Curiosamente, fue durante la visita de Gabriel Boric a Buenos Aires, a principios de abril, cuando parlamentarios de derecha, centro e izquierda hablaron por primera vez, en forma distendida y abierta, sobre el rumbo que estaba tomando la Convención Constituyente. Su preocupación era la sostenida alza del Rechazo por sobre el Apruebo (cuestión que las encuestas comenzaban a mostrar) y la necesidad de consensuar y tener preparada una salida institucional, en la eventualidad de que se impusiera esa tendencia en el plebiscito de salida del próximo 4 de septiembre.
“Presidente, la cosa no se ve bien”, le dijo el senador Jaime Quintana (PPD) a Gabriel Boric en un desayuno que sostuvieron el lunes 4 de abril, antes de iniciar las actividades en la capita argentina. El Mandatario escuchó, a sabiendas de que quien se lo decía era uno de los impulsores del acuerdo político que encaminó el proceso constituyente. La noche anterior, Quintana había cenado con los parlamentarios oficialistas y el tema central había sido la pérdida de apoyo en la ciudadanía que estaba experimentado la Convención.
“Quizás nos sentimos más libres para hablar de este tema fuera de Chile”, ncomenta uno de los legisladores de la numerosa delegación que integraron Paulina Núñez (RN), Álvaro Elizalde (PS), Raúl Soto (PPD), Eric Aedo (DC) y Guillermo Ramírez (UDI), entre otros. “Y por primera vez se habló de la posibilidad de plantear una salida alternativa antes del plebiscito, para que se sepa qué pasa si gana el Rechazo, de buscar una fórmula para informar a los chilenos que un eventual Rechazo no tiene por qué significar volver a la Constitución del 80 y de la posibilidad de una reforma constitucional que diga que, en caso de que gane el Rechazo, se conforme una nueva instancia constituyente”, señala la misma fuente.
Hay varios diputados compitiendo por ser el primero o la primera en ingresar a la Cámara el primer proyecto de reforma constitucional que marque una salida en la eventualidad que la nueva Carta Magna no fuese aprobada.
La dificultad, advierten, está en el origen: el temor a que esto aparezca como una operación “de los políticos de siempre” para arreglarse entre ellos. La clase política bien sabe que cualquier movimiento equívoco en un eventual Plan B será un boomerang. Mismo motivo por el cual varias de las fuentes consultadas para este artículo prefirieron hablar en off the record.
La vocera de gobierno, Camila Vallejo, envió un mensaje a algunos de los senadores que habían estado con el Presidente en Argentina pidiédoles que evitaran criticar la Convención, especialmente la norma que ponía fin al Senado, ya que se podía interpretar como una defensa corporativa.
La tarde del miércoles 20 de abril, los jefes de bancadas de los partidos oficialistas y el ministro Giorgio Jackson sinceraron sus posturas frente al plebiscito. Los senadores de Apruebo Dignidad señalaron a sus pares que apoyarían con decisión la campaña del Apruebo, Jackson reiteró firmemente que el gobierno no sería neutral -cuestión que ha enfatizado La Moneda estos días-, mientras Ximena Rincón, Elizalde y Quintana manifestaron su preocupación por las normas que estaban siendo aprobadas por el pleno. La lectura que hacen es que las normas no se condicen entre ellas, y tienen especiales reparos en el sistema político, de justicia y en una serie de artículos que -en su visión- disminuirían la inversión.
Rincón crea equipo de constitucionalista
Aprovechando esta semana distrital, la senadora DC Ximena Rincón realizó una gira por cinco regiones del sur del país. Ella cuenta que su objetivo era reencontrarse con las bases de su partido tras su fallida candidatura presidencial el año pasado, pero aprovechó de tomar el pulso de la ciudadanía sobre la Convención. “La sensación que recibí en la calle y en reuniones con dirigentes políticos, vecinales, sociales… es más bien de preocupación completa y descontento con lo que ha sido el trabajo de la Convención”, afirma Rincón.
La parlamentaria admite sin rodeos su preocupación por algunas normas ya aprobadas por el pleno, y dice que esta es compartida por una parte de sus camaradas. Esto la llevó –en su calidad de jefa de la bancada- a crear un equipo de constitucionalistas liderado por el abogado DC Claudio Troncoso, cuyo objetivo es “hacer un informe con los pros y contras de las normas aprobadas por el pleno que hasta hoy (jueves en la noche) son 302, y hacer una comparación con lo que hay en la Constitución actual”, cuenta Rincón.
El senador DC Matías Walker, en tanto, revela el mensaje que transmitió esta semana en su región al respecto: el proceso constituyente no se acaba con un eventual Rechazo. “Todo parece avanzar hacia un Rechazo, como indican las encuestas, pero de concretarse ese escenario, nace la obligación de poder generar un nuevo mecanismo para proponerle a la ciudadanía un nuevo texto constitucional, y eso puede ser, por ejemplo, eligiendo una nueva Convención”, señala Walker desde Vicuña.
Pero la otra alma de la DC, representada en el Senado por Yasna Provoste y por el actual presidente, Felipe Delpín, están por apoyar el Apruebo y no discutir hoy un Plan B. “Cada día tiene su afán. Hay que esperar el texto final de la Constitución y apostar a los grandes acuerdos para despejar la incertidumbre que se ha ido instalando en parte de la ciudadanía. Y que sea la ciudadanía la que se pronuncie”, afirma Provoste (ver entrevista a Yasna Provoste en LT Domingo).
Apruebo desganado
Tanto en el PS como en el PPD reconocen que pase lo que pase en la recta final de la Convención no cuentan con margen para apoyar un Rechazo, como sí lo podría tener un sector de la DC. El principal argumento, advierten, es que se les hace insostenible visar la posibilidad de volver a la Constitución del 80, por mucho que se haya reformado con el tiempo. Por ello, en ambos partidos ya se habla de la posibilidad de un apoyo al Apruebo, pero sin mucha energía, “con menos acelerador y entusiasmo”, señalan. También se discuten alternativas para enfrentar una Constitución que no los represente y fórmulas ante un triunfo del Rechazo.
La noche del domingo pasado, en TVN, el senador socialista Juan Luis Castro se mostró partidario de “explorar” previamente un acuerdo en el Congreso ante un escenario “hipotético” en que gane el Rechazo. “Ello no puede significar el fin del proceso constituyente, entrar a un abismo y volver a la Constitución del 80″, dijo Castro, quien días antes había conversado una hora con el Presidente Boric en La Moneda.
Consultado al respecto, el senador explica su postura: “No es que me quiera poner el parche antes de la herida, pero el país necesita tener claridad respecto de su futuro, y eso implica, nos guste o no nos guste, ponerse en distintos escenarios, y uno de ellos es que gane el Rechazo”.
Tras recorrer esta semana su región (O’Higgins), Castro advierte otro factor que le inquieta, dice. “Hay un alto grado de desinformación en la gente sobre la Convención. Estuve en el campo, en Las Cabras, Palmilla, Cardenal Caro, y se ignora mucho el proceso constituyente, se entiende poco hacia dónde va, y eso me preocupa mucho”.
La reservada coordinación en la centroderecha
La preocupación la han conversado los miembros del Socialismo Democrático con la oposición. Han sido varias las reuniones entre dirigentes para buscar una salida alternativa a la Convención. Y aunque la decisión en la centroderecha es no adelantar una postura hasta conocer el texto final, se da por hecho en todos los partidos -de Evópoli al Partido Republicano- que apoyarán el Rechazo. Uno de los puntos donde existe acuerdo, eso sí, es que la campaña en contra de la nueva Carta Magna no sea liderada por los partidos (y que, incluso, ni siquiera aparezcan sus dirigentes), sino que participen personas independientes, ojalá que hayan votado Apruebo en el plebiscito de entrada y que no están conformes con el trabajo de la Convención. Incluso, ya se llegó un acuerdo para cederle el espacio en la franja en televisión a la sociedad civil.
“Creemos que esa es la manera de hacer que muchos más Fulvios Rossi, Javieras Parada y gente que votó por Boric se tiren a la piscina del Rechazo”, dice un dirigente opositor.
“Es muy probable que la campaña sea liderada por grupos sociales que han visto cómo la Convención los ha atacado, y los partidos, apoyándolos. Pero evidentemente falta tiempo para las definiciones, ya que esta tiene que contar con el texto definitivo”, afirma el senador el P. Republicano Rojo Edwards.
El presidente de la UDI, Javier Macaya, dice que su partido definió impulsar una nueva Constitución, aunque gane el Rechazo. Al respecto, el senador y vicepresidente de la UDI, Gustavo Sanhueza, revela que ya están trabajando en una alternativa que permita modificar la actual Constitución y que recoja los planteamientos realizados por sus constituyentes: “Estamos trabajando en una propuesta que pueda ofrecer cambios constitucionales que permitan darle respuesta al mandato ciudadano que tuvimos en el plebiscito de entrada”.
El alto riesgo de abrir una “tercera vía”
Salvo el PC, que suspendió sus elecciones internas para abocarse a la campaña por el Apruebo, y algunos parlamentarios republicanos, que ya están jugados por el Rechazo, el resto de las colectividades no adoptaría una postura -y estrategia- oficial hasta julio. Nadie quiere aparecer “adelantándose” y tomando una definición sin antes conocer la propuesta final del texto. Y eso por varias razones. Una compartida por todos es que es “políticamente incorrecto” y puede aparecer como una falta de respeto a los constituyentes.
Otra, que en especial reconocen entre quienes impulsan la opción Apruebo, es que la sola existencia formal de una “tercera vía” o un Plan B podría abrir espacio para que más personas respalden el Rechazo en septiembre, a sabiendas de que no sería el fin del proceso.
En la derecha concuerdan, además, que cualquier decisión prematura que se conozca -o incluso se filtre- puede ser contraproducente para una estrategia final. Por ello, a muchos en el sector molestó la presencia de personajes polémicos como el diputado Johannes Kaiser en un acto por el Rechazo y el fin de semana pasado Rojo Edwards, recibió muchos llamados donde le advertían que esas acciones eran contraproducentes.
Finalmente, un grupo significativo de la ex Concertación confía en que en los dos meses que restan, la Convención se irá moderando. Matías Walker, por ejemplo, dice que abriga “una pequeña esperanza” en que el gobierno decida involucrarse en esta parte final, tal como lo hizo -señala- Álvaro García Linera en Bolivia en 2007. “En Bolivia pasó algo muy parecido a lo que está ocurriendo hoy en Chile. La Asamblea Constituyente no iba para ningún lado y García Linera, uno de los referentes del Presidente Boric, intervino en el proceso final convocando a un grupo de académicos y abogados constitucionalistas que le dieron forma, sistematización y orden al trabajo que se estaba haciendo y el proceso pudo arribar a puerto y obtener una aprobación ciudadana”, explica.