Desde hace varios años, la economista y socióloga Loreto Cox se ha dedicado a estudiar la polarización que existe hoy en nuestro país, entendida como la animadversión que existe entre dos bandos antagónicos.
Ha escrito que su origen puede arrastrarse desde hace varias décadas y que no necesariamente depende del tradicional eje izquierda-derecha (polarización ideológica), sino más bien de los afectos.
Cox explica que en el último tiempo una serie de investigaciones sobre la política en Estados Unidos (conservadores versus republicanos) hablan de “polarización afectiva”, que apunta a una animosidad, e incluso desprecio, entre personas con posturas distintas.
En el marco de las actividades conmemorativas de los 50 años del Golpe de Estado -organizadas por el Centro UC para el Diálogo y la Paz-, la académica realizó una encuesta con una metodología muy distinta a las tradicionales. Su objetivo: intentar explicar un fenómeno extremadamente complejo, como la división del país en dos grupos, a partir del 11 de septiembre de 1973 y sus efectos hasta hoy.
“Intenté salirme un poco de la contingencia y mirar esto (actual polarización) desde la perspectiva de la división en dos bandos -uno que asociamos a la izquierda y otro a la derecha- que han provocado en nuestra sociedad los principales hitos políticos posteriores al 73. Partimos con el gobierno de Salvador Allende y terminamos con el plebiscito de la nueva Constitución realizado hace un año”.
“Los niveles de polarización en torno al Golpe y la dictadura son mucho más altos en los grupos de mayor nivel socioeconómico que en el resto de la población”
Loreto Cox, Escuela de Gobierno UC
Se encuestó a 1.533 personas, a quienes se les pidió, entre otros temas, evaluar a quienes apoyaron y a quienes se opusieron al gobierno de Allende, a quienes apoyaron y se opusieron al Golpe, a quienes apoyaron y se opusieron al régimen militar, y así, en cada uno de los momentos políticos posteriores.
La metodología consistió en medir y analizar las brechas en cómo la gente evalúa hoy a estos dos bandos y, a partir de ello, ver el nivel de polarización que hay en cada momento histórico.
Resultados y sorpresas
La primera conclusión es que “la mirada de los chilenos de hoy castiga el apoyo al Golpe y a la dictadura” y quienes más lo hacen son, por lejos, los jóvenes.
Ambos hitos son muy polarizantes en nuestro país, pero en particular para la izquierda.
Sin embargo, una serie de datos revelaron que el quiebre institucional del 73 y el posterior gobierno de Pinochet son una preocupación mucho más fuerte para las élites que para la población en general.
“Los niveles de polarización en torno a esa etapa de nuestra historia son mucho más altos en los grupos de mayor nivel socioeconómico y en las personas con más educación”, dice la investigadora.
Una de las grandes sorpresas con que se encontró Cox fue que, en promedio, el “Golpe y la dictadura” son igual de polarizantes para ambos bandos, como lo han sido hitos recientes, como el estallido social de 2019, la segunda vuelta presidencial entre Gabriel Boric y José Antonio Kast y el último plebiscito.
Otro dato llamativo –cuenta la autora- es que los niveles de polarización en torno al Golpe y al gobierno militar son muy similares a los que se encuentran hoy entre demócratas y republicanos en Estados Unidos, “país donde hay mucha preocupación respecto de esta división”.
Año cero
Otra de las conclusiones de la consulta realizada en dos tandas -entre el 20 y 30 de junio y entre el 14 y 23 de agosto- es que la polarización que venía arrastrándose del quiebre institucional se redujo significativamente tras la recuperación de la democracia a comienzos de los años 90.
Pero en la era de los gobiernos de la Concertación comienza un nuevo ciclo de polarización, lentamente, pero en forma progresiva hasta ahora.
“Podría ser que parte de esta polarización creciente se deba a que nos preocupa más el presente, pero pensaría que es algo más profundo y preocupante”, explica.
Otras de las claves que arrojó la investigación es la influencia de la “familia de origen”. Es decir, el bando en que se encuentran los padres influye fuertemente en el pensamiento de sus hijos, tanto en las evaluaciones de los distintos sucesos políticos posteriores al 73, como de los niveles de polarización.
Las personas cuyos padres apoyaron el Golpe tienden a evaluar todos los hitos posteriores con una visión más de derecha. Mientras que los hijos de opositores al Golpe evalúan los hitos con una mirada de izquierda.
“La posición de los padres sobre el 11 de septiembre del 73 marca la postura en las divisiones políticas hasta el último referéndum sobre la propuesta constitucional”, señala Cox.
Otro resultado que no deja de llamar la atención –agrega- es que entre quienes hoy se identifican con la derecha existe “poco apoyo a los que apoyaron el Golpe, menos a los que apoyaron la dictadura y menos aún a los que votaron por el Sí en el plebiscito del 5 de octubre de 1988″.
Juego de palabras
Para descubrir el verdadero interés de los chilenos sobre el Golpe, Cox estableció una pregunta de comparación para la mitad de la muestra -donde los encuestados podían escribir libremente- con el fin de tener una referencia acerca de cuánto escribía cada grupo sobre otro tema distinto.
A una mitad le preguntó ¿cuáles son, desde su punto de vista, los principales factores que contribuyeron a que Chile perdiera su democracia en 1973? Y a la otra mitad una pregunta sobre salud.
Sólo dos grupos escribieron menos en la pregunta sobre el Golpe que en la otra pregunta de control: los jóvenes menores de 30 años y los que dijeron que no tienen interés en la política. En ambos casos, el ejercicio revela que el 11-S es un tema que genera escaso interés.
Quienes más se explayaron al respecto fueron las personas mayores, de nivel socioeconómico alto y quienes tenían interés en la política (que son sólo el 17% de la muestra).
Una gran cantidad de personas, en especial los más jóvenes, de niveles socioeconómicos más bajos y menos interesados en la política, respondieron que no saben, que no les interesa, que no habían nacido, que no se meten en política...
El promedio de palabras escritas en las respuestas sobre el origen del quiebre de la democracia fue de 30 y las que más se repitieron entre las personas identificadas con la izquierda fueron: derecha, miedo, Estados Unidos, ricos, ambición, empresarios, intervención, intereses e influencia.
Entre los identificados con la derecha, los conceptos más reiterados fueron: mal, comunista, momento, Allende, quiebre, imponer, filas, Congreso, inflación y Cuba (ver infografía).
Este juego de palabras también fue separado por nivel socioeconómico familiar.
En el sector bajo se repitieron: golpe, militar, gente, mala, militares, Estados Unidos, crisis, social y alimentos.
En el alto: derecha, políticos, imponer, izquierda, comunista, armadas, partidos, Parlamento, latina y América.
Diferencias generacionales
Al establecer un corte generacional en los 40 años, los adherentes más jóvenes de derecha tienen sus más grandes diferencias con los mayores de esa edad en la visión de la dictadura y del plebiscito del 88. De hecho, los menores de 40 evalúan de forma negativa la actuación de la derecha en estos hitos.
“Esto muestra una fuerte renovación en la derecha en cómo se mira esta etapa de la historia”, dice la autora.
En la vereda del frente, aunque los militantes de izquierda evalúan siempre positivamente la actuación de sus mayores, el tema que genera mayores diferencias generacionales son los gobiernos de la Concertación. Allí, la evaluación de los jóvenes es mucho menos favorable que la de los mayores de 40 años.
Mayoría pide hacer más esfuerzos para buscar a desaparecidos
La investigación concluye con varias cifras esperanzadoras.
El país está mayoritariamente a favor de mantener siempre presente el tema de las violaciones a los derechos humanos (52,7%) ocurridas en dictadura y que el Estado ponga más esfuerzos en la búsqueda de información sobre los detenidos desaparecidos (58%).
Una muy amplia mayoría también está a favor de buscar la reconciliación y mirar hacia el futuro (66%).
Este deseo de reconciliación es mucho más fuerte entre las personas mayores, que vivieron la experiencia traumática del 73, que entre los jóvenes (80% entre los mayores de 50 años versus 50% en el grupo entre 18 y 30 años).
Los encuestados que tuvieron a personas cercanas que fueron afectadas por violaciones a los derechos humanos -como detenciones arbitrarias, tortura, muerte y desaparición de personas- también quieren mayoritariamente la reconciliación del país (62%).
“Esto último me parece esperanzador y, de nuevo, contrasta con esta élite polarizada, que nos tiene en un ambiente eléctrico, como dijo esta semana el Presidente Gabriel Boric”, concluye Loreto Cox.