Rocío Aguirre (34) conoce bien las tareas que deberá cumplir este domingo: llegar al local de votación a eso de las 7.30, completar los formularios que acreditan la conformación de su mesa y, luego, a las 8.00 en punto, tomar un voto, ingresar a la cámara secreta y transformarse en una de las primeras personas del país en sufragar en el plebiscito que hoy se realiza a nivel nacional.
Como vocal designada por segunda vez en el Colegio Compañía de María, en Providencia, la licenciada en Letras no solo será testigo privilegiada de este hecho histórico en el país, sino que, además, trabajará a pasos de una de las mesas que los expertos electorales seguirán con atención por la relevancia -y escaso margen de error- que tuvieron en la segunda vuelta presidencial, que en diciembre de 2017 enfrentó al excandidato Alejandro Guillier con el actual Presidente Sebastián Piñera.
Con un padrón de 318 votantes, la mesa 237 de este tradicional recinto educacional de calle Seminario es, según estudios y análisis electorales, una de las primeras del ranking nacional de mesas que acertaron casi en un 100% al resultado eleccionario de 2017, cuando solo dos candidatos entraron en disputa por llegar a La Moneda. Con un error mínimo por cada voto válidamente emitido -que llega al 0,003%-, este y otros lugares de votación del país son una fuente de información que podría entregar luces sobre cómo se desarrollará el proceso del domingo.
Kenneth Bunker, cientista político y director de Tresquintos, empresa de análisis y pronósticos electorales que realizó junto a TVN un estudio electoral, asegura que el análisis de cada mesa de votación en particular “es un ejercicio teórico de entender qué tan diferente es el plebiscito de una elección en comparación con todo el resto”.
Es un ejercicio silencioso, pero expandido. A las 20.00 de este domingo, mientras la mayoría del país empezará a ver las imágenes de los locales de votación contando a viva voz las papeletas y esperará la carga de las primeras cifras oficiales del Servel, diversos grupos de analistas electorales -tanto de la academia como de los partidos políticos- dirigirán sus miradas a locales y mesas de una forma mucho más precisa. Buscarán lo que ellos denominan las “mesas clave”, esas que -por sí solas o combinadas- pueden revelar, apenas unos minutos después del cierre de los sufragios, las grandes tendencias numéricas de este plebiscito.
Pulso electoral
Además de la mesa 237 del Colegio Compañía de María, el Liceo Elvira Sánchez de Garcés, de la comuna de Mostazal, en la Región de O’Higgins, es otro punto de interés, al igual que el Liceo Técnico Carlos Alessandri Altamirano, en la comuna de Algarrobo, Región de Valparaíso. Ambos recintos educacionales tuvieron un escaso margen de error, lo que las posiciona dentro de las mesas más representativas.
En la vereda opuesta, según el análisis de Tresquintos, también existen mesas que registran porcentajes de error elevado, lo que las transforma en poco confiables a la hora de realizar mediciones y pronósticos sobre el avance y resultado del plebiscito. Entre estos locales y mesas se encuentran las ubicadas en la zona oriente de la capital. En específico, en la comuna de Lo Barnechea, cuyo margen de error es uno de los más altos del país (sobre un 40%) y, por ende, el menos representativo para realizar pronósticos en esta votación.
Es una práctica con historia. Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca y uno de los expertos que constantemente analiza los resultados electorales, explica que el sistema chileno, donde una persona puede mantener casi de por vida su misma mesa de votación, salvo que se cambie voluntariamente, es un factor que ayuda a estos cálculos. “Con voto obligatorio tenía mucho sentido utilizar el sistema de mesas predictoras, pues sistemáticamente votaban casi las mismas personas, dada la escasa inscripción electoral de los más jóvenes, especialmente en zonas populares”, plantea.
¿Cuáles son las “mesas claves” para esta votación? No existe una única respuesta, porque la identificación depende mucho de la manera en que cada quien haga su proyección personal. Sí hay ciertas características comunes: suelen ser mesas con cierta estabilidad de participación y votación a lo largo del tiempo y con resultados que son consistentes con los grandes números regionales o nacionales. Pero la gracia, más que una mesa específica, es la combinación que se elija para hacer el muestreo de entre las 44.916 mesas que estarán operativas para este plebiscito, considerando tanto las habilitadas en Chile como en el exterior.
“El análisis de mesas permite ver cuánto se desvían las mesas de una elección normal en comparación con esta elección, que es muy distinta (…); las mesas más representativas van a ser siempre las que están más cerca del votante mediano, que debiese ser alguien de clase media, media baja. Y ahí hay que empezar a ver qué tanto se mueve el plebiscito en comparación a patrones electorales político-partidistas”, explica Bunker.
Medición compleja
Pese a la tradición en los cálculos y a que la forma está probada, todos los consultados coinciden en levantar una advertencia: el plebiscito de este domingo es una elección atípica por numerosos factores. Al hecho de que es el primer referéndum a nivel nacional en tres décadas -y el primero de toda la historia que se realiza bajo el sistema de inscripción automática y voto voluntario- se le añade la incertidumbre por cómo la pandemia del Covid-19 puede afectar la participación, sobre todo en zonas en cuarentena y grupos etarios específicos, como los mayores de edad, que tradicionalmente tienen alta participación. Por eso, predecir, más que nunca, será arriesgado.
Para Pamela Figueroa, académica de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago (Usach), hacer predicciones respecto del resultado de la elección será una tarea compleja, debido a que, en un plebiscito, a diferencia de una elección presidencial, “no existen candidaturas, sino que hay opciones frente a dos preguntas. En el fondo, acá hay cuatro opciones, porque son dos preguntas”.
Así, a juicio de la académica, la falta de candidaturas y la presencia de opciones como el Apruebo y el Rechazo incentivó a que partidos políticos apuesten por ambas opciones, “como es el caso de Renovación Nacional, que lo ha hecho explícito en toda su campaña, siendo RN un partido muy importante no solamente por su gran representación en el Parlamento, sino porque también es un partido de coalición de gobierno e, incluso, el Presidente de la República ha sido históricamente militante del partido”.
Un factor relevante a considerar es la asistencia a locales de votación durante este proceso. El aumento en la cantidad de recintos de sufragio, aseguran expertos electorales, no impactó en la conformación de las mesas, las cuales habrían mantenido una idéntica composición a la de las elecciones presidenciales de 2017. Pese a ello, según Figueroa, para este proceso sí sería necesario considerar el ingreso de nuevos y más votantes. “Siempre hay mesas nuevas, porque se va incorporando gente nueva al padrón electoral. Hay que recordar que hay un período de cambio de domicilio electoral que fue importante en esta última elección, entonces eso también va reconfigurando y cambiando el padrón. Las personas se mueven de lugar de votación y va configurando las mesas”, destaca la profesional.
Mauricio Morales apunta a otro factor. Los datos de elecciones previas han mostrado tendencias de cambio en la composición de los votantes, como un fuerte aumento de la votación femenina entre los menores de 40 años si se compara con los hombres de esa misma edad. Pero la duda es si el plebiscito reforzará esas tendencias o generará cambios inesperados. “Si el temor al contagio o a la violencia afecta más a las mujeres y baja la participación en este grupo, también debiésemos esperar cambios en el resultado o, al menos, que mesas predictoras se transformen en mesas ‘no predictoras’. El hecho de que las mesas sean mixtas hace aún más complejo el panorama”, dice. Izikson añade: “Ahora hay un problema, porque aumentaron mucho los locales y combinaron mesas”.
“Este proceso es inédito en el sentido de que por primera vez estamos decidiendo si es que le abrimos la puerta a una nueva Constitución (….) Estaré preocupado en términos de mesas, para saber qué tanto se diferencia esta elección de las otras y qué es lo que mueve a los votantes en comparación con otro tipo de elecciones. Esta no es una elección política, es una elección más transversal”, es la reflexión final de Kenneth Bunker.
A esos factores se podría sumar una alta asistencia a las urnas, lo cual, según un sondeo publicado la segunda semana de octubre por Bare International, arrojó que un 83% de los encuestados aseguró que asistirá a votar en el plebiscito. Este hecho, según los expertos, volvería aún más compleja la tarea de predecir una votación nacional que, sin importar sus resultados, marcará un antes y un después en la participación ciudadana y el sistema democrático chileno.