Hay ciertos días, generalmente coincide con el atardecer, que Juan entra en ataque de desesperación. Llora, se pone rabioso, grita “maldito coronavirus” y pregunta incansablemente cuándo se va a acabar la cuarentena. Probablemente, la escena suena familiar a quienes tienen hijos o viven con niños o niñas pequeños. A ellos la pandemia también les ha alterado la vida, y les pone por delante una serie de sentimientos que de a poco comienzan a identificar. Ven a los mayores más tensos, más ocupados en varios casos, y sienten ansiedad por no poder retomar sus vidas. Sin embargo, los niños, al parecer, se adaptan mejor.
Conversamos con ellos para saber qué piensan de la cuarentena y el coronavirus. Luego, dos sicólogas analizaron sus palabras.
“He jugado en la casa sin estar en la calle. Quédense en casa y disfruten la cuarentena”.
Lucas, 4 años.
Valentina Peri es sicóloga infantil y directora de la Casa del Encuentro, un espacio abierto en La Pintana y en Renca que recibe diariamente a niños de la primera infancia con sus respectivos cuidadores para jugar, compartir inquietudes y así incentivar el vínculo con otros. Allí, Valentina y un equipo de profesionales acompaña la interacción entre adultos y niños, cuestión que considera clave para el desarrollo de los menores y que se ha visto interrumpida en estos meses.
“Vivimos una realidad compleja, marcada por la incertidumbre de la vida y la muerte, y altos montos de ansiedad asociados al contexto social: las dificultades económicas, trabajo, vivienda, escasez de alimentos, entre muchas otras, que van siendo de trasfondo de las angustias de los niños y sus familias”, advierte. “En ese sentido, es importante señalar que la cuarentena y los efectos de la pandemia no son iguales para todos, y cómo los niños la viven y les afecta no depende solo de elementos individuales y familiares, sino que debe considerar los factores antes mencionados, de manera de no sobresicologizar los malestares y angustias de este tiempo”.
Tras conocer los relatos de los entrevistados, Valentina plantea que “si bien la mayoría refiere que lo que más les gusta de la cuarentena es pasar tiempo con la familia nuclear, también extrañan los espacios de socialización: primos, amigos, compañeros de curso y deporte”. Eso, explica, porque “la salud mental de los niños requiere de espacios sociales donde puedan participar con sus pares y ser escuchados, así como la posibilidad de elaborar con ellos sus angustias y ansiedades”. “Durante mucho tiempo se ha puesto especial énfasis y responsabilidad en las familias sobre el desarrollo de los niños, y esta cuarentena devela que, por una parte, las familias no pueden solas y requieren de otros para criar, y por otra, que el desarrollo y salud mental de niños y niñas de todas las edades depende de sus posibilidades de participación social”, agrega.
“Lo que más me gusta de la cuarentena es que puedo pasar más tiempo con mi mamita y con mi papito”.
Maia, 4 años.
Para la sicóloga, es fundamental no perder de vista estos conceptos para llevar este tiempo, ya que las familias se han visto exigidas con excesos de programas y planificaciones escolares, “desconsiderando la necesidad de habilitar lazos sociales, espacios de participación y redes cotidianas para los niños y quienes los cuidan. En Casa del Encuentro trabajamos hace más de seis años promoviendo espacios de participación social desde los primeros años de vida, pues sabemos que la crianza vivida en soledad puede desencadenar angustias importantes en niños y cuidadores -quienes están a cargo de los meno- res-, las que si son vividas por tiempos prolongados, pudieran devenir en psicopatologías o violencias. Y esto es justamente lo que hemos observado en esta cuarentena”.
Según Valentina, el miedo y la angustia que están sintiendo también los adultos impiden estar en calma y tranquilidad para promover espacios de aprendizaje en la casa o simplemente jugar”. Ahí una clave importante: “Es necesario, entonces, que los adultos encuentren maneras novedosas de hallarse con otros y hablar de lo que les ocurre, para poder sostener a los niños. Y también habilitar espacios de encuentro entre niños, aunque sea por tiempos breves y en la virtualidad. En ese sentido, lo importante hoy es hallar modos de encontrarnos, sostenernos y participar socialmente, aunque sea a la distancia, para poder seguir cuidando en aislamiento, pero no en soledad”.
La sicóloga Maribel Corcuera es crítica de la sobredemanda que los colegios están poniendo sobre los hombros de los niños, niñas y sus padres. Para ella, “los niños se adaptan mucho mejor que nosotros. Los que se han ido equivocando son los adultos, que están estresando a los niños como, por ejemplo, con el tema del colegio. Yo aseguro que sería mucho más fácil para todos los niños esta cuarentena si no tuvieran el nivel de sobrecarga escolar que están teniendo, porque si ves todos sus relatos, generalmente se centran en cosas buenas: les gusta estar con su familia, les gusta estar más en su casa”. Para la sicóloga, “es súper importante que los niños tengan tiempo de ocio, porque allí es donde se desarrollan la creatividad y los aprendizajes que finalmente quedan para toda la vida”. Agrega que son los adultos los que debemos sacar lecciones: “Aprender de los niños a vivir el día a día. Lo otro importante es que tenemos que enfocarnos en que el aprendizaje que este año tengan, sea un aprendizaje de vida, no un aprendizaje académico. El colegio tiene que ser un agente protector, no un agente estresor. Que aprendan a hacer cosas en la casa, que aprendan a convivir más con su familia, que aprendan a conectarse con sus amigos, y las cosas del colegio que se hagan que sean un poco desde el metaaprendizaje: que aprendan a organizarse, a descubrir sus intereses”.
“El coronavirus es como un animal viviente y su especialidad es causar enfermedades, dañar el cuerpo. Como algunos animales salvajes que se comen humanos si no los entrenas, pero a este coronavirus no lo podemos entrenar”.
Manuel, 8 años.
Frente a la incertidumbre, Maribel Corcuera recomienda “explicarles que hoy todo lo que podemos controlar es lo que ocurre en nuestra casa, por eso es tan importante tener una rutina. La única certeza que tenemos es que esto va a pasar en algún minuto, que se va a volver al colegio, pero que no hay una fecha, y mejor proyectarlo para una fecha muy lejana”. Y como clave para reducir la ansiedad, los niños deben tener rutinas y comenzar a hacerse parte de las tareas de la casa.
La Unidad de Psiquiatría Infantil del Hospital de la U. de Chile elaboró una guía de recomendaciones para cuidar la salud mental de los niños en cuarentena.
Conocer y validar sus conductas, pensamientos y emociones: Estos son signos de que necesita consuelo y seguridad. Realizar contención emocional manteniendo cercanía física y afectiva. Validar sus preocupaciones, ayudarlo/a a sentirse a salvo, especialmente a la hora de dormir. Los masajes suaves en la espalda o en la nuca, leerles un cuento y cantarles ayuda.
Generar espacios que permitan la expresión emocional: A través del diálogo, dibujos, escritura, juego, etc., acorde a su nivel de desarrollo.
Hablar con naturalidad del conoravirus: Pueden y deben percibir si los adultos están preocupados, pero ver que no han perdido el control y que son personas en las que se pueden apoyar. No hacer como si nada pasara ni evitar hablar, pues a través de nuestras palabras pueden procesar lo que está sucediendo.
Informarles según lo que puedan entender de acuerdo a la edad y nivel de comprensión: Es de suma importancia evitar exponerlos a noticias o imágenes en redes sociales que sean alarmantes y que puedan aumentar su angustia. Privilegiar compartir información que ayude a prepararse y planificar las actividades, utilizando fuentes oficiales y fiables.
“Han sido momentos muy difíciles y espero que puedan estar tranquilos. Hay que resistir, hay que quedarse en casa”.
Santiago, 8 años.
Intentar mantener la rutina o crear una nueva dentro del hogar: Con horarios y actividades predecibles, entendiendo que en momentos críticos como estos es necesario estar abiertos a la flexibilidad. Mantener horarios de comidas, estudio, sueño y hábitos de higiene, dejando tiempo para el esparcimiento. Pedir que cooperen al interior del hogar, tomando en cuenta sus capacidades.
Realizar actividades agradables: Como jugar, dibujar, cantar o actividades que lo hagan sentir bien. No sobreestimular. Intentar que descansen, dormir probablemente más que lo habitual. Incorporar en la rutina momentos para aliviar las tensiones o el aburrimiento, usar técnicas de relajación, planificar juegos de mesa, manualidades y actividad física dentro de lo posible.
Fomentar las relaciones con sus pares a través de redes sociales controladas por sus padres o cuidadores: Necesitan mantener lazos e intercambios sociales con otros. Si es posible, comunicarse por videoconferencia con familia y amigos.
Siempre infundir esperanza: Es una oportunidad para el tiempo en familia. Transmitirles que es un virus que se puede enfrentar con las medidas que se están tomando y que los científicos están tratando de entenderlo mejor, para que menos personas se puedan contagiar.
Adultos deben estar en calma y cuidar su salud mental: Los niños y niñas son muy susceptibles al estado emocional de las personas que los rodean. Todos estamos sujetos al estrés que supone la incertidumbre de desconocer cómo se comportará el Covid-19, cómo afectará nuestras vidas y la de nuestros seres queridos.
Pedir apoyo de especialistas si presenta un cambio notorio en la conducta de su hijo o hija.
“Extraño salir a ver a mis amigas y a mi familia”.
Rafaella, 10 años.