidos. En ese aspecto, me siento vigente, en base al rendimiento y a mi preparación.
¿Ya tiene nuevos proyectos?
Es difícil en este momento plantearse un proyecto. Estamos en una época donde los clubes no saben lo que van a hacer. He tenido siempre la posibilidad de dirigir en países que he desechado antes. Tuve ofertas también de Sudamérica. Cosas que veré cuando llegue el momento oportuno. Lo que tengo claro es que no voy a tomar a nadie a esta altura. Así que hasta junio no voy a hacer nada.
Cuando dice Sudamérica…, incluye a Chile.
No.
Ok… Porque hace poco salió una entrevista suya a Telemundo donde se reconocía muy interesado en la Selección…
Esa entrevista salió ahora, pero yo no he hablado con nadie después de irme del West Ham. Esa nota la di hace meses, pero la tiran ahora y parece que yo llegué a Chile tratando de tomar la selección nacional, lo que no es cierto. Me parece una falta de respeto y una falta de ética con el técnico que está. Es como decir "ahora llegué, estoy libre y si echan al técnico, estoy yo". Lo primero que hice fue llamar a Reinaldo Rueda para darle una explicación. Lo que dije es lo mismo que he dicho siempre: si yo no tuviera equipo en Europa y estoy en Chile y la Selección no tiene técnico, feliz la dirijo. Ahora, no me gusta dirigir selecciones, porque al final es un trabajo administrativo donde uno ve a los jugadores tres veces al año, durante cuatro días.
¿Y cómo fue su diálogo con Rueda?
No hablé con él directamente. Conozco a una persona que conoce a Rueda y le mandé a decir que era todo mentira. Mi idea no es dirigir la selección chilena y no estoy vacante para hacerlo. Es su trabajo. Y si la ANFP no tuviera la capacidad de mantener a Rueda durante todas las Eliminatorias, quiere decir que su directorio no es serio. Y yo no trabajo con gente que no es seria.
¿Su mirada global del fútbol chileno?
No estoy muy al tanto, en realidad. Me parece que hay una serie de enredos, posiblemente por la situación del país.
Imagino que supo cómo terminó el fútbol en 2019, en el escritorio y derrotado por las barras bravas…
Lo analizo como ha sido el país en los últimos meses, desde octubre. Un desorden. Desgraciadamente, el fútbol también cayó en eso. No sé si solamente por lo que pasaba en el país o producto también de la mala conducción del fútbol nacional. Si usted me pregunta cómo se vio afuera, le digo que no dejó una muy buena impresión.
¿Qué le cuesta más… venir a Chile o partir?
Ninguna. Vengo a Chile feliz, porque tengo a mi familia y amigos acá. Es mi país y lo quiero. Por otro lado, me acostumbré a vivir solo en el extranjero. Tengo casa en España, aunque cuando termine mi carrera, la mayor parte del año viviré en Chile.
A propósito, ¿le gusta el nuevo Chile?
No sé si hay un nuevo Chile. Después hay que ver al Chile nuevo en relación al Chile anterior, para saber si mejoramos o empeoramos. La verdad, estamos en un período de incertidumbre. Lo que no me gusta es la violencia.
La frase de moda: Chile cambió. ¿Lo cree?
Tenemos que verlo después, con cifras reales, no con palabras. Si de verdad cambió, después de una demanda social muy grande. La gente no está contenta. Eligió a la Bachelet cuatro años y después eligió a Piñera cuatro años, pero él tampoco dejó contenta a la gente. Y se volvió a elegir a Michelle Bachelet. Y la gente tampoco quedó conforme y volvió Piñera…
Y ahora Piñera tiene un 6% de aprobación…
Ha habido una disconformidad reflejada en las elecciones. Si tú haces un buen gobierno, repites. No existe la reelección, pero sí puedes repetir la tendencia a la que representas. Si venimos siempre cambiando, es porque hay descontento. Vamos a ver si en el nuevo Chile al que se refiere se cumplen los requerimientos o no. Ahora, lo que no entiendo es la violencia. No puedo entender que se haya roto el Metro como se rompió. ¡Por la misma gente que usa el Metro!
¿Cómo explica esto a sus amigos en Europa?
Yo me preocupo y me informo siempre de todo lo que pasa en Chile. Mirando desde el exterior, reitero, si ha habido tantos cambios de gobierno seguidos es porque la gente ha sentido que algo no está funcionando…
¿Qué imagen genera Chile en el exterior?
Simplemente la de un país en el que parecía que estaba todo bien y de repente llegó a un grado de violencia inexplicable. Uno venía acá y veía un país bien, pero no cabe duda de que había un descontento, que lamentablemente se ha mezclado con violencia.
"El 95 por ciento de la gente no sabe qué es una nueva Constitución. Yo me incluyo. Mi idea es votar en abril, pero primero informarme exactamente de qué es lo que se está votando. Porque esto no es cambiar por cambiar".
¿Se polarizó el país?
Es probable. De verdad creo que la gente tiene derecho a protestar si las cosas no están bien. Por ejemplo, no entiendo que los remedios en Chile sean tres veces más caros que en España. Significa que algo no funciona en mi país. La clase política está muy cuestionada, más que todo por su falta de preparación. No sé si están realmente preparados para ser elegidos diputados y senadores, y discutir algo importante para que el país progrese. El sistema político está totalmente cuestionado.
¿Y usted es parte de los cuestionadores?
Sí, yo cuestiono el sistema político chileno. ¿Sabe por qué? Porque en Chile no hay vocación política para servir al país. Primero, porque en Chile los sueldos de los políticos son muy altos. En los países desarrollados, como Inglaterra o España, ganan menos que acá. Eso también te indica algo. Si en los países más ricos ganan menos, es claro que algo no funciona bien acá.
¿Son señales negativas?
Son negativas, porque hay diputados elegidos con el tres por ciento que no tienen idea de los temas que hablan. Por supuesto que hay un cuestionamiento y se ve en las encuestas. Tienen el dos por ciento de apoyo, el tres, gente que no está preparada para dirigir un país. Pero más que eso, cuestiono el sistema político por el fondo. Yo soy de derecha, tú eres de izquierda. Yo soy de izquierda, tú eres de derecha. Si estás en el gobierno, todo lo que haces es malo. Y malo, malo, malo, malo… ¡Cómo puede ser que todo sea malo! Después cambia el gobierno, ahora es de derecha y la izquierda dice "malo, malo, malo". ¡Nunca hay un proyecto para que realmente el país avance! ¿Qué es lo que quieren entonces? Ambición de poder… Si tú eres gobierno y yo soy oposición, yo quiero que tú te caigas, para yo ser gobierno y tener el poder. Así, el sistema no funciona.
¿Muchos estereotipos, también? El de derecha es pinochetista y no respeta los derechos humanos; el de izquierda es resentido y quiere exprimir al Estado…
Yo no creo que el de izquierda sea un resentido ni que todos los derecha sean pinochetistas….
Pero el estereotipo sí está instalado, ¿no cree?
Sí, es cierto, pero el punto es que hay gente que gobierna el país y que su misión es definir qué es lo mejor para Chile. Pero un sistema político, no solo en Chile, no funciona si realmente la vocación no es hacer crecer el país. Si mi única ambición es tomar el poder, voy a dirigir toda mi política hacia cómo tomar yo el poder. Si la ambición es que Chile crezca, la idea debe ser trabajar para que la vida de la gente mejore. Eso es lo que yo cuestiono. La oposición es muy importante, para que la gente que esté con el poder no se dispare, pero tiene que haber cosas claras, en común. Como el tema de los remedios que te decía.
¿Cómo cambiar eso? La ambición de poder siempre está.
Después de los problemas, me da la impresión de que los políticos se han unido más, porque entre ellos se han dicho: "¡Cuidado!". Porque sale un diputado o un senador de derecha a la calle y lo suben y lo bajan. Y sale el de izquierda y lo suben y lo bajan.
¿Es más difícil ser de derecha hoy en Chile?
En Chile es difícil ser político, porque hay una masa social que rechaza ambos bandos. Los de derecha y los de izquierda están siendo cuestionados en la calle. La gente que se atribuye la representatividad de esta masa social está equivocada, muy equivocada. Y se lo han demostrado en la calle a todo el mundo. No es un tema de derecha o izquierda aquí, es un problema de que no hay respeto, no hay valoración de las autoridades, porque desgraciadamente no se la han podido ganar.
¿Le gusta la idea de una nueva Constitución?
La parte política la terminamos aquí. Ya le di una idea general y espero que quede bien reflejada en la entrevista.
Ya, pero respóndame si aprueba una nueva Constitución y si va a votar en el plebiscito de abril…
El 95% de la gente no sabe qué es una nueva Constitución. Yo me incluyo. Mi idea es votar en abril, pero primero informarme exactamente de qué es lo que se está votando. Porque esto no es cambiar por cambiar. Por eso le digo que las personas que no saben y están en cargos donde se necesita conocimiento, han sido un gran daño para este país. Ahora, yo igual veo a Chile, en comparación con otros países de Sudamérica, bastante mejor. Por eso me extrañó que fuera tan explosivo todo el descontento.
¿Cuál es el rol del deporte y los deportistas en este escenario de ebullición social?
Para mí, y esto es una opinión personal, una de las grandes cosas que une a Chile es la selección nacional. Ahí da lo mismo si el del lado es comunista, pinochetista, de derecha o de izquierda. Si es católico o protestante. Entonces, todo lo que rompa esa unión es malo. Si todos los jugadores empiezan a dar opiniones políticas y se empiezan a meter en esos temas, malo. Todos tienen ideas políticas. Yo las tengo, no las he reflejado nunca y no las estoy reflejando ahora, porque espero que esta sea una entrevista seria. Soy absolutamente independiente. Pero para mí, ojalá se mantuviera la gente del deporte fuera de la política. Desune.
¿Cómo hubiese abordado el tema de los jugadores de la selección que no quisieron jugar el amistoso con Perú?
Para abordar un tema, tengo que estar adentro. Saber qué piensan los jugadores, una serie de condiciones. Una de las cosas importantes para mí, y creo que se lo he repetido unas cinco veces en la entrevista, es que se debe tener conocimiento. No puedo tener una opinión de cosas que no estoy viviendo, sin base ni fundamentos. Para mí, el conocimiento es fundamental en todas las actividades de la vida.
"Ya tengo 66. No puedo compararme con alguien de 50, al que le quedan más de 15 años de carrera. Eso no quiere decir que no estoy vigente. Me comparo con cualquiera, por mis resultados".
Han surgido nuevos entrenadores exitosos a nivel mundial. ¿Alguno que le guste más?
Hay una generación de entrenadores muy buena, que están alrededor de los 50 años, como Guardiola, Pochettino, Simeone, por nombrar algunos, que supongo van a dominar el fútbol por los próximos años.
¿Y usted se compara con ellos?
No me comparo con nadie. Hice mi carrera de acuerdo a mis expectativas y tuve la fortuna de cumplir….
Disculpe, habla de su carrera en pasado, como que ya fue…
No, no es eso. Lo que pasa es que ya tengo 66. No puedo compararme con alguien de 50, al que le quedan más de 15 años de carrera. Eso no quiere decir que no esté vigente. Me comparo con cualquiera de ellos, de acuerdo a mis resultados. Para mí el orgullo fue haber llevado al Villarreal a semifinales de Champions, a ser segundo y tercero en La Liga. Cuando llegue alguien y repita eso, fenomenal. Pero tú no te puedes comparar con el técnico del Barcelona, porque llega uno y sale campeón, va otro y también sale campeón y va otro y es lo mismo. En ese sentido, mi gran espina sigue siendo el Real Madrid.
¿La gran espina de su carrera?
Es que perder un campeonato con 96 puntos es muy difícil. Y yo tuve a Cristiano Ronaldo quebrado tres meses. Sin Cristiano, hicimos 96 puntos y 102 goles. Sácale a Cristiano a todos los técnicos que han sido campeones con él, o a Messi en el Barcelona… A ver hasta dónde llegan.
¿Todavía su prioridad es estar sentado en un banco o ya piensa en proyectos como director deportivo?
No, no, no… En la medida en que tenga un club que me motive, voy a seguir como entrenador algunos años más.
¿Se retiran los entrenadores?
Te retira la actividad, por lo menos desde el punto de vista competitivo. Si no tienes un club, no puedes seguir trabajando por más que quieras.
Un partido de fútbol en sus días de descanso, ¿lo ve como un hincha o siempre aparece el entrenador?
Lo veo como un espectáculo.
¿Pero a usted le cuesta dejar al entrenador en la pega y estar tranquilo en su casa?
Esta es una actividad donde no puedes nunca estar de vacaciones. Ahora, cuando estoy trabajando y veo un partido de fútbol, solo puedo ver a un equipo. No soy capaz de verlos a los dos. Entonces, si quiero ver al otro equipo, tengo que volver a ver el partido.
¿Y cuando ve al equipo del cual usted es hincha? Me refiero a la U, complicada con lo del descenso.
El hincha siempre quiere ver ganar a su equipo. Después uno ve si el equipo juega mal o bien.
¿Y a usted le queda algo de hincha?
Creo que lo he perdido un poquito. Porque al final, ¿hincha de quién soy? Del equipo de turno en que trabajo. Me he movido tanto por todas partes, que he ido perdiendo un poco esa sensación.
En el fútbol hay que tener mucha pasión. ¿La tiene?
Sí, totalmente. Por suerte, eso no ha cambiado para nada. Si estoy aquí es porque me gusta el desafío semanal, la adrenalina previa a un partido. Son cosas que uno echa de menos cuando no las hace.
Lo pregunto porque siempre se le ve como una persona muy seria, fría, que nunca dice un garabato...
Yo fui una persona muy temperamental, especialmente de jugador. Siendo técnico también partí con un estilo muy temperamental, hasta que terminé mi etapa en Universidad Católica. Ahí me autoanalicé, porque no estaba contento con mi carrera: con la U no me había ido bien, con Palestino hice una muy buena campaña, con la Católica también, pero no logramos el título. Algo me faltaba. Y concluí que lo que necesitaba era ser más frío y entender más que el rol como técnico es llevar a un jugador a su máximo nivel de acuerdo a sus condiciones y no pretender que todos sean Messi. Trabajé mucho el manejo de mis emociones. Si tomas una decisión bajo una emoción, la probabilidad de que la tomes bien es baja. Esa frialdad que proyecto es justamente producto de una experiencia, obligándome a entender que la gente comete errores, que se debe tener siempre la cabeza fría. Así fui forjando una personalidad que es absolutamente diferente a la mía. Y creo que ha sido tremendamente útil en mi carrera.
¿Es decir que el Pellegrini entrenador es muy distinto al Pellegrini más casero?
Distinto, sí. Y el de los entrenamientos también es distinto al de los partidos. La influencia del técnico en un partido es mínima. En la semana estoy más encima, apurando a los jugadores…
Es más gruñón…
Por supuesto. Hay que ser así en los entrenamientos, hay que tener una autoridad tremenda, exigir mucho, ser pesado, para poder darle al equipo una mecánica. Durante un partido no saco nada con salir reclamando contra un jugador, porque significa que tú no estás bajo el control de tus emociones. Si alguien me considera frío, es por falta de conocimiento sobre qué es un técnico de fútbol.
¿Cuándo fue la última vez que tomó una decisión llevado más por las emociones?
No recuerdo la última vez que me dejé llevar por las emociones. Ya son más de mil partidos dirigiendo. Yo tuve que cambiar mi personalidad, porque justamente cometía errores producto de esa forma temperamental.
¿Su momento más feliz como DT fue en Málaga?
Es injusto comparar, pero en Málaga se juntó también un cariño tremendo de la gente. Ahí tengo mi casa en España. Voy para allá y la gente me adora, hay una rotonda con mi nombre, mi padre se murió estando yo allá y todo el estadio coreó mi nombre. Son emociones que te dejan mucho. Por eso siempre me río con esa frase de Mourinho de que él no se habría ido a Málaga. Para mí fue la mejor decisión de mi vida.
Mourinho juega mucho a expresar emociones…
Tiene una personalidad distinta a la mía, que también ha ido variando con sus últimos resultados. Lo echaron del Chelsea, del Manchester United… No puedes tener la misma personalidad a los 45 y a los 55.
¿Se siente más valorado fuera o dentro de Chile?
En los dos lados. Afuera por todos los premios y logros que he conseguido, por los clubes en los que he dirigido. Y en Chile, cada vez que vengo, la gente me entrega cariño en todas partes. Me felicita, me pide fotos. Yo, al menos, soy feliz con lo que he hecho.
¿Cómo maneja el tema familiar a distancia?
Nosotros somos una familia muy grande. A mí me ha tocado estar un poco más distante. Una cosa es la parte familiar de los hermanos y otra es la parte familiar personal. He tenido la fortuna de tener una señora brillante, que ha sabido llevar este distanciamiento. He tenido tres hijos que son muy amigos entre ellos. El fútbol los ha unido. A lo mejor me separé un poquito de ellos, en una edad importante (12, 15 y 17 años), pero todo lo que pude haberles dejado de dar estando cerca de ellos, se los di a través de una actividad. Mi familia ha sido fundamental.
¿Nunca se ha sentido solo en Europa?
Siempre me he sentido solo, porque estoy solo. Y una forma de llevar esa soledad ha sido dedicarle mucho tiempo a mi actividad. Me he perdido muchos momentos familiares, pero en la vida todo tiene costos y beneficios. Si no estás consciente de que te vas a perder algo por lograr algo, es muy difícil que alcances esa meta. Pero vivir solo es algo muy difícil, te exige mucha preparación.
¿Tiene enemigos?
No me he sentado a analizarlo y no veo por qué debería tenerlos.
Se ha dicho que Mourinho es su enemigo…
Mourinho nunca ha sido enemigo mío. Nunca. Él tiene su manera de ser y yo la mía. Él hizo declaraciones y yo no quise responderle, para no generar otra respuesta. Pero enemigo, alguien que te desea el mal, creo que no tengo. Ahora, sí sé que hay mucha gente que no está de acuerdo con lo que digo y hago.
"Le temo a muy poco. Mi personalidad es así. Cuando me pusieron una pistola al frente, no tuve miedo. Estaba en shock, traté de defenderme…, pero no, no tengo temor. La vida es para vivirla".
¿Orden público o agenda social?
Todo debe ir de la mano. En el momento en que se pierde el orden, se produce el caos. La gente tiene todo el derecho a manifestarse, sin violencia. Decir que las cosas no se están haciendo bien. Y hay una clase política que tiene una responsabilidad sobre eso.
Hace no mucho usted vivió un episodio traumático en Chile, cuando lo asaltaron con pistolas… ¿Eso no cambió en nada su visión del país?
Nunca reflejaría una acción individual en una cuestión general. Eso me podría haber pasado en Inglaterra, en España o en cualquier país…
¿No anda con temor por la calle?
Ese fue un episodio que me pasó a mí, muy desagradable. Yo sí veo que anda gente con temor, por todo lo que está pasando, porque se están produciendo hechos que generalmente no se producían.
¿Y usted?
Uno es parte de la sociedad y si lee en los diarios que pasó esto, o lo otro, por supuesto que se puede tener algo de temor. Pero, por suerte, soy una persona que no tiene temor de nada. Sí deseo que el país se encauce de una manera en que se pueda mejorar. No en base a la destrucción y a la violencia, sino a la preparación de una clase política que pueda acoger las necesidades de la sociedad.
¿De verdad no le teme a nada?
A muy poco. Mi personalidad es así. Cuando me pusieron una pistola al frente, no tuve miedo. Estaba en un estado de shock, traté de defenderme…, pero no, no tengo temor. Creo que la vida es para vivirla y no para temerla.