Desde su construcción, en 1962, con motivo del Mundial de Fútbol, el emblemático Reloj de Flores de Viña del Mar ha permanecido intacto. Por ello, el municipio diseñó un plan especial para resguardarlo ante posibles actos vandálicos, en medio de las últimas movilizaciones sociales en la región.

El  viernes 18 de octubre, el municipio retiró las manecillas del reloj, ya que bastaba con que una persona forzará el minutero o segundero de la estructura para provocar graves daños al motor.

El segundo punto del plan consistió en reponer las flores, luces y pasto dañado a primera hora de cada mañana, tras las protestas, para que el espacio a los pies del cerro Castillo, frente al balneario de Caleta Abarca, amaneciera impecable para los viñamarinos.

"En los últimos 15 días sólo llegan turistas en la mañanas, a las tres de la tarde ya no hay nadie", cuenta Sandra Urrutia, vendedora de souvenirs del lugar, quien dice que sus ventas han bajado mucho, pero igual apoya las movilizaciones.