Los asesores de campaña en Argentina están “recalculando” ante el fenómeno electoral que representa Javier Milei, el candidato de extrema derecha que busca llegar a la Casa Rosada en las elecciones de octubre. “Que se iba a desgastar rápidamente, que a nadie le interesa escuchar planes económicos, que en las redes sociales hay que copiar a los jóvenes: la campaña del libertario está aniquilando los paradigmas del marketing electoral”, escribió ayer Diego Dillenberger en una columna del sitio TN.
Y es que en los últimos 15 días empezó a detectarse una tendencia que no aparecía en las últimas mediciones de opinión pública: la posibilidad de que Milei pueda ser el precandidato más votado en las primarias a presidente del 13 de agosto, en las generales del 22 de octubre e, incluso, en un eventual balotaje el 19 de noviembre, aseguró a Infobae el analista político Mario Riorda. En un escenario de tercios, inestable y en movimiento, el líder de La Libertad Avanza compite con el oficialista Frente de Todos y con la oposición de Juntos por el Cambio. “El pronóstico es que cualquiera de los tres puede ganar y cualquiera de los tres puede perder. Pero el tercio de Milei ha crecido hoy para ubicarse como el que más chances tiene”, explicó Riorda sobre el economista ultraliberal.
Hace dos semanas salió a la luz la plataforma electoral del candidato del libertario-conservador: libertario en lo económico, conservador en lo social. El documento lo consiguió la abogada Natalia Volosin, quien lo difundió en redes sociales. Entre los detalles está un previsible recorte del gasto público y reformas previsionales y laborales que reduzcan gastos del Estado y de empresas privadas, respectivamente; también la privatización de empresas públicas deficitarias; la eliminación de restricciones a la compra de divisas y de ciertos impuestos, y en un plazo más largo el cierre del Banco Central.
Pero también aparece mencionado el principio de “proteger al niño desde la concepción”, que es una frase propia de los sectores que se oponen al aborto legal, y la eliminación de la obligatoriedad de la educación sexual integral (ESI) en todos los niveles educativos, apunta France 24. Milei insiste en la preservación de “estilos tradicionales de vida”. Propone, además, establecer centros penitenciarios de gestión público-privada y, en una primera instancia, de transición, militarizar esas instituciones.
La pregunta nace inmediata: por qué un candidato con esas propuestas atrae especialmente a votantes jóvenes.
El respetado sociólogo y antropólogo Pablo Semán, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y profesor del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín, se ha dedicado en el último tiempo a estudiar el fenómeno Milei. Y tiene algunas explicaciones para ello. Así, sostiene que el ascenso de líderes autoritarios se debe a una crisis de la democracia que es, en realidad, una crisis del Estado, donde el candidato libertario canaliza el descontento con toda la clase política y, particularmente, contra el kirchnerismo. “Milei expresa un deseo de que esto no siga así”, cree Semán, que en la siguiente entrevista con La Tercera entrega más pistas sobre el economista y diputado de 52 años que remece la escena política al otro lado de la cordillera.
Usted ha dicho que el kirchnerismo se venía encerrando desde el 2011 en una idea de sí mismo que cada vez era menos compartida por el conjunto de la población. ¿Cuál era esa concepción de la fuerza oficialista que hoy está en crisis?
Se encerró en ideas que eran cada vez menos compartidas por la población, pero, además, tiene una imagen de sí mismo que tampoco es compartida o que es crecientemente repudiada por la población. En las ideas que se cerró, digamos programáticas, yo creo en primer lugar en aquella época, por lo menos hay dos grandes elementos que son parte del encierro del kirchnerismo, que fue no hacer casi ninguna concesión, nunca tomar en ritmo o en tono de diálogo alguna de las críticas sobre su política económica. Y luego ese encierro político tenía que ver con que durante los cuatro años del segundo mandato kirchnerista tuvo una reacción defensiva que fue encerrarse en la idea de nosotros tenemos una verdad inflexible, absoluta y los únicos que podemos ganar somos nosotros, y eso muy construido alrededor de la figura omnipotente, indiscutible de Cristina Kirchner. Es una marca estructurante de lo que fue el kirchnerismo a partir de 2015, que es la infalibilidad de Cristina Kirchner y la tesis de que ella representa al pueblo, no importa cuántos votos saque. Se transformó en una figura que el kirchnerismo quiso sostener como extrahistórica. Entonces, hoy el kirchnerismo está esperando la decisión que Cristina va a tomar, están queriendo esperar una decisión que refleje su infalibilidad y ya de la representación política muchos no se están ocupando, porque es una formación que ya no discute cómo hacer para ser mayoría, está diciendo tenemos que ver cómo llegamos a ser uno de los tercios más grandes.
Respecto de la política económica del kirchnerismo, ¿cree que la actual crisis que atraviesa Argentina es un factor que favorece la candidatura de Milei?
Todos los partidos dicen vamos a solucionar la economía y ninguno puede solucionarlo, porque el Estado ya no tiene capacidad de resolver la economía. No estoy diciendo que no tenga que haber presencia estatal en la economía, lo que veo es que al Estado le faltan capacidades para intervenir positivamente y resolver el conflicto que plantea la economía. Sin esta crisis del Estado, pero con inflación, una candidatura como la de Milei se hubiera fortalecido en cualquier circunstancia. Obviamente que la inflación le da fuerza a la candidatura de Milei, porque hay una memoria a la vista tanto del proceso de Kirchner o de Cristina como el de Macri. La población dice: una tenía inflación y no la resolvió, el otro tenía inflación y no la resolvió, después vinieron estos de nuevo y tampoco la resolvieron, entonces por ensayo y error mucha gente dice probemos esto, no porque Milei se muestre como verdaderamente alternativo.
¿Por eso usted dice que “Milei expresa un ‘que se vayan todos’, pero también un ‘que se vayan estos’”?
Yo creo que se tienen las dos cosas al mismo tiempo: hay un repudio generalizado a los partidos que ya gobernaron, a lo que ellos ven como clase política, pero al mismo tiempo hay una responsabilización mayor, por lo menos por parte de una parte del electorado que obviamente está entre los votantes de Milei, que responsabiliza más al peronismo que otras fuerzas. Porque el peronismo es el que causó la situación estructural en la que este país vive con inflación y, en todo caso, Macri parece como alguien que no sabe resolverlo. El macrismo o Cambiemos aparece como una fuerza demasiado blanda en la aplicación de la solución que pide Milei, que es una solución liberal en economía, liberal y autoritaria, diría yo.
En ese escenario, ¿la candidatura de Milei afecta más electoralmente al oficialista Frente de Todos o a la coalición opositora Juntos por el Cambio?
En este momento la candidatura de Milei les está sacando votos a los dos partidos. Yo creo que le saca más votos por ahora a Juntos por el Cambio. No sé qué va a pasar con la candidatura de Milei. Yo no soy de los que piensan que es inexorable que gane, que es una luz electoral imbatible, no pienso eso. Tampoco pienso que no pueda ganar, tampoco pienso que tenga un techo tan fácil como arguyen algunos, que cuando Milei medía el 3% decían que no iba a llegar al 7%, cuando llegó al 7% decían que no iba a llegar al 10%, cuando llegó al 10% dijeron que no iba a llegar al 15% y por ahora le está sacando más votos a Juntos por el Cambio que al peronismo. Pero yo lo que veo ahora es una etapa de masificación en la que empieza a sacarle más votos al peronismo y, además, como el peronismo ya había perdido votos, porque una parte de sus votos también los pierde con Juntos por el Cambio, el Frente de Todos empieza a tener miedo de quedar tercero y eso demuestra que el kirchnerismo opera con la fantasía de que son el pueblo, que Cristina es la que tiene los votos y, por otro lado, están imaginando una estrategia política para no salir terceros.
Usted ha estudiado el perfil del votante de Milei. ¿Qué es lo que hace atractivo para los jóvenes la figura del candidato libertario?
Yo veo dos grandes grupos de votantes de Milei. Unos que son votantes programáticos, sintónicos con la dogmática de Milei. Cuando digo la dogmática no estoy diciendo nada peyorativo, sino con la serie de principios ideológicos, políticos, teóricos que guían a Milei. Y esa es una posición que se ve a sí misma dentro del arco derecho, del lado derecho de la política, que reacciona ante el progresismo contemporáneo y que refuerza ciertas posiciones elitistas y antiinclusión social que hubo históricamente en Argentina. Hay un segundo perfil motivado por una relativa masificación de ese primer perfil, pero que todavía es dogmático, porque vía redes sociales, vía algunos programas de televisión, ese debate dogmático que promueve Milei alcanza más seguidores que los muy lectores, los muy interesados, gente que está un poco alcanzada por el interés y el bicho de la discusión política, se empieza a sumar a esas posiciones dogmáticas. Pero, en realidad, hay un tercero, que es un perfil mucho más masivo de votantes, que son contingentes de votantes y de posibles votantes que están apareciendo en los últimos tiempos. Ese perfil masivo surge de la experiencia concreta de la vida económica, de la vida material, de problemas como la inflación, la seguridad, la forma de gestión de los bienes públicos.
Considerando las posturas conservadoras de Milei, ¿cómo observa el hecho de que tenga entre sus votantes a mujeres que apoyan la legalización del aborto?
Lo que sucede con Milei es que a veces parece que no fuera un candidato electoral, sino que fuese un profesor de ideología. Entonces muchas veces se pone a discutir y a promover los puntos más irritantes de su dogma. El tipo nunca va a rehuir una discusión para justificar por qué está bien autorizar la venta de órganos y de la misma manera no va a rehuir una discusión sobre posiciones de género que podrían llegar a horrorizar a algunos de sus votantes. Entonces hay que ver qué va a suceder más adelante en la dialéctica entre el dogmatismo de Milei y la amplitud de sus votantes. El mileísmo en este momento es como un estuario que recoge las aguas de varios ríos y todavía no está claro cómo él va a seleccionar y construir una base política más definida a partir de ese aluvión.
Milei escogió como compañera de fórmula a Victoria Villaruel, una abogada conocida por sus posturas promilitares y antimapuches. ¿Esa elección apunta más bien a un nicho electoral o a una ideología que tiende a masificarse entre los argentinos?
El consenso sobre la ilegitimidad del terrorismo de Estado, que fue un consenso amplio, es un consenso que en parte está disminuyendo y que hay dirigentes de la derecha que tienden a hacer dos cosas: reivindicar el terrorismo de Estado con menos sanciones que antes y, por otro lado, promover una revisión de la historia de la violencia política en Argentina. Yo creo que esa tesis de la revisión de la violencia en la historia política argentina tiene una especie de partidarios subterráneos, no declarados, no confesos, que evitaron exponerse en el espacio público, pero que en la medida en que la discusión sobre el pasado se reabre en otros términos pueden emerger más rápidamente y ahí Milei hace una apuesta a esa dialéctica entre el dirigente y sus bases.
¿Le preocupa el avance de la extrema derecha en la región?
Sí, me lo he planteado en varios escritos. Me parece que esto llega a Argentina como un poco más tarde que en el resto del mundo, pero llega con una fuerza inusitada y probablemente con una radicalidad que no haya tenido y no vaya a tener en los demás casos, porque en Argentina las cosas se procesan con mucha radicalidad. Así que sí, me preocupa. Por eso para mí no es relevante si Milei gana o no gana, lo que sí es relevante es que las ideas de Milei reconfiguraron el horizonte político de la derecha y radicalizaron a la derecha.