La decisión del príncipe Andrés de llegar a un acuerdo sobre las acusaciones de abuso sexual elimina la amenaza inmediata de un juicio que sería muy publicitado, pero las réplicas del escándalo de un año de duración siguen resonando en el Palacio de Buckingham.
Virginia Giuffre presentó una demanda el año pasado alegando que el financista Jeffrey Epstein y la socialité británica Ghislaine Maxwell la obligaron a mantener relaciones sexuales con el príncipe cuando era adolescente, a principios de la década de 2000. El príncipe Andrés negó repetidamente las acusaciones, dijo que nunca había conocido a Giuffre y luego solicitó un juicio con jurado.
El martes, sus representantes dijeron que había llegado a un acuerdo por una suma no revelada. El anuncio suscitó preguntas sobre si el príncipe Andrés podría permitirse pagar sin la ayuda financiera de su madre, la reina Isabel II, y también sobre lo que le espera ahora.
“Nunca hemos comentado los acuerdos financieros de los asuntos legales privados del duque y no lo haremos ahora”, dijo un portavoz del Palacio de Buckingham, que habla en nombre de la familia real.
En una declaración, el príncipe no admitió haber actuado mal. Se comprometió a “demostrar su arrepentimiento por su asociación con Epstein al dar su respaldo a la lucha contra los males del tráfico sexual y apoyando a sus víctimas”. El príncipe Andrés hará una importante donación a la organización benéfica de Giuffre.
El abogado de Giuffre dijo el lunes que el acuerdo habla por sí mismo.
“No veo ninguna posibilidad de que vuelva a la vida pública”, dijo Nick Goldstone, jefe de resolución de conflictos del bufete de abogados Ince Gordon Dadds LLP en Londres. “La opinión pública de Reino Unido odia que exista la posibilidad de que el dinero público o el dinero de la reina se destine a proteger a alguien que exigía un juicio con un jurado y ahora huye de éste”.
No está claro qué le depara el futuro al príncipe, de 61 años. Actualmente reside en el Royal Lodge, una casa de 30 habitaciones en la finca de Windsor que comparte con su exesposa Sarah, duquesa de York. Los expertos en finanzas reales dicen que el príncipe Andrés probablemente recibe apoyo financiero de la reina. También tiene una pensión de cuando sirvió en la Marina Real y posee un chalet en Suiza. No se ha podido determinar si sus gastos de seguridad están cubiertos por los contribuyentes de Reino Unido.
El martes, en las redes sociales fue tendencia un meme que mostraba una foto de una larga fila de personas y las siguientes palabras: “Se forma una enorme fila en el palacio al saber que el príncipe Andrés está regalando dinero a gente que no conoce”.
Otros instaron a que el príncipe, que ya ha sido despojado de sus afiliaciones militares y patrocinios reales, también sea relevado del título de duque de York. Rachael Maskell, legisladora que representa a la ciudad de York, en el norte de Inglaterra, dijo que la afiliación con el príncipe había causado dolor y vergüenza a su distrito. Esta medida requeriría una ley del Parlamento.
El Palacio de Buckingham ha hecho todo lo posible por poner espacio entre el príncipe y la monarquía. Sus vínculos con Epstein resultaron ser un espectáculo secundario no deseado, mientras la monarquía sienta las bases para una delicada sucesión de la reina Isabel a su hijo mayor, el príncipe Carlos.
En parte, a petición del príncipe Carlos, el príncipe Andrés ha pasado algo más de dos años en un exilio real efectivo después de retirarse de sus funciones tras un intento fallido de limpiar su nombre con una entrevista reveladora en 2019. Rara vez se le ve en público y ha sido excluido de casi todos los eventos ceremoniales, con la excepción del funeral de su padre, el año pasado. El mes pasado, el Palacio de Buckingham dijo que el príncipe Andrés defendería su caso como ciudadano privado.
Los funcionarios de palacio se preparaban para un juicio en otoño, en el que el príncipe Andrés tendría que responder a preguntas bajo juramento. El acuerdo evita esa posibilidad mientras la monarquía celebra los 70 años de la reina Isabel en el trono con una serie de fiestas en la calle y otros pomposos eventos este verano.
El príncipe Andrés sigue siendo consejero de Estado, lo que lo convierte en uno de los cuatro miembros de la realeza de alto rango que podrían asumir las funciones de la reina de forma temporal si ésta cayera enferma. No está claro si el príncipe estará presente en alguno de los actos previstos en junio para celebrar a la monarca británica más longeva.
Incluso si su nombre hubiera quedado limpio en el juicio, los comentaristas reales se preguntan si su imagen se habría rehabilitado. Las fotos que muestran al príncipe con su brazo alrededor de una Giuffre adolescente y dando un paseo con Epstein se reproducen regularmente en la prensa británica.
El príncipe Andrés no es el único dolor de cabeza que afronta la corona. El príncipe Harry, nieto de la reina que abandonó sus funciones reales para vivir en Estados Unidos, tiene un libro que se publicará este año. Anteriormente ha sido crítico con los funcionarios del Palacio de Buckingham.
El miércoles, la policía británica dijo que investigaría las acusaciones de que la organización benéfica del príncipe Carlos, la Fundación del Príncipe, se ofreció a ayudar a conseguir honores y la ciudadanía para un empresario saudita que hizo donaciones a la fundación. La policía dijo que no se había realizado ningún arresto. En un comunicado, el palacio afirmó que el príncipe Carlos no tenía conocimiento de la supuesta oferta.