“Que se vayan a dar una vuelta al barrio o vayan a mirar lo que hacen las derechas europeas”, desafía el abanderado presidencial de RN y el PRI, Mario Desbordes, a quienes -incluso desde su propia colectividad- lo acusan de sufrir una suerte de “izquierdización”. Y no se detiene.
“Hay un sector de la centroderecha que quiere el monopolio del timbre de lo que es ser de centroderecha”, sostiene, al tiempo que enfatiza que su razón de ser candidato –incluso más que ganar las primarias oficialistas del 4 de julio- es plantar la bandera de la derecha social.
¿Lo desvelan las encuestas?
Nada. Cero. Primero, los mismos encuestadores han reconocido que no predicen nada respecto de las primarias. Dos, esta elección tiene dos tiempos: primer tiempo, el 11 de abril con la elección de gobernador regional, constituyentes, concejales y alcaldes. Recién en mayo empieza la primaria. Miro las encuestas obviamente y tengo que con humildad reconocer que hay que remontar. En julio, cuando entré al gobierno marcaba muy bien, y por eso estuve dedicado 100% a ser ministro de Defensa y, por lo tanto, desaparecí de los programas masivos, bajé en las encuestas, eso es así.
Hay quienes plantean que usted resignó su capital político al entrar al gabinete. ¿Fue un sacrificio, un error? ¿Cómo lo ve ahora?
Es la contribución que uno tiene que hacer a un proyecto colectivo. El Presidente me pidió que lo acompañara pensando en el primer aniversario del 18 de octubre y en el plebiscito del 25 octubre. Había agoreros que decían que si el Apruebo sacaba sobre el 70% iban a ir a La Moneda a pedir la cabeza del Presidente e iba a caer el gobierno. Esa era la tesis de varios y era importante tener al guaripola del Apruebo en la centroderecha, en la foto esa noche. Eso es así. No está en discusión. Y yo me dediqué al Ministerio de Defensa 100%. No iba a actividades en terreno fuera del área militar, no me desplegaba en medios regionales porque entendí que el cargo requería una dedicación y un cuidado muy especial. Así que fue una contribución a la causa.
A pesar de haber sido proclamado en RN, una parte de su partido no respalda su candidatura. ¿Se resignó a no tener al 100% de su partido detrás suyo?
Es la historia de RN. Le pasó a Piñera en 2005. Lo mismo pasó en 2013. Pero es la historia de RN, la mayoría del partido me apoya, la mayoría de los alcaldes, concejales, cores, diputados, senadores. Y con eso es suficiente. No me voy a complicar por eso. Además, tengo el apoyo de un partido que es más pequeño, pero no hay que mirarlo en menos, el PRI. Con eso basta y sobra. Y ojo, que esto no se va a ganar solo dentro de los partidos.
Algunos en RN han manifestado que quieren apoyar a otro candidato: Sebastián Sichel. ¿Es partidario de sanciones a quienes promuevan el nombre de Sichel?
Lo mismo que hizo Sebastián Piñera en su minuto: no hubo libertad de acción. Lo mismo que hizo Andrés Allamand: no hubo libertad de acción. Uno sabe que estar en un partido político tiene cierto compromiso y si soy colocolino no me voy a ir a instalar a la barra de la U. de Chile. Sería una incoherencia. Pero en lo personal no me voy a pelear con nadie: el que quiere apoyar a otro candidato, tendrá que él explicar por qué lo hace. Sé qué les molesto a algunas personas en Renovación que me han tratado hasta de izquierda porque querían el partido chiquito, ordenado, muy conservador, que siempre esté pensando en mantener el statu quo. Nosotros hemos propuesto una cosa distinta y eso incomoda.
¿Qué les dice -entonces- a quienes le enrostran que usted no es de derecha?
Que se vayan a dar una vuelta al barrio o vayan a mirar lo que hacen las derechas europeas. Hay un sector de la centroderecha que quiere el monopolio del timbre de lo que es ser de centroderecha. Y eso pasa por adherir a una sola visión. Yo respeto esa visión y lo que exijo es respeto para otra visión que representamos otros liderazgos. No son solo dos las vertientes de centroderecha. Creo que lo más importante hoy día es que el partido mejor evaluado y con menos rechazo consolide junte al PRI un polo de centroderecha con fuerte vocación social, consciente de la urgencia del crecimiento, de la creación de empleo, pero también con políticas públicas potentes en materia social.
El oficialismo ha parido varios candidatos. ¿Hay diferencias ideológicas entre ustedes?
Hay diferencias sustantivas ideológicas. Hay destacadas economistas que me han dicho que cuando nosotros hablamos de solidaridad, se les erizan los pelos de los brazos. Hay un sector de mi coalición que prefiere seguir hablando solo de economía de mercado y me parece legítimo. Hay diferencias que son más de fondo. O sea, pensar que solidaridad es un concepto de izquierda muestra que hay diferencias tremendas. Creo, en lo personal, que una mirada de lo que ha pasado en Chile en los últimos dos años hace imperativo que tengamos capacidad de avanzar hacia una centroderecha en general con bastante más capacidad de reconocer los problemas. Porque hay un sector de la derecha que cree que está todo bien. Que lo que pasó en octubre de 2019 es todo ficticio. Que hubo solo violencia, porque estaba dirigida por una izquierda y un marxismo internacional. Y las miles de personas en las calles eran títeres o eran personas que salieron de irresponsables no más. Ya nos pasó el 2011. Por supuesto que hay gente que se incomodó por lo que se vivió en octubre de 2019 y yo creo que hay gente en mi sector que todavía no calibra lo que pasó. Que todavía no entiende lo que pasó, que no entiende la profundidad de lo que pasó, aun con el golpe que le significó el resultado del 25 de octubre, aplastante, todavía hay gente en mi sector que tiene una venda en los ojos y que no quiere reconocer que este país de verdad o cambió o exige que cambiemos en muchas cosas y no está disponible para cuestiones cosméticas. A partir de nuestras ideas tenemos que ser capaces de lograr esos cambios.
Uno lo escucha y –la verdad- Lavín tiene una mirada parecida. Habla de un gobierno de unidad nacional y de integración social; Briones era del sector “palomas” del gobierno; Sichel ni qué decir, viene de la vereda del frente…
Lo primero, yo puedo anunciar muchas cosas en el titular, pero la bajada de los demás candidatos no la conozco. Este partido y esta candidatura ya han hecho la bajada en los temas. Tenemos una propuesta de salud concreta, revisable. Tenemos una propuesta de reforma a las pensiones sobre la mesa. Tenemos propuesta para solucionar los problemas del CAE. Le guste o no le guste a la gente, es una emergencia para miles de chilenos. Tenemos propuestas en muchas áreas que están ya sobre la mesa, pero además de eso mucha gente dice: “Mire, yo voy a hacer tal cosa”. Pero cuando el país crujió… yo por lo menos puedo decir… hay muchos de los candidatos que sí, que sí estuvieron, perfecto, no es una crítica a todos, pero yo tengo la tranquilidad de que puedo decir: “Compadre, sí, cuando hubo que ponerse de acuerdo, cuando hubo que lograr unidad nacional, ahí estuve”. Y nadie va a desconocer que fui un actor relevante en lograr un gran acuerdo cuando el país está en un momento crítico. Ahí estuve cuando la gente nos salió a pedir con razón mejores pensiones, con una propuesta. Cuando nos pidieron mejor salud, hicimos la propuesta. Entonces, por lo tanto, en la biografía corta yo puedo mostrar que sí he estado, que sí he propuesto, que si he cruzado la vereda y he dado la mano, que sí he logrado acuerdos y que sí he planteado soluciones. O sea, no es solamente el “Yo voy a promover un gobierno con vocación social”. En qué consiste eso.
A usted se lo encasilla en lo que se denomina derecha social. ¿Le acomoda el término?
Es un concepto que en Chile tiene papá: Manuel José Ossandón. Se instaló, por lo tanto, me parece que identifica más o menos a la gran mayoría del partido. Ahora, yo recojo el guante de la crítica que nos hizo en su minuto Pablo Ortúzar, Claudio Alvarado cuando nos decían: “Bonito el titular. ¿En qué consiste esto de la derecha social?”. Y en eso estamos trabajando ahora. Ya tenemos propuestas sobre la mesa, vuelvo a insistir: CAE, pensiones, salud. Esas propuestas marcan el qué entendemos por derechos sociales. Cuando yo hablo de un plan universal de salud, no es solamente una respuesta burocrática. Hay cuestiones de principios involucradas. Cuando planteo una reforma de pensiones y defiendo la capitalización individual como elemento central del sistema de pensiones, pero al mismo tiempo incorporo un componente solidario, también estoy haciendo una declaración de principios. No es solamente una respuesta mecánica, tecnocrática. Hay detrás también una declaración de principios. Lo mismo pasa con la propuesta del CAE. Entonces, además de todo eso, ahora estamos con el equipo de trabajo programático construyendo las propuestas en cada área, que tengan esta impronta de lo que se llama hoy día derecha social. No basta la mirada económica. Hay que agregarle una mirada más social. Estamos en eso, se está construyendo, aparte de las propuestas concretas que ya tenemos, que creo que somos la única campaña, la única candidatura que tiene propuestas concretas. Hay dos elementos centrales: el amplio concepto de lo que es la economía social de mercado, y esa es la matriz. Y el segundo concepto es la solidaridad. Esos son los elementos diferenciadores entre un partido popular de España y el ala del ‘Tea Party’ en el Partido Republicano. Ese es el elemento diferenciador entre la Democracia Cristiana Alemana hasta el día de hoy respecto de lo que son las derechas neoliberales, por ejemplo. Esos son los dos conceptos que sirven de piedra angular para la construcción de todo el resto de las propuestas.
Ustedes como candidatos oficialistas obviamente representan una suerte de continuismo del gobierno del Presidente Piñera, ¿o no? ¿Qué se va a hacer distinto de lo que hizo el Presidente Piñera?
A mí me hubiera encantado que recogieran lo que planteé en La Tercera el 2018. Que pensáramos en este como el primer gobierno de Chile Vamos, de varios gobiernos de Chile Vamos, y no que pensáramos en este como el segundo gobierno de Sebastián Piñera. Lamentablemente, dos tercios de quienes están en cargos en el Ejecutivo piensan más en el segundo gobierno de Sebastián Piñera y no han logrado internalizar lo que significaba que fuera el primer gobierno de Chile Vamos para construir una propuesta de continuidad razonable. Lamentablemente. Pero si a la ciudadanía esta es la coalición mejor evaluada. Lo que le vamos a plantear es un segundo gobierno de Chile Vamos. Recogiendo lo bien que se ha hecho en muchas áreas en el gobierno del Presidente Piñera, y siendo autocríticos, y sinceros con la ciudadanía para contarles cómo vamos a mejorar en aquellas áreas en donde no logramos lo que habíamos propuesto. Incluso, desde mi visión, haciendo propuestas en algunos casos distintas a lo que se planteaba incluso en el programa original del Presidente Piñera.
¿Confía en la prescindencia del gobierno en el proceso de definición del candidato oficialista?
Espero que de aquí en adelante haya prescindencia. No quiero entrar en detalles. Pero hasta ahora el gobierno no fue prescindente. Espero que de aquí en adelante haya prescindencia total. Que no nos obliguen a criticar a nuestro gobierno.
¿En qué está su relación con el Presidenta ahora? ¿Ha hablado con él?
No converso con el Presidente desde diciembre.
¿Desde que dejó el gobierno?
Sí, pero no tengo problemas con el Presidente, no tengo ningún problema con él. Entiendo que él no tiene problemas conmigo y yo necesito libertad para trabajar como candidato y para decir las cosas que pienso, como las decía en julio, cuando entré al gobierno.