Todo quedó en veremos entre los cómputos de esa noche de sábado y la tarde del domingo. Esa fue la ventana de tiempo -por lo que recuerdan en su comando- en la que Mario Desbordes Jiménez (52) estuvo entre seguir con su campaña a la primaria presidencial o arrojar la toalla de una buena vez luego que le cayera encima la derrota en la elección interna de RN. La vacilación llegó a los estudios de CNN Chile y Chilevisión: los organizadores del debate que se televisaría el lunes no tenían claro si tendrían a cuatro o tres contendores en pantalla.

El suspenso se acusó a las 18 horas del domingo, menos de 24 después del hostil desenlace electoral, cuando su equipo se ausentó de la visita técnica programada para los equipos de los cuatro aspirantes de Chile Vamos a las exinstalaciones de Machasa. Cada uno envió a un delegado, y el del RN, Pablo Matamoros, no llegó.

El comando nunca les dijo que el recién vencido precandidato no iba a ir al foro, pero en el canal rememoran que estuvieron en vilo -pensaron en cómo rediseñar la estructura del programa, sobre todo la sección de preguntas cruzadas entre duplas-, hasta que la mañana del mismo lunes les reconfirmaron que iría.

Desbordes y su gente pasaron una buena porción del fin de semana entre choqueados, dudosos y molestos. Como a las 20 horas del sábado, cuando los conteos parciales (RN ha tardado toda una semana en despejar oficialmente el resultado) iban descubriendo la magnitud del desastre, él se trenzó una vez más en una discusión a estadio lleno -en uno de los grupos de mensajería móvil del partido- con el diputado Tomás Fuentes, uno de sus enemigos en la interna, discípulo de Andrés Allamand y portaestandarte de la quinta columna en RN que llevaba meses promoviendo apoyar a Sebastián Sichel y no a él.

“¿Sigues de vocero, Tomás?”, disparó el derrotado; la semana anterior Fuentes había estado a nombre del aspirante independiente en un panel en que los portavoces de Joaquín Lavín, Ignacio Briones y el de Desbordes lo enfrentaron. “Me imagino que tu candidatura presidencial hoy la retiras. ¿Te das cuenta que tienes un partido dividido? ¿Dónde quedó tu expresión “cuento con la inmensa mayoría de RN?”, le contestó junto con unos emojis de irónicas carcajadas. “Pedazo de papelón que hiciste”, retrucó él, agregando otros tantos.

En el debate del lunes, Desbordes las emprendió contra Sichel. Muchos leyeron que estaba defendiendo a Lavín -su aliado en esta primaria-, pero una cosa no quita la otra, admiten en su anillo. Esa noche también pasó cuentas a su archirrival de esta gresca en RN que le infirió otro corte a una campaña que ya estaba enredada. El viernes la relanzó en San Miguel, ahora decidido a seguir hasta el final de la primaria y con sus tropas -dicen ahí- aleonadísimas por lo ocurrido. Pero también con una herida lacerante y un reguero de dudas que lo perseguirán en las tres semanas que quedan.

Es que no te puedes bajar

“Pasó por mi cabeza no seguir en la carrera, eso es verdad”, confesó el jueves. La derrota -perdió por 574 de 12.700 votos, aproximadamente- no estaba en todos sus cálculos. Su gente cuenta que habría ganado si no fuera porque perdió en la IX Región. Dicen que se confiaron en el saliente alcalde de Temuco, Miguel Becker, pero que éste no defendió los votos y no hubo apoderados de mesa: los desbordistas alegan que hubo irregularidades, pero que su líder no quiso impugnar nada.

Si quería evitar este cuadro que ahora tiene en duda el desenlace de su campaña y su futuro político, Desbordes jamás debió competir en la interna RN -leen todos ahí-, porque con eso solo logró unir en su contra a distintos lotes que no son aliados de sangre entre sí y que cerraron filas motivados por sacarlo del camino.

Fuentes es hombre de Allamand, aliado con Andrés Chadwick y parte de Libertad y Desarrollo (acusan en RN); están jugados por Sichel y contra Lavín; a su enemigo le cobran el acuerdo del 15/N, el apoyo a los retiros del 10% y lo que huela a entreguismo doctrinario. Diego Schalper, el nuevo secretario general, es más cercano al presidente de la Cámara de Diputados, Diego Paulsen, y se le describe ligado a Carlos Larraín. Por otro carril corren la diputada y nueva vicepresidenta Karin Luck y su par Sebastián Torrealba.

Al electo presidente Francisco Chahuán -cuentan en las facciones rivales de Desbordes- se le habría hecho ver que la interna no se trataba de él, sino de vencer al adversario común. Otros dicen que el factor Sichel fue “un instrumento”. En el partido abundan quienes dicen que el nuevo jefe “no ganó, sino que Mario perdió”.

El bando derrotado siente que Desbordes se quedó sin opciones cuando su antiguo aliado, Cristián Monckeberg, desistió de competir a las 17 horas de la misma tarde que moría el plazo para inscribir listas (20 de mayo) y con eso lo dejó en la estacada. El aludido le dijo que prefería un consenso y que después de la elección del 15 y 16 de mayo -esto lo habían hablado el 17- veía otro escenario y que como convencional constituyente no podía presidir el partido.

Intentaron con su esposa, la diputada Paulina Núñez. Ella tampoco aceptó: antes está su carrera al Senado por Antofagasta.

Desbordes no abrió una negociación con sus rivales por una directiva compartida y así evitar el choque -muchos dicen que debió hacerlo; sí lo intentó antes Monckeberg-, pero entre estos aseguran que de Allamand y Larraín para abajo no iban a aceptar. No podían dejar pasar la ocasión. Como sea, tampoco tuvo tiempo: las matrículas se cerraban a las 21.00 y entremedio tenía una reunión con el Presidente Piñera.

Consumado el desastre, al vencido le dio vueltas a la idea de bajarse -señal política; su nombre ya está impreso en las papeletas de la primaria-, pero entre los suyos hubo debates y razones que lo convencieron de seguir. La primera: que si capitulaba ya no habría frenos para que más parlamentarios e infantería RN se vaya con Sichel (“¿le quieres entregar medio partido?”, recuerdan).

También relatan que hubo que frenar a una cuarentena de concejales leales dispuestos a renunciar al partido con tal de no caer en las manos del vencedor, pero sobre todo en las de Schalper. Difícil que pasara: ahí está el legado de Amplitud y el ostracismo político de Lily Pérez.

Entremedio hay una versión que narra que a Desbordes lo llamaron del comando de Lavín para decirle que no podía bajarse. Una primaria con un gladiador menos agrandaría el miedo a que ésta pierda por demasiados votos ante la de Daniel Jadue y Gabriel Boric.

Uno de los nudos de que el RN siga en carrera es evitar que el UDI -con quien tiene un pacto- sufra una sangría a favor de Sichel, quien ha levantando parlamentarios de ambos partidos. Su comando asevera que en la VI Región tiene todo un aparato armado por el senador gremialista Alejandro García-Huidobro, que al igual que Jacqueline van Rysselberghe dijo hace rato que no va por Lavín.

“Me habría gustado que me apoyara a mí”, dijo Desbordes en su lanzamiento del viernes, aludiendo a Diego Paulsen, otra de las bajas parlamentarias RN. Su equipo calcula -luego de rechequear esta semana- que le quedan “confirmados” 16 diputados de 36 y tres de los siete senadores, Rodrigo Galilea, Rafael Prohens y Marcela Sabat (sus enemigos dicen que ninguno).

También dijo en ese acto que le está pasando “lo mismo” que antes a Sebastián Piñera, que cuando iba tras la tricolor lidió por años con una bancada de lavinistas enquistados en el partido, y que a Allamand, que el 2013 tenía fugas de gente que iba por Laurence Golborne.

Conceptualmente, para el desbordismo esto es una conflagración entre la “derecha social” que “no está solo en las tres comunas” del Rechazo, versus la dura, esa “posición recalcitrante anclada en el neoliberalismo de Friedman” o “el partisanismo parapetado en el 22%”, entrecomillados pronunciados anteayer por su jefe programático, Hugo Eduardo Herrera.

Pero si hay algo parecido a un consenso en este RN que saca su enésimo doctorado en dividirse, es que esta riña no tiene nada que ver con las luchas de Allamand contra los duros del legendario consejo general de Temuco 95 (cuando le dieron la espalda y le quitaron piso para negociar reformas constitucionales cruciales con el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle), o las que libró Piñera con ese mismo bando.

“No es ideología profunda”, leen voces de varios bandos. Quizá sí -tercian otros- en lo de facilitar o no el pacto del 15/N que sentenció a la Constitución de Pinochet. Pero el resto de la camorra interna que se ha armado la ven carente de mucho sustento, plagada de cuentas personales y pasajes que no son para enmarcarlos en un museo.

Los enemigos de Desbordes se han solazado; algunos ríen al teléfono y no ven por dónde pueda abrir otra ruta: legalmente no puede volver a postular al Congreso después de la primaria. Vaticinan que sus diputados leales serán barridos cuando los nuevos dueños de RN armen la plantilla parlamentaria. “Después del 18 de julio será una anécdota”, cierran. La gente de Lavín lo ve colaborando con él después, pero no como generalísimo: ese es Ernesto Silva.

Pero para el precandidato herido esto no ha terminado. Su gente asegura que pese a todo, Chahuán le ha prometido apoyo -aunque ya avisó que no perseguirá a los que se vayan con Sichel y no lo acompañó al debate-, porque si se baja de la primaria, la nueva presidencia debutará con RN aún más quebrado. Otra cosa es que el senador les cumpla, dicen. Y que Desbordes peleará para que el partido no decrete libertad de acción; calculan que además de 13 de 16 jefes partidarios regionales controlan poco más de la mitad del nuevo consejo general que zanjará eso (y la lista parlamentaria). Sus rivales dicen que ellos lo dominan.

Si pierde la primaria, la meta de Desbordes es tapar bocas venciendo a Sichel o llegar tercero pisándole los talones. De ahí para abajo su futuro es dudoso, pero ha dicho a los suyos que no se irá al desierto (como lo hizo Allamand el 97 tras perder con Carlos Bombal). Quiere formar un instituto, y hay gente que le insiste en que funde otro partido.

Las tres semanas que quedan de campaña serán “con pocos recursos”, la “franja será de muy, muy bajo presupuesto y se va a notar” y “no tengo plata para arrendar sedes grandes”, dijo el viernes. Su comando calcula que a lo más recaudará unos $ 250 millones (el tope legal es de $ 642 y fracción), que tendrá pocas palomas y más que nada, voluntarios. Narran que RN le había aportado un monto, pero que él le pidió a la directiva saliente que no se lo transfiriera hasta que asuma la nueva, y que el domingo ésta le habría confirmado el compromiso financiero.