Fue un momento que no pasó desapercibido por la dirigencia comunista en el Cementerio General la mañana del domingo pasado. Al inicio de un homenaje a Gladys Marín, los ministros de la colectividad -Camila Vallejo, Jeannette Jara y Flavio Salazar- fueron aplaudidos en forma más bien tibia por las bases que llegaron ese día en gran cantidad, mientras el convencional Marcos Barraza y el alcalde Daniel Jadue fueron ovacionados. Esto, en medio de demandas -a viva voz- por la libertad de los presos del estallido social.
La escena ilustra algo que las fuentes del PC reconocen en privado: que en las bases ronda un sentimiento de cierta desconfianza ante el rol del gobierno de Boric y el cumplimiento del programa de Apruebo Dignidad, el cual se ha hecho sentir últimamente en algunas actividades internas.
Recuerdan que en 2014 llegaron al gobierno de la Nueva Mayoría como el partido más pequeño del pacto, pero la militancia sentía un fuerte respeto y compromiso con la figura de Michelle Bachelet, quien, por lo demás, siempre ha reconocido la lealtad del PC en su segundo mandato.
Hoy, ocho años después, aunque son el partido más poderoso de la coalición de gobierno, la sensación es distinta: miran con cautela el rol que desempeñarán en ministerios claves, como la vocería y Trabajo, y los costos que pudieran pagar si el Frente Amplio consolida su alianza con el Partido Socialista, en desmedro de ellos.
Quizás por eso, Teillier, en el camposanto, se salió de su discurso y enfatizó que para ellos el programa de gobierno es intransable: “No nos encandilamos con las posiciones de gobierno y de poder alcanzado. Todo lo contrario. Ello aumenta nuestra responsabilidad de honrar nuestra palabra y llevar adelante nuestro propósito de ir más allá en este proceso antineoliberal”, afirmó, pidiendo especialmente a su partido a participar en las actividades del cambio de mando.
Tras el acto en Recoleta, la directiva, ministros y subsecretarios partieron a la Casa Michoacán, en La Reina, para coordinar el aterrizaje del partido en el gobierno.
Por de pronto, en el PC advierten tres áreas sensibles: el indulto a los presos del estallido (en el partido se valora el retiro de 139 querellas por Ley de Seguridad del Estado, pero lo estiman insuficiente), los conflictos laborales que pudieran surgir y la política exterior.
Sobre este último punto, el historiador de la UC experto en el PC chileno, Alfredo Riquelme, cree que las nuevas generaciones impondrán su postura de “repudio a las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, en línea con la ‘doctrina Boric’, que no deja espacio a ningún tipo de doble estándar”.
Pies en la calle o en La Moneda
La historiadora de la U. de Chile Isabel Torres Dujisin afirma que el PC es un partido con vocación de poder y cree que será “leal” con Boric .”Lo fue con Allende y con Bachelet. Sí es posible que desde el mundo social y municipal surjan voces críticas frente al lento avance programático”, advierte.
Justamente esta es una de las grandes interrogantes: ¿Cuál será el comportamiento de los líderes sociales y sindicales que militan en las filas comunistas y que hoy lideran la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Confederación Nacional de los Trabajadores de la Salud (Confenats), entre otras agrupaciones de trabajadores.
“Nosotros no vamos a ser los bomberos del gobierno, por favor, y creo que ningún partido va a asumir ese rol. Ahí lo que corresponde es el manejo del gobierno”, aclaró ayer Teillier en una entrevista en La Tercera.
En una reciente actividad, la expresidenta de la CUT Bárbara Figueroa reivindicó la presencia del partido en la calle, pese a estar en el gobierno. “Tenemos la tarea de defender (el programa) desde todos los espacios y la calle también será un espacio muy relevante donde el movimiento social y sindical deberá jugar un gran rol”.
Al respecto, el secretario general de la CUT, Eric Campos, advierte que el rol de los dirigentes sociales y sindicales comunistas será “de total autonomía”. “Aunque, por supuesto -agrega-, vamos a colaborar en el cumplimiento de la agenda laboral y en todo lo que signifique avances concretos para las y los trabajadores”.
El también presidente de los trabajadores del Metro adelanta que “estaremos muy atentos a aquellas materias donde esos avances, en nuestra opinión, puedan no ser lo suficientemente óptimos para la calidad de vida de los trabajadores. Y lo vamos a advertir de manera pública. Nuestra militancia, en ningún caso, va a limitar nuestro rol principal, que es contribuir al desarrollo del movimiento sindical”.
Para la diputada Daniela Serrano, expresidenta de las Juventudes Comunistas, quien ocupará el cargo dejado por Camila Vallejo, “toda evaluación se debe hacer cuando el gobierno esté instalado y en marcha. No antes. Y será muy importante la comunicación del gobierno con los movimientos sociales, sindicales, de pobladores y con el mundo estudiantil, que es de donde yo vengo”.
Es sabido que el PC da señales implícitas y habla a través de sus órganos institucionales. Fiel a ello, la colectividad marcó el viernes su presencia en el cambio de mando a través de una edición especial impresa de El Siglo, el histórico periódico del partido, que circuló en los diferentes actos y fue vendido la tarde del viernes en la Plaza de la Constitución.
La publicación, en cuya tapa aparece Boric con la frase “Construir un Chile más justo para todos y todas”, tiene en su interior varias claves que indican cuál será el comportamiento.
En una de las editoriales -”Ahora, con guitarra”- se señala: “Según el Presidente Gabriel Boric, se abre ‘un nuevo ciclo’ en Chile. Ahora el desafío radica en implementar las promesas, objetivos y planes”.
Y en otra titulada “Los pies en la calle”, advierten que “decenas de organizaciones populares van a influir en el escenario nacional durante este año. Se esperan movilizaciones y el robustecimiento de la demanda social. Al mismo tiempo, se vaticina una reactivación ciudadana en torno del proceso constituyente. Hay reivindicaciones a la mano en vivienda, salud, salario, pensiones, presos de la revuelta, derechos indígenas, del feminismo”.
Por de pronto, la línea fijada por Teillier es el cumplimiento del programa. “Sabemos que estamos en un sistema presidencial, donde es el Presidente el que la lleva, ahí está la tensión del poder. Pero hay un programa y lo que nosotros tenemos que hacer es cumplir el programa. Para cualquier ministro, subsecretario o el cargo que sea, ese es su único norte”, afirmó el timonel comunista ayer a este diario.
El senador Daniel Núñez, quien asoma como el más probable sucesor de Teillier, pone matices: “Trabajaremos lealmente por el cumplimiento del programa, pero teniendo presentes las dificultades y limitaciones que enfrentaremos. No tenemos mayoría ni en la Cámara ni el Senado y enfrentamos una débil proyección de crecimiento”.
Camila Vallejo y Gladys Marín
Para el periodo entre junio y noviembre está programado el 26° congreso del PC, que deberá escoger el nuevo comité central, la comisión política y los cargos de presidente y secretario general.
Cuando ya comenzaban a sonar los nombres de Claudia Pascual y Daniel Núñez (ambos de la llamada generación intermedia) para la presidencia, y el de la diputada Karol Cariola para la secretaría general, han surgido algunas voces que proponen postergar las elecciones para el 2023, y concentrarse por completo en la campaña de aprobación de la Constitución en el plebiscito de salida.
La prórroga a la dupla Teillier-Lautaro Carmona es respaldada por los “históricos”, sector que se encuentra hoy muy debilitado internamente al no haber sido incorporados al gobierno, pero que exigirán reconocimiento por tener hoy representación en todas las esferas de poder institucional (ver infografía), algo impensado hace 17 años, cuando Teillier asumió la dirección de la colectividad tras la muerte de Gladys Marín, muy recordada en estos días por las nuevas generaciones.
“El último tiempo he pensado mucho en Gladys Marín. Pienso en lo contenta que habría estado con lo que hemos logrado(...)”, escribió haces unos días en su Twitter Vallejo, quizás la figura femenina más icónica de la historia de la colectividad, junto con quien fuera su emblemática secretaria general. D