La economista Mercedes Aráoz ha jugado un rol importante en la política peruana de estos últimos años. Su nombre tomó fuerza durante el gobierno aprista de Alan García, en donde ocupó cargos en el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, luego el de Producción y, finalmente, el de Economía y Finanzas.
Posteriormente fue una figura clave en la campaña de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en 2016. Tras la victoria, Aráoz fue elegida miembro del Congreso representando al partido político Peruanos por el Kambio. Un año más tarde fue nombrada presidenta del Consejo de Ministros y, después de la renuncia de Kuczynski en 2018, se convirtió en la vicepresidenta debido a que Martín Vizcarra, el otro vicepresidente, asumió la presidencia.
Después de que Vizcarra disolviera el Congreso, de mayoría opositora y fujimorista, la respuesta del Legislativo no se hizo esperar y la nombraron “presidenta en funciones” tras “suspender” al mandatario. Sin embargo, al día siguiente renunció a la vicepresidencia y declinó en encargarse de las funciones presidenciales.
Actualmente se desempeña como académica en el centro de investigación en la Escuela de Gestión Pública en la Universidad del Pacífico y trabaja en directorios globales. En conversación con La Tercera, Aráoz analiza la crisis que vive Perú luego de que el Presidente Pedro Castillo disolviera el Congreso, motivo por el que fue destituido y detenido.
¿Cómo ve usted la situación política del país?
Felizmente la solución del tema fue dentro del marco constitucional. Todas las instituciones, desde el Poder Judicial, Tribunal Constitucional, la Fiscalía, el propio Congreso y las Fuerzas Armadas salieron a la defensa de la Constitución y ha sido hasta este momento incruento. No veo violencia. Hay algunas marchas, pero son pequeñas, no son grandes. Y bueno, todo ciudadano tiene derecho a manifestarse, a no estar de acuerdo y lo que hemos encontrado con la nueva Presidenta constitucional es que hasta ahora su rol ha sido tratar de conversar con todas las fuerzas políticas. Está pidiendo una tregua que creo que es saludable y ojalá este gabinete permita hacer una transición democrática que permita hacer algunas reformas que nos ayuden a minimizar los riesgos de tener esas circunstancias tan terribles como las que hemos estado viviendo en estos últimos años.
Lo que vivió Perú esta semana parece una historia repetida en los últimos cinco años…
Lo que le pasó a PPK fue que lo llevaron a la renuncia, creo que fue un mal manejo del Congreso en su conjunto. Particularmente las fuerzas opositoras que quisieron sacarlo y perdieron la oportunidad de hacer un diálogo donde hubieran sido ganadores. Estas fuerzas jugaron con las herramientas que son de último ratio, que es esto del voto de confianza y el tema de la vacancia. Luego, con lo de Martín Vizcarra ya habíamos empezado con las amenazas de abrir y cerrar el Congreso y ahí entramos en este juego perverso. Y Vizcarra sembró mucho resentimiento hacia los actores políticos. Mal también de su parte, porque él jugó al político populista que quería otra vez tener la posibilidad de gobernar sin controles, sin fiscalización. Luego de que ellos, estos rivales políticos, habían sido sus socios para hacer caer al presidente cochino. Lo que pasa es que se vendió muy bien popularmente, pero lo que él hizo fue lo mismo que hizo este señor Pedro Castillo de cerrar el Congreso de manera inconstitucional. Lo que ha pasado ahora es más grave, porque el señor Castillo ni siquiera tenía los dos votos de confianza denegados. En segundo lugar, yo creo que básicamente tenía temor a ser vacado y lo hizo como muy improvisadamente, no había conversado con las fuerzas del orden, atacó a las fuerzas, al sistema de justicia como un todo. En fin, se creó esta historia de victimización cuando ya era evidente que tenía todos los delitos habidos y por haber. Hay que ser muy prudentes, pero él polarizó demasiado al país, generó mucho desorden, no había políticas públicas ni gestión pública posible en esas condiciones.
¿Cómo evalúa su gestión? Porque para muchos de sus partidarios no lo dejaron gobernar…
Es falso que haya gobernado siquiera. Las interpelaciones que son normales en cualquier gobierno, pero tener más de 80 ministros interpelados en un año y cuatro meses, cambios de viceministros, directores generales, llenar el Estado de funcionarios ineptos y sin capacidades, no hay dirección de políticas públicas, no hay forma de hacer gestión de esa manera. No es porque lo interrumpiera el Congreso. Este Congreso ha sido medio torpe, está fragmentado. Es un Congreso donde además él ha conseguido votos comprados con prebendas. ¿Entonces, qué pretende? Yo critico al Congreso, pero no porque alguien haya entorpecido su gestión, sino porque ha sido muy ineficaz para su fiscalización y muy ineficaz para lograr un acompañamiento adecuado de políticas públicas, una ineptitud también total. O sea, lamentablemente la clase política del Perú hoy día está en una situación muy dañada. Parte del problema es la no reelección y estos cambios del tercer Congreso que tenemos en siete años y que no tiene reelección, entonces van llegando políticos que no tienen ningún entrenamiento político, además con partidos políticos muy debilitados y que tampoco tienen muchas habilidades y conocimientos técnicos.
La clase política se encuentra muy cuestionada en el país…
Efectivamente, es una clase política que no responde a la necesidad del país que es resolver temas de pobreza, de la salud pública, las pensiones, reducir la informalidad, corregir los problemas y falencias que tiene la descentralización. O sea, no estamos corrigiendo los problemas y ese señor Castillo no se preocupó siquiera de hacerlo. En temas de comercio tampoco. En temas de justicia menos, porque hay un montón de temas de justicia que son relevantes. Teníamos personas investigadas en cada sector, en vivienda, en transporte, en salud pública, todos eran asuntos de repartición, de prebendas políticas. Para ser ministro bastaba con tener un pergamino muy malo de historial criminal y ser parte de algún partido político aliado entre comillas, pero con intereses subalternos.
Se ha hablado mucho del adelanto de las elecciones, ¿cree que ese sea el camino para salir de la crisis?
Si lo repiten es porque la gente está muy molesta y enojada con el accionar de parte de la clase política actual. Y lo entiendo. Pero tenemos que entender que para que las cosas funcionen no podemos con una varita mágica cambiar a la gente y creer que vamos a traer al salvador. Es un error muy grave. Claro que hay que hacer reformas políticas antes de llegar a un proceso electoral nuevo. Creo que hay que hacer un proceso por lo menos de algunas reformas mínimas, sobre todo en lo político, para que haya los balances correctos. Pero si no se hace, lo que vamos a tener es a Antauro Humala, que es el hermano del expresidente Ollanta Humala, que es un hombre recién salido de la cárcel después de matar a policías y que no está rehabilitado, ni se arrepiente de lo que ha hecho y que vendría a generar más violencia y polarización en el país.
¿Cuál puede ser un camino para que Perú en el fondo logre una mayor estabilidad política?
Poniéndonos en la realidad actual, es clave que el primer ministro tenga pies a tierra, que sea muy pragmático y que sepa conversar con las fuerzas políticas y probablemente va a tener que abrir la cancha a las fuerzas políticas, para que haya personas de izquierda y derecha que comulguen con unas políticas básicas y que sepan negociar para hacer alguna de esas reformas que son claves para la estabilidad económica. Tiene que tener un buen ministro de Economía y un buen canciller también, para que pueda ser capaz de explicar a la comunidad internacional el fenómeno de un refrescamiento político del Perú, que es un proceso de transición que es hasta el 2026 -el tiempo que termina su mandato-, porque así lo marca la ley. Tampoco podemos decir que se vayan todos y que no cumpla la ley, pero sobre su mandato, aunque todavía no es muy legítima, su posición tiene que cumplirse en la medida de lo posible, pero entendiéndolo como un proceso de transición. Entonces eso significa que todas las fuerzas políticas tienen que madurar realmente, porque si no, nos llevan al despeñadero.
Usted mencionó recién que el mandato de Boluarte no es legítimo, ¿a qué se refiere?
O sea, es legítima, es legalmente correcta, está constitucionalmente elegida. Probablemente hay gente que dice no es legítima, porque ya es parte del espectro de políticos que tiene el país y queremos que cambien todos. Es cierto que es parte del espectro político, que tenemos dudas de ella también, porque hay indicios de que estuvo vinculada con Dinámicos del Centro (organización criminal enquistada en la Dirección Regional de Transportes y Comunicaciones del gobierno regional de Junín que se habría financiado a través de la emisión de licencias de conducir) y hay indicios de que cometió actos reñidos con su mandato como ministra. En fin, podemos tener dudas, pero creo que es una señora que puede ganar más legitimidad con el pueblo si promete un camino. ¿Cómo se la gana? Básicamente explicando la necesidad de que este proceso dure un tiempo más. No sé si los tres años o cuatro años, pero que dure un tiempo más y que nos permita retomar una senda de estabilidad económica y social y política que es urgente para el país.
Pese a los esfuerzos por llevar a la justicia a los políticos acusados de corrupción, este sigue siendo un factor clave en la política…
Creo que parte de algunas de las reformas que vamos a tener que hacer parten de fortalecer a la Contraloría, que sea una de análisis de riesgo y contribuya a que se distinga entre lo que puede ser un error administrativo y un error de corrupción. Y que no se les pasen los elefantes, porque también los elefantes se les han pasado. Entonces los grandes problemas no han sido detectados por la Contraloría, Ese es uno. Creo que tenemos que tener una prensa libre, independiente. La libertad de expresión es importantísima y la libertad de investigación que tiene la prensa es fundamental. Muchas cosas se han conocido gracias a la prensa. Si hay delitos, hay que señalarlos, pero tampoco hay que judicializar la política. Lo que ha pasado desde este fenómeno Odebrecht es que toda la política se trata de acusaciones, sale un documental de la prensa, cualquiera que este sea, y a veces la Fiscalía abre una investigación y uno dice que se necesita un poquito de sentido común para poder hacer esa investigación. Lo he visto con colegas, amigos, conmigo misma, no hay nada que investigar en este caso. Entonces evitemos eso, porque acusaciones siempre ha habido, o sea, en todos los políticos siempre aparece algo porque no eres perita en dulce cuando eres político. La Fiscalía tiene que jugar en la prudencia también. Lo mismo que el Poder Judicial. Todos los actores políticos, jurídicos tenemos que jugar con prudencia para no hacerle daño a la política.
Usted fue vicepresidenta, al igual que Dina Boluarte. ¿Le podría dar algún consejo?
No me siento como para dar consejos, porque no tuve mucho éxito tampoco en algunas cosas. Pero aprendiendo de las lecciones es que busque los consensos políticos, es lo más importante. Sin consensos políticos es bien difícil llevar a cabo políticas públicas. Y los consensos no solamente son los partidos políticos, los gobiernos regionales y locales, son también los ciudadanos. Entonces tiene que explicar muchas cosas. Que evite el mensaje divisorio que ha tenido el partido del cual ella proviene (Perú Libre). Ella también participó en esas divisiones. Creo que ha hecho bien, ahora habla todos los días con la prensa. Eso es buenísimo. Pero ahora ella tiene que prepararse un poquito más, vi que ella dudó cuando le hablaban de los temas, de si había o no el tema de una posibilidad de extradición. Si no sabe la respuesta, preferible decir no puedo contestarle, no sé cuál es la respuesta correcta, consultaré con mis asesores. Pero no cometa errores de querer opinar en todo, porque no le va a servir. Me ha pasado. A la señora Boluarte le pasa lo mismo que a mí. Yo no tenía un partido, no tenía quien me diera un soporte. Entonces, por eso es necesario buscar los consensos. Yo creo que lo mejor que haría la señora Boluarte es hacer las reformas y eso demora un poco más de un año, porque necesitaríamos por lo menos dos legislaturas y un análisis serio de las propuestas.
¿Cómo evalúa el cambio de Constitución que algunos sectores están pidiendo?
Algunos capítulos de la Constitución probablemente van a tener que ser cambiados. El más débil es la parte política, no lo económico, porque lo que querían hacer es un cambio hacia una economía de no mercado. Entonces lo que estarían haciendo es revertir el lado bueno de la Constitución, que podría mejorarse, no hay duda, pero si es cambiarlo para hacer una economía con alta intervención del Estado, el Perú no va para eso. El éxito de Perú en los últimos 20 años no fue de casualidad, fue porque se hicieron políticas públicas dentro de un marco constitucional que funcionaba. Entonces creo que ese no es el lado, el de la reforma política sí. Y quizás eso es lo que faltaba, un mea culpa de todos los políticos, de todas las épocas, que durante estos 20 años no se atrevieron a hacer esas reformas, y cuando hubo alguna intentona fue hecha con un acto de prepotencia, como fue el caso de Vizcarra, que quiso que se hiciera exactamente lo que él proponía o lo que eran cuatro funcionarios inteligentes, probablemente, pero nunca le puedes decir al Congreso tienes que hacer lo que yo quiera, puede decir negociemos, conversemos porque esto es mejor que lo tuyo, eso sí, pero nunca imponer.