El 17 de noviembre, Franco Parisi quiso marcar un hito en su campaña presidencial. A cuatro días de la primera vuelta invitó a ocho rostros influyentes de las redes sociales a ser parte de su programa Bad Boys, el que realiza todos los martes desde Alabama, Estados Unidos, junto a su círculo de hierro. Todos los personajes invitados a la reunión tenían algo en común, su popularidad virtual: entre ellos suman más de 1.300.000 suscriptores entre sus páginas de Facebook, Instagram y YouTube.
“Estamos revolucionando las comunicaciones, porque ustedes son el futuro”, les dijo Parisi.
Hoy, a menos de un mes de esa transmisión, el programa tomó otro peso. Esta noche (21.00) está invitado José Antonio Kast y el viernes será el turno de Gabriel Boric. Pese a que el candidato de Apruebo Dignidad fue bastante crítico con Parisi –tiene una orden de arraigo por una deuda de $ 207 millones en pensión alimenticia-, su resultado en la elección (12,8%) y la popularidad que tiene en redes sociales hicieron que la invitación se tornara irrechazable.
–Estamos promediando entre dos y tres millones de reproducciones en nuestros últimos programas, pero para estos dos que se vienen esperamos tener un récord de audiencia–, dice Giancarlo Barbagelata (ingeniero comercial, 35 años), uno de los cuatro panelistas de Bad Boys.
El programa nació en marzo de este año, en el canal digital TV O’Higgins (201.770 seguidores en Facebook), que pertenece a Pedro Gubernatti (ingeniero comercial, 34 años), otro de los conductores del espacio. Antes, Parisi ya había participado en el canal, en el programa Seamos Francos, donde entrevistaba a emprendedores.
–Bad Boys surgió porque vimos el descontento social de la gente, mostrando sus problemáticas, y quisimos darle onda a la política. Más rock. Partimos creyendo que le iba a ir bien, pero fue creciendo como una bola de nieve, también gracias a los simpatizantes del Partido de la Gente. Jamás imaginamos que estaríamos en la posición en que estamos–, comenta Gubernatti.
El nombre se le ocurrió a Parisi. Y el eslogan “los que incomodan a la élite” fue idea de Gubernatti .
–Tenía que ser algo políticamente incorrecto, que provocara–, explica Barbagelata.
Según sus cifras, sumando todos los canales y todas las redes, empezaron con un promedio de 30 mil reproducciones por video y terminaron con tres millones en los más viralizados. Casi siempre con los mismos panelistas, quienes nunca se reunieron físicamente para transmitir: Parisi está en Estados Unidos, Barbagelata en Viña del Mar, Gubernatti en Rancagua y Juan Marcelo Valenzuela, exgerente comercial de Felices y Forrados (de Gino Lorenzini), en Valparaíso.
Uno de los programas más populares fue el del 17 de noviembre, al que llamaron Mega Bad Boys.
–Surgió la idea de hacer un programa ampliado con todo el mundo digital. Es un submundo que no es considerado y son personas que mueven a mucha gente–, detalla Barbagelata.
“Paralelo 33″ fue uno de los youtubers invitados ese día. Su nombre es Rodrigo Prenafeta, tiene 24 años, es estudiante de Derecho y es considerado uno de los rostros chilenos más influyentes en esa red social, por sus 125 mil suscriptores y 32 millones de reproducciones. Él se define como libertario y, pese a que apoyó a Parisi, también ha dicho que es vergonzoso que el excandidato no esté en Chile.
Prenafeta explica que la gente se cansó de los medios tradicionales y empezó a buscar espacios por fuera.
–Los que no tienen voz en medios tradicionales empiezan a buscar espacio en comunidades donde se generan burbujas ideológicas, donde la mayoría piensa igual. Yo soy un poco diferente al resto, porque los que empezaron son de derecha y yo trato de informar desde otra posición, critico a todos, a Boric y a Kast–, dice el estudiante.
Desde ese lugar, no tardó en condenar al diputado electo Johannes Kaiser cuando se viralizaron videos de las opiniones que había emitido en su canal, en las que, por ejemplo, cuestionó el voto femenino, según él de forma “sarcástica”. Además de otros comentarios en los que fue acusado de hacer una apología a la violación.
Por ello, Kaiser se vio obligado a renunciar al Partido Republicano a menos de una semana de su elección y dejó de subir videos a su canal El Nacional-Libertario (109.000 suscriptores) por unos días hasta que el jueves volvió a aparecer.
Los dos mundos de Kaiser
Era 2016 y Johannes Kaiser (45 años) trabajaba de recepcionista en un hotel en Innsbruck, Austria, cuando empezó a hacer videos con opiniones políticas. Basándose en algunos de sus referentes de las redes sociales, como el británico Carl Benjamin o el estadounidense Ben Shapiro, decidió empezar a grabar para matar el aburrimiento de los turnos nocturnos.
El primer video que hizo fue un comentario sobre el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y el segundo se llamó “izquierda pinochetista”.
Así, de a poco, su canal agarró vuelo y se dio cuenta de que mientras más provocadores eran los comentarios, mejor les iba a los videos. Por ejemplo, uno de los con mejores números fue una crítica sobre la cobertura que hizo el periodista Daniel Matamala a la crisis en Venezuela en 2019.
Pero la consolidación vino después del estallido del 18 de octubre, cuando las visitas empezaron a subir cada vez más. Hasta que se convirtió en un personaje influyente en la campaña del Rechazo.
De repente, empezó a recibir comentarios de sus seguidores en que le decían “nacional sedentario”, instándolo a postularse a un cargo público. Con esa motivación, Kaiser decidió ser candidato a diputado por el Partido Republicano en el distrito 10 y en mayo viajó a Chile desde Austria para hacer la campaña en la que terminó siendo electo con 26.610 votos.
Lo que nunca imaginó fue que a solo días de ser elegido, sus videos iban a ser expuestos en los medios de comunicación. Y el salto desde su mundo digital a la política tradicional terminó exponiendo declaraciones que, hasta ahí, sólo eran reproducidas por sus seguidores.
Patricio Velasco, docente del Instituto de Sociología UC e investigador de la ONG Derechos Digitales, explica que para entender lo que pasó es fundamental analizar cómo funciona la configuración de la red social:
–YouTube es una plataforma de distribución de contenido orientada a la segmentación de publicidad. Lo interesante es que esa configuración da pie al surgimiento de distintas comunidades de interés, lo que permite que puedas articular una audiencia de manera relativamente estable, y también, que esta audiencia se represente muchas veces como una comunidad e incluso como una familia.
Por lo mismo, explica Velasco, el impacto es diferente cuando esa persona llega a un cargo de representación popular:
–Lo que es sostenible como discurso en YouTube no es sostenible en la arena política de la Cámara de Diputados.
Eso motivó a que el youtuber Sebastián Izquierdo, quien se hizo conocido en su canal Capitalismo Revolucionario (12.084.255 visualizaciones desde julio de 2016), se indignara cuando Kaiser fue expuesto en los medios nacionales:
“Tú, como youtuber, como opinólogo del YouTube, tenís que ser más crudo, decir cosas que en el ámbito de la política formal son aberrantes. Y te toca, es parte del juego decir cosas terribles, pero no puedes ingresar a la otra vereda y esperar que no te pegue de vuelta. Un político es un político, sabe cómo hacerlo. Pero un youtuber es otra cosa, no es la pega del youtuber salir electo diputado (...). Nos cagaste a todos la pega, estúpido, pendejo inmaduro”, dijo Izquierdo en su canal.
La radicalización de los contenidos en la plataforma ha sido tema de estudio en varios países, como España y Brasil. Manoel Horta Ribeiro estudió ciencias de la computación y en 2020 escribió un artículo llamado: “Auditoría de las vías de radicalización en YouTube”, realizado para la Universidad Federal de Minas Gerais y para el doctorado que cursa en la Escuela Politécnica Federal de Lausanne, Suiza.
–Es interesante pensar cómo las nuevas tecnologías cambiaron el ecosistema de medios. Los nichos de personas conservadoras que mantienen opiniones que no están representadas en la política encuentran este tipo de opiniones en internet–, explica el brasileño.
Lo que hicieron fue tomar 330.925 videos publicados en 394 canales y analizar sus comentarios para ver el comportamiento de los usuarios. Así, pudieron concluir que efectivamente la gente pasa de contenidos más suaves a los más extremos.
Además, concluyó que los videos de contenidos más “radicales” eran menos recomendados que los demás.
Por eso, explica Horta Ribeiro, esas declaraciones “aberrantes”, como las llamó Izquierdo, no generan mayor repercusión en la red, porque las comunidades que las escuchan están buscando ese tipo de contenidos.
Coincide en eso el publicista chileno Rodrigo Pulgar. Conocido como “Krypto” en su canal Cultura Chatarra (79.000 suscriptores), reconoció en una entrevista, con Nicolás Copano, haber sido parte de la propagación de estas ideas en YouTube.
El arrepentimiento de “Krypto”
Pulgar decidió empezar a publicar contenido político en su canal en octubre de 2019, porque vive cerca de Plaza Italia. Transmitía horas en vivo para mostrar lo que, según él, realmente pasaba en el lugar.
–Ahí empecé a conocer a la “fachósfera”. Hay muchos canales, podrían ser entre 30 y 40 páginas. Era una comunidad en la que todos nos hacíamos entrevistas para ayudarnos a tener suscriptores y luego nos encontrábamos en las marchas del Rechazo. Algunos anónimos y algunos más radicales que otros. La idea era que si las personas de derecha se sentían incómodas al caminar en la calle, que las personas de izquierda se sintieran así en las redes–, explica “Krypto”.
Así fue entrando en diversos grupos de WhatsApp en los que, según él, se divulgaban diversas conspiraciones y teorías sobre la contingencia.
–Muchos se precipitaban de ingenuos, porque querían ser los primeros en decir la información. Pero también hay cuentas que derechamente dicen mentiras–, explica Pulgar, quien, arrepentido, decidió alejarse de ese mundo.
De todas formas, la gama de cuentas y de pensamientos que hay entre los youtubers políticos chilenos es amplia: hay patriotas, tradicionalistas y libertarios que transmiten sus mensajes en diferentes formatos.
Por ejemplo, hay cuentas anónimas como Viva Chile! (122.000 suscriptores), que participó en el live de Parisi, y Chileno Anónimo (8.420 suscriptores), que entregan sus mensajes a través de personajes animados.
Pero también están las más tradicionales. La constituyente Teresa Marinovic tiene 134.000 seguidores a través de la Fundación Nuevamente, que ha llegado a las 30 millones de visualizaciones en sus programas.
En ellos, los contenidos dependen de la contingencia y los panelistas se atreven a opinar con soltura. Por ejemplo, el jueves pasado, en el programa No+TV, Marinovic dijo que el hermano de Gabriel Boric e Izkia Siches eran pareja y tenían un hijo. La información fue desmentida minutos después por uno de los panelistas.
Ricardo Delgado participa activamente en los programas de la Fundación de Marinovic y fue candidato a diputado junto a Kaiser por el distrito 10. También tiene un canal de Youtube, llamado Facho Cola (12.000 suscriptores).
–Nació porque buscábamos un espacio para desahogarnos y poder expresar una opinión que estaba invisibilizada–, dice Delgado.
Pero no todos los youtuber son de derecha, pese a que la mayoría coincide en que la izquierda tiene menos notoriedad en esa plataforma, al menos en los canales políticos.
Por ejemplo, Another Brother tiene 215.000 seguidores en Instagram. El protagonista de la cuenta es el actor Alberto Herrera, quien fue criticado al hablar de la muerte del Presidente en la campaña de la Lista del Pueblo y que hoy realiza videos de denuncia contra los partidos políticos por los refichajes ilegítimos. Hoy apoya a Boric.
Hace tres semanas, Herrera, quien participó del Mega Bad Boys, decidió prestarle atención a su cuenta de YouTube, porque ahí puede monetizar sus contenidos. De todas formas, tiene claro que es un lugar que está más poblado por comunicadores del otro bando político:
–Tengo una tendencia de izquierda y conozco a menor cantidad de youtubers que piensen así. Pero yo trato de explicar casos con peras y manzanas, no de impregnar a la gente con mi opinión.
Claro está que al que empieza a monetizar videos en redes sociales se le abre el apetito.
Y los Bad Boys son los que están de moda:
–Hasta nos han llamado de la tele, quién sabe si más adelante tenemos nuestro programa de TV–, cierra Giancarlo Barbagelata. D