Edificios completamente destruidos, agujeros de proyectiles en las únicas paredes de pie, kilómetros de pavimento triturado, toneladas de escombros, autos y desechos a la orilla de los caminos, puentes cortados, negocios cerrados y escuelas bombardeadas. Con este devastador panorama, la ciudad de Mosul -que alguna vez ostentó el título de "capital" del califato del Estado Islámico en Irak- recibe a sus residentes, que han comenzado a volver luego de haber huido producto de la irrupción del grupo yihadista. A esto se suman el desempleo, las divisiones sectarias y la latente preocupación por la seguridad.
"Nunca olvidaré lo que nos hizo el Estado Islámico", comenta Musa, residente de la localidad de Qaraqosh, ubicada a 51 kilómetros al sureste de Mosul, en Irak. La noche del 6 de agosto de 2014, Musa tuvo que salir huyendo junto a su esposa y sus seis hijos de la que era hasta entonces la mayor ciudad cristiana de Irak, debido al pánico que provocó el avance del Estado Islámico.
En enero de ese año, el Estado Islámico de Irak y del Levante (nombre como se le conocía en ese tiempo) tomó el control de las ciudades de Falluja y Ramadi, lo que gatilló la reacción del Ejército iraquí. Fue así como el 4 de junio de 2014 los yihadistas pusieron los ojos en Mosul, una suerte de joya de la corona por su estratégica ubicación. Con sus casi dos millones de habitantes, era una de las ciudades más diversas de Irak, con una población de árabes, kurdos, asirios, turcomanos y muchas otras minorías religiosas. Era, nada menos, que la rica capital petrolera de la provincia de Ninive, en el norte del territorio iraquí.
Apenas seis días le bastaron al grupo terrorista para controlar Mosul, hecho que en ese momento provocó el éxodo de unas 500 mil personas. Durante la ocupación, la urbe quedó dividida en dos: la parte oeste fue donde los yihadistas permanecieron por más tiempo, en lo que fue considerado su bastión, mientras que la parte este fue menos asediada.
[caption id="attachment_785645" align="alignnone" width="600"]
FOTO: AP[/caption]
Pero no todos sus residentes huyeron. Ese fue el caso de Dawood Al Hafez Amari, de 33 años y uno de los "jóvenes que divulgamos los actos terroristas, como las ejecuciones, que llevaba a cabo el Estado Islámico contra personas desarmadas", cuenta a La Tercera. "Eso, hasta que fui arrestado. La hambruna, la pobreza y el asedio a la ciudad hicieron que las personas que estaban atrapadas vendieran todo para tener dinero para vivir. Lo menos que puedo decir es que vivimos días difíciles con miedo, intimidación, terror y asesinatos. No podía salir debido al asedio del grupo yihadista y porque mi madre estaba enferma para viajar", agrega.
Así, la guerra para recuperar Mosul fue mucho más compleja de lo que se esperaba. Recién en octubre de 2016 -y con apoyo aéreo de Estados Unidos y sus aliados-, las tropas iraquíes iniciaron una campaña militar para liberar la ciudad. A la lucha también se unieron combatientes kurdos, tribus árabe-sunitas y militantes chiitas. En enero de 2017, el gobierno anunció la "liberación" de la parte este de la ciudad, pero el sector oeste presentó desafíos mucho más grandes, debido a las estrechas calles y la extensa población que permaneció en ese lado. Según diversas organizaciones de ayuda, unas 900.000 personas fueron desplazadas de la ciudad desde 2014, casi la mitad de la población que existía antes de la guerra.
En julio de 2017, Mosul fue liberada totalmente, por lo que muchos de sus habitantes pudieron volver a sus hogares. Musa, según el testimonio recogido por Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ANC), al que tuvo acceso La Tercera, cuenta que una vez que dejó Mosul, tuvo que dormir en la calle junto a su familia en Irbil, capital de la Región Autónoma Kurda, hasta que llegaron a una escuela, para luego mudarse a una casa junto a otra familia, cuyo arriendo fue pagado por la ANC. En noviembre de 2017, finalmente pudieron regresar a su hogar: "Me quedé horrorizado cuando volví a nuestra ciudad. ¡Tanta destrucción! Lo peor fue que nuestra casa estaba completamente vacía, nos habían robado todo", relata. Poco a poco comenzó a realizar arreglos, como renovar las puertas y ventanas de su vivienda y pintar las piezas.
Al igual que Musa, muchos otros decidieron volver a sus casas. Distintos reportes señalan que en el sector oeste todavía hay toneladas de escombros y, según France 24, muchos residentes se encuentran decepcionados por el fracaso del gobierno en la reconstrucción. Por ejemplo, denuncian que debajo de muchos escombros todavía hay cadáveres. También están pendientes los arreglos en carreteras, puentes y hospitales. Eso sí, en el lado este la vida ha comenzado a resurgir y sus residentes han vuelto a acudir a los cafés e incluso disfrutan de música en vivo.
Proceso de reconstrucción
[caption id="attachment_785647" align="alignnone" width="600"]
Foto: AP[/caption]
Según el Consejo Noruego de Refugiados, citado por la cadena Al Jazeera, se necesitan US$ 874 millones para reparar la infraestructura básica de la ciudad, que tiene ocho millones de toneladas de escombros que no han sido retirados. Se estima, además, que 54 mil casas en Mosul y sus alrededores fueron destruidas, mientras que unas 64 mil familias están desplazadas y viven en campamentos de refugiados. A su vez, 62 escuelas están completamente destruidas y 207, dañadas.
El presupuesto para la reconstrucción de Mosul en 2019, según la agencia Reuters, fue de US$ 560 millones. Aunque un asesor de Naciones Unidas en la cuidad señaló que el costo estimado para la reconstrucción de un año sería de US$ 1.800 millones. "Principalmente, son organizaciones internacionales las que hacen el trabajo. Es ridículo que el dinero tenga que venir de fuera considerando la riqueza petrolera de Irak", sostuvo. De acuerdo con Al Jazeera, tomará 10 años y al menos unos US$ 10 millones remover las minas y explosivos.
El profesor kurdo Ashti Abdulsattar, de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Mosul, señala a La Tercera que la ciudad "ha vuelto a la vida", pero "carece de muchos servicios en salud y de educación". "Por el momento se desconoce el destino de la ciudad, pero espero que la gente viva de manera segura. Debido al sufrimiento que hemos pasado, no se puede vivir acá de forma permanente. De hecho, mi familia vive en Dohuk, que queda cerca de Mosul", explica, y añade: "Hay problemas de seguridad, porque hay actores no gubernamentales que interfieren en esto, como la secta chiita Movilización Popular, otros desconocidos y la presencia del Estado Islámico de cuando en cuando en las afueras de Mosul, especialmente en las villas y en las áreas rurales".
Para Dawood Al Hafez Amari, "la situación después de la liberación es diferente, porque regresó la libertad, pero la Ciudad Vieja sigue sufriendo por la destrucción, por la falta de puentes que conectan las dos partes y por los problemas de salud, de electricidad y de agua. La ciudad necesita reconstrucción", concluye. En ese sentido, el Consejo Noruego de Refugiados señaló que la Ciudad Vieja de Mosul tiene barrios completamente dañados y ese sector se encuentra inhabitable, con más de tres mil casas, colegios y negocios destruidos. Además, es una de las áreas que no tiene agua potable.
[caption id="attachment_785651" align="alignnone" width="600"]
Foto: AFP[/caption]
Aunque hay muchos que mantienen la esperanza. Es el caso de Samir, de 30 años, que junto a su esposa, Siba, de 25, viven en Bartella, en la llanura de Ninive. "La mayoría de las personas han vuelto a la vida. Todo es como antes", dice en el testimonio recogido por Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ANC) recogido por La Tercera.
Samir enseña inglés y fue así como sobrevivió cuando tuvo que arrancar del Estado Islámico y vivir como refugiado en su propio país. "Naturalmente que fueron años muy difíciles. Apenas teníamos dinero. Sin la ayuda de la Iglesia no lo habríamos conseguido". Sin embargo, Samir no se planteó abandonar Irak: "Por supuesto que vivimos en un país inestable, pero a pesar de todo es nuestra patria". Siba le encuentra razón: "Amo a mi patria. La ayuda del Señor y mi esposo me dan fuerzas para superar todas las dificultades".