“La sabiduría política de don Clodomiro y don Patricio pudo más que sus ideas y que sus preferencias. Ambos tenían una convicción común de que en Chile tenía que haber democracia y subordinaron muchas cosas a ese propósito, que generó una herencia perdurable para el país”, recordaba Enrique Correa en una entrevista el 20 de abril de 2016, al día siguiente de la muerte del expresidente, de cuyo gobierno fue portavoz.
El director de Imaginaccion -y uno de los más influyentes de la ex Concertación- se refería a la amistad entre Patricio Aylwin (1918-2016) y el histórico dirigente socialista Clodomiro Almeyda (1923-1997), que fue clave para lograr la articulación del socialismo con la Democracia Cristiana, que permitió configurar la oposición política que desembocó en el plebiscito de 1988.
En esas mismas horas, otro gesto impactaba a la clase política: Carlos Altamirano, uno de los rivales históricos de Aylwin desde el socialismo, aparecía en el funeral del exmandatario para formar parte de su guardia de honor.
Por innumerables veces que hayan intentado la distancia, el PS y la DC están íntimamente vinculados. No hay década en que la sangre no haya estado a punto de llegar al río. Como cuando en 1999 los diputados DC llamados “CazaLagos” semanalmente salían a cuestionar al entonces candidato presidencial socialista, que más tarde se impondría cómodamente a Andrés Zaldívar. O las amenazas por las alianzas parlamentarias PS-PPD y las listas separadas de concejales en los 2000; los coqueteos con otros bloques políticos en la década siguiente y, finalmente, las candidaturas presidenciales separadas a primera vuelta en las últimas elecciones.
Además, al interior de ambas tiendas siempre ha habido bloques que intentan tensionar ese pacto. El PS seducido por el PPD y el resto de la oposición para salirse del centro, y la DC pidiendo camino propio, como sucedió en las pasadas elecciones presidenciales en que en la primera vuelta la senadora Carolina Goic obtuvo sólo un 5,88% de los votos.
Pero pocas veces la amenaza de la ruptura fue más palpable que el 19 de mayo, con un PS decidido a romper el pacto político y sellar una nueva coalición con el PC y el Frente Amplio (FA). Lo que vino en las horas siguientes fue aún más sorprendente: un rechazo de sus jóvenes pretendientes, una vuelta a los orígenes y un malestar entre socios profundo.
Pero siempre, después de la tensión, la alianza permanece. Una y otra vez. Si alguien lo dudaba, fue Carmen Frei, presidenta (S) de la DC y otra figura política con apellido histórico, la que lo dijo fuerte y claro una semana después del choque: “El bien de mi país y de su gente va más allá de poner o no la otra mejilla. Hemos trabajado muchos años, reconquistamos la democracia con heridas mucho más profundas que las que podamos tener ahora”.
El té de Frei y Elizalde
Cuando aún no se apagaban las brasas del incendio iniciado por el PS al intentar un acuerdo con los comunistas y el FA para enfrentar unidos las próximas presidenciales, el presidente socialista, Álvaro Elizalde, tuvo su primer cara a cara con Carmen Frei. Como sacado de una serie inglesa, ambos dirigentes compartieron una taza de té en el living de la exsenadora y, según un conocedor del encuentro, “fue una conversación amistosa, cordial, pero no se trató ningún tema político. Carmen Frei le planteó expresamente a (Álvaro) Elizalde que cualquier tema de fondo lo hablaran después del 13 de junio (segunda vuelta de gobernadores)”.
Por estos días, le habría precisado Frei al timonel socialista, la DC está enfocada exclusivamente en la elección de gobernadores, especialmente en la disputa en la Región Metropolitana. El motivo, explica un dirigente, es que una victoria de la carta DC, Claudio Orrego, ante Karina Oliva (Comunes) empoderaría al partido al sentarse a conversar en serio con el PS y el PPD. Al contrario, una derrota podría acelerar las elecciones internas previstas para el 25 de julio y revivir la tensión producida tras la bajada forzada de Ximena Rincón (ver pág. 20). Muy atento, el expresidente Fuad Chahin ya tiene una lista de posibles candidatos a la jefatura del partido que él escoltaría.
Lo cierto, es que tras el portazo de Daniel Jadue a los socialistas (por haber incorporado al PPD y a Nuevo Trato), uno de los grandes beneficiados fue Orrego, ya que la dirigencia socialista ordenó a todo el partido ponerse detrás del exintendente para ganar la gobernación capitalina. Un cargo que, por lo demás, tiene un volumen de votación más alto que una senaturía. El jueves en la sede del PS se reunieron los secretarios generales de la DC, David Morales, y del PS, Andrés Santander, para ver cómo reforzaban la candidatura DC en la recta final.
Este mismo apoyo entre los partidos de la ex Concertación se ha producido en el resto de las campañas en regiones y ha sido coordinado por los senadores Juan Pablo Letelier (PS) y Jaime Quintana (PPD). La candidata presidencial Paula Narváez participó en la semana en varias actividades con Orrego, mientras que Yasna Provoste -entre jueves y viernes- estuvo apoyando a candidatos DC, PS y PPD en la VI, VII, VIII, IX y X Región en un recorrido por varias ciudades, algo que muchos consideraron un approach de su inminente candidatura presidencial.
“Esta segunda vuelta de gobernadores ha ayudado mucho a acercarnos nuevamente”, dice el senador Carlos Montes (PS), quien no tiene ninguna duda en que habrá un pronto reencuentro con la DC. “Habrá primarias ciudadanas y se va a competir, y el mundo socialista intentará ganarle a Yasna Provoste y probablemente a Carlos Maldonado”.
La senadora Isabel Allende (PS) también ve primarias en un horizonte cercano: “Vamos a seguir persistiendo en nuestro llamado a la unidad de la centroizquierda. Y por cierto dialogaremos con la DC y con otros partidos, y si no se ha podido cumplir con una primaria legal, probablemente tendremos una primaria convencional entre la candidata DC, y mi candidata, Paula Narváez, también apoyada hoy por el PPD, el Partido Liberal y Nuevo Trato”.
“Una primaria convencional con la DC es la mejor forma que tenemos hoy de legitimar a una candidata o candidato, y no que sea resuelto entre cuatro paredes”, coincide el senador Guido Girardi (PPD), partido que salió muy trasquilado aquel miércoles 19 de mayo que para muchos no será fácil de olvidar. Su presidente, Heraldo Muñoz, también tuvo un primer té con Carmen Frei.
Pero el académico de la Universidad de Talca Mauricio Morales precisa que “lo que sucedió con el incidente de la primaria es una cuestión menor al lado de los enfrentamientos que tuvieron ambos partidos previo al golpe militar, y luego cuando ambos discutían sobre el mejor camino para salir de la dictadura. Hoy son fuerzas complementarias y las confianzas se van a restituir”.
La permanencia en el tiempo
El tortuoso matrimonio político del PS y la DC incluso ha resistido el alejamiento o paso a segundo plano político de quienes fueron sus principales impulsores históricos, con Gutenberg Martínez fuera de la DC y Camilo Escalona con menos poder interno en el PS, aunque podría volver.
Consultado al respecto, Escalona tiene claro el panorama: “El entendimiento entre la centroizquierda continúa siendo necesario para que en Chile exista una mayoría nacional capaz de gobernar. De modo que el PS y la DC deberán crear pronto las condiciones para reponer una alternativa común”.
Aparte de enfrentar a la centroderecha, Girardi agrega otro factor que, a su juicio, acelerará el reencuentro: el avance del candidato del PC, Daniel Jadue, que esta semana lideró la encuesta Criteria, con un 16%, seguido por el UDI Joaquín Lavín, con 14%, y Provoste, quien subió seis puntos desde la última medición y llegó a un 9%. “Debemos recuperar el diálogo para trabajar juntos y proponer un proyecto de futuro para Chile que derrote a la derecha y ofrezca una alternativa a la izquierda tradicional representada por el Partido Comunista”, dice Girardi.
Para Provoste, la más probable candidata presidencial de la DC, la unidad es inevitable: “Espero que el próximo sea un gobierno de mayoría, que reúna a los más amplios sectores posibles de la centroizquierda y del progresismo. Una mayoría no solo política, sino también social, de la cual la sociedad civil se sienta parte. Esa es la única manera de avanzar en los cambios que Chile demanda y necesita. Para esa nueva gobernabilidad, la unidad de la centroizquierda es necesaria”.
“La alianza PS-DC se va a recomponer, es algo inevitable. Mientras la DC tiene la carta presidencial más fuerte de la Unidad Constituyente, el PS ha demostrado capacidad de sobrevivencia electoral, reflejado tanto en la elección de convencionales como en los recientes comicios de la CUT. Ambos se necesitan”, agrega Mauricio Morales.
David Morales, vocero de la DC, señala que, más allá de lo ocurrido, “tenemos una responsabilidad política con el país”.
Las vallas para la reconciliación
Sin embargo, hoy el reencuentro, especialmente entre las bases de los partidos, no se ve nada de fácil.
“Las bases del PS están hoy muy lejanas de la DC, porque en ellas ha permeado el discurso del antiliberalismo que hoy tienen Jadue, Gabriel Boric y el Frente Amplio. Y porque la experiencia con la DC en varios momentos no ha sido buena, particularmente en el segundo gobierno de Bachelet. Además, la gestión de Chahin generó mucha resistencia entre nuestros diputados”, advierte un senador del PS.
La DC también deberá sortear algunas vallas para la reunificación de la histórica alianza con la izquierda. En una carta enviada el martes a las bases de su partido, la excandidata presidencial Ximena Rincón abordó la relación actual con el socialismo: “Se debilitó la relación política con nuestros socios históricos y el affectio societatis que permitió darle a Chile gobernabilidad en las últimas décadas (…) La dignidad debe partir por casa, por defender no a una candidata en particular, sino que a un proceso democrático con amplia participación, que fue vetado por nuestros socios históricos en un hecho sin precedentes, que no puede soslayarse, pues sus consecuencias pueden ser inconmensurables”.
Pero como era de esperar, Provoste tiene una mirada diferente a la de su camarada y compañera en el Senado: “Lo he sostenido siempre y lo reitero hoy con más fuerza: todos los partidos hemos cometido errores estos años y debemos tener la disposición a rectificar. Lo importante no es que cada colectividad esté pensando en los errores de los otros, sino que cada cual evite repetirlos”.
En ambas colectividades, así como en el resto de los partidos que integran Unidad Constituyente, saben que tienen el calendario en contra (quedan poco más de seis meses para las parlamentarias y presidenciales), y así se lo están haciendo ver sus aspirantes al Parlamento y su militancia que comienzan a inquietarse.
“Es urgente retomar las conversaciones porque los desafíos son grandes: ver si organizamos primarias ciudadanas, acordar un programa común que ofrezca gobernabilidad, progreso y paz a un país golpeado por la pandemia y armar una lista parlamentaria”, advierte la vicepresidenta de la DC, la diputada por Lota, Joanna Pérez.