La discusión con el Partido Republicano estaba en sus días más calientes cuando, a fines de la semana pasada, Evelyn Matthei recibió en su casa a los presidentes de los partidos de Chile Vamos: Guillermo Ramírez (UDI), Rodrigo Galilea (RN) y Gloria Hutt (Evópoli).
El tema central del duro intercambio con la tienda que fundó José Antonio Kast -la negociación de una reforma previsional con el gobierno- fue parte ineludible de la conversación en la cita, que fue también la primera que Matthei -ya como exalcaldesa de Providencia e inminente carta presidencial- sostuvo con los tres timoneles de su sector.
Aunque en público ha optado por no intervenir activamente, en la reunión Matthei instaló tres principios base para lo que resta de las tratativas, que ya ingresaron a su última milla, sin que hasta ahora se haya podido despejar su principal nudo: el destino del 6% de cotización adicional. La exalcaldesa pidió a los presidentes que el tema se debata en unidad, sin una fórmula de reparto y buscando una solución técnica que permita resolver la inequidad hombre-mujer.
En su círculo se admite que el diseño pasa por mantener un estratégico silencio público, para “no entorpecer” las conversaciones. Aunque desde el oficialismo atribuyen la cautela a que las aguas están revueltas. No sólo en el oficialismo -donde esta semana el Frente Amplio realizó volanteos y cuestionó una enmienda totalmente desdibujada de la idea con que llegaron al gobierno-, sino que en su propio sector.
De hecho, el fin de semana pasado -ante plazos que se agotan- hubo una fuerte ofensiva de integrantes de la derecha económica, junto a exautoridades de la administración de Sebastián Piñera, a favor de un acuerdo durante este gobierno. Ignacio Briones, Óscar Hasbún, Harald Beyer, Juan Carlos Jobet, Matías Acevedo, Soledad Hormazábal, Cecilia Cifuentes y María José Zaldívar, entre otros, salieron en defensa del objetivo de llegar a un acuerdo. En lo central abogan por salir de la lógica del todo o nada y advierten que el costo de no avanzar es muy elevado, pues limita el ahorro, el crecimiento y la capacidad de recuperar el diezmado mercado de capitales.
Desde fuera pareció una irrupción coordinada, aunque los aludidos lo niegan.
“El ‘no’ cerrado que hubo en un principio hoy no es tal. Y de eso hay que tomar nota”, advierte un parlamentario de RN.
Ese pulso -de cómo ha ido variando el proceso- lo ha ido tomando Matthei en distintas conversaciones, consciente de que en Chile Vamos no hay una posición única. Primero se reunió con parlamentarios de RN. Y el lunes 16 llegó hasta la casa del jefe de bancada de la UDI, Gustavo Benavente, en Lo Barnechea, para un encuentro con los diputados gremialistas.
En ese espacio puso todas sus fichas en la tríada de senadores del sector que son parte de la Comisión de Trabajo y que negocian la enmienda con el Ejecutivo -Juan Antonio Coloma (UDI), Rodrigo Galilea (RN) y Luciano Cruz-Coke (Evópoli)-, aunque todos tienen posiciones distintas. De hecho, Galilea ha sido el gran impulsor de un acuerdo, incluso en los momentos más difíciles. Y, hasta al menos la semana pasada, las pocas veces en que la exalcaldesa se había comunicado por este tema con los negociadores, había sido con posiciones todavía no consolidadas.
“Confío en un 100% en ellos”, dijo la exministra a los parlamentarios, al tiempo que insistió en la necesidad de actuar en unidad. Esto, porque no quiere divisiones. Menos aún en un año electoral.
Ese punto fue el que socializó por primera vez, este jueves, en una gira al Biobío. “Si va a haber o no va a haber un acuerdo, no lo sabemos aún. Yo en lo único que he intervenido es para que por lo menos en Chile Vamos tratemos de estar todos unidos en lo que sea que finalmente sea el resultado”, dijo, al insistir que “el tema de las pensiones está siendo tratado en el Congreso, en el Senado y yo no estoy en el Senado, no estoy en las tratativas”.
El silencio público de Matthei -sobre todo en torno a la posibilidad de que de un 0,5% del 6% de la cotización extra vaya a equiparar la diferencia en las pensiones de hombres y mujeres- ha sido especialmente criticado por los republicanos. Conscientes de que la única manera de frenar lo que consideran un “mal acuerdo” es presionando a Chile Vamos para que no contribuya con sus votos, tomaron como bandera el trasvasije íntegro del 6% extra a las cuentas individuales. Esto, ad portas de los comicios que se abren en 2025.
“No le he escuchado una palabra”, sentenció Kast en radio Infinita, el viernes 13, al emplazar a la exedil a pronunciarse.
Al interior de republicanos el temor es que la entrega de un 0,5% a reparto termine abriendo una puerta difícil de cerrar, que permita -en el futuro- a otros gobiernos seguir quitándoles cotizaciones a los trabajadores que imponen para destinarlos a solidaridad.
“Todos queremos una reforma, pero somos muy contrarios a que esta incluya el desvío de recursos que debieran estar en las cuentas individuales de los trabajadores. Y, por eso, apenas nos enteramos de que las conversaciones habían avanzado en incluir distintas formas de reparto, disfrazadas bajo otra dinámica, salimos con fuerza a alertar a la opinión pública”, dijo Arturo Squella, presidente de republicanos, al insistir en que la propuesta de ellos es financiar la brecha hombre-mujer con impuestos generales.
Por ello, el blanco inicial de las críticas fue el presidente de la UDI, Guillermo Ramírez, luego de que afirmara en radio Agricultura que su bancada votó en la Cámara a favor de un pequeño reparto que iguala las pensiones entre hombres y mujeres. “Y ese es el reparto que nosotros consideramos que es justo. De los seis adicionales, alrededor de 0,5%”. Y aunque se retractó de la palabra reparto, el mismo Kast sostuvo que no cree que un parlamentario de su experiencia se haya equivocado.
Pero las críticas no sólo han venido desde republicanos. Y la expresión más nítida del choque en las derechas se produjo entre Ignacio Briones (Evópoli) y el abogado Gonzalo Cordero (UDI), opositor a la reforma, luego de que este último lamentara -en una columna en La Tercera- la división en la oposición, que ha tomado, a su juicio, “un tono odioso y autodestructivo, con cartas y columnas que van y vienen”, y cuestionara -sin nombrarlo- el posteo del exministro en el que avaló la carta de las integrantes de la mesa técnica de la centroderecha -Cifuentes, Hormazábal y Zaldívar-, y sostuvo que ella está “en contraste con el camino simplón de la trinchera y la barra brava”.
“Siempre es interesante ser citado, aunque lo honesto es que sea con nombre y apellido. Y más honesto es explicitar conflictos de interés al escribir columnas desde una supuesta independencia. Como cuando se habla de pensiones siendo asesor de la Asociación de AFP. Mala práctica”, fue la enérgica respuesta de Briones en su cuenta X.
En el lado contrario a la reforma también se ha ubicado el think tank Libertad y Desarrollo, con diversas voces. El exministro Luis Larraín aseguró este fin de semana que “crea graves daños”, y Bettina Horst sostuvo que “el préstamo del Fisco también es reparto”. Esto, junto a la posición de exministros, como Marcela Cubillos, para quien la oposición no puede aprobar la enmienda, “porque es mala”.
El llamado a un volanteo masivo el jueves pasado por parte del Frente Amplio -que al final tuvo una baja convocatoria- añadió un ingrediente extra a la discusión al interior de la derecha. Incluso, Kast, en el programa La Redacción, de La Tercera, sostuvo que “el FA, en la misma lógica del Partido Comunista, está con un pie en la calle, lo que es inaceptable. ¡Si ellos son gobierno!”.
La preocupación mayor en la derecha, en todo caso, es que este tipo de movilizaciones sean una advertencia de cómo van a actuar en un próximo gobierno si el texto no se aprueba o no queda redactado en sus términos.
El estratégico apoyo de la Sofofa
El que la idea de llegar a un acuerdo en este tema recibiera el apoyo de dirigentes empresariales fue visto como una movida coordinada, pero que sus protagonistas niegan. Aunque las conversaciones son cruzadas entre negociadores, exautoridades como Briones y el expresidente del Banco Central Rodrigo Vergara, técnicos y el gobierno, nadie se atreve a apostar que el respaldo explícito de la Sofofa haya tenido que ver con la disputa en la derecha.
Los directivos de la Sociedad de Fomento Fabril aseguran que, tras un largo periodo de análisis y deliberación interna, llegaron a la conclusión de promover un acuerdo político para materializar la reforma, pero sin entrar al fondo de su contenido, lo cual “no les corresponde”, precisan desde la multigremial.
Sin embargo, a través de distintos voceros ha ido delineando su postura, que consta de cuatro puntos: su disposición a que se aumenten las cotizaciones en seis puntos; que la “mayor proporción” de este aumento vaya a las cuentas de capitalización individual de los trabajadores; que se pueda avanzar “en mecanismos de solidaridad acotados” que puedan corregir la brecha que hoy existe en pensiones entre hombre y mujeres, y que los cambios tengan un componente de competencia en la industria de las AFP. Su objetivo es solucionar el problema en este gobierno y terminar con la incertidumbre económica que ha planteado este tema.
Respecto de la discusión del 0,5%, fuentes internas explican que “más que esa cifra, lo importante para ellos es el mecanismo para obtener ese 0,5%”.
Tal como fue planeado, la Sofofa envió su señal de apoyo a la reforma durante el Encuentro Anual de la Industria 2024, realizado el 5 de diciembre en el Museo Nacional de Bellas Artes. Así lo expuso Rosario Navarro, su timonel, frente al Presidente Boric, al anunciar que entre sus prioridades está la reforma a las pensiones, el fomento de los empleos formales y las enmiendas al sistema político.
“No va a ser el acuerdo o no va a ser el proyecto que ninguno de los dos sectores, ni derecha ni izquierda, quería en un primer momento. Eso en política no es posible, pero estoy convencido de que puede ser un buen acuerdo que suba, que comience a subir las pensiones hoy”, sinceró el Jefe del Estado en esa oportunidad.
El paso siguiente de la arremetida, admiten, fue apoyar el mensaje con diversas acciones comunicacionales -entrevistas, columnas, cartas- en distintos medios de comunicación.
“La ciudadanía está cansada de que llevamos más de 10 años tratando de llegar a un acuerdo, y mientras tanto no estamos mejorando las pensiones. La ley del todo o nada no nos va a llevar a un espacio de encuentro y resolver el tema”, planteó Navarro, el viernes, en T13 Radio.
Esta clara señal en favor de cerrar un acuerdo ahora y no esperar hasta el próximo gobierno sorprendió a la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), que hasta ahora ha mantenido una posición menos comprometida y más cautelosa. Pero que en los últimos días se ha ido acercando a la postura de la Sofofa.
“Veo con buenos ojos que se avance, pero creo que en los instrumentos hay un debate abierto”, dijo el martes -en radio Infinita- la timonel de la CPC, Susana Jiménez, quien -el martes 17- se convirtió en la primera mujer en asumir este cargo.
Días antes, Óscar Hasbún -vicepresidente de la Sofofa- había señalado en LT Domingo que era importante aprobar en este gobierno una reforma de pensiones.
Consultado por LT Domingo, el expresidente de esta entidad, el empresario Juan Sutil señala que “hay bastantes posibilidades de que se logre un acuerdo, siempre protegiendo el principio de que los recursos son de los trabajadores, independiente de que se paguen a través del ecosistema del mundo del trabajo”.
Sutil agrega que hoy es muy temprano para definir posturas, ya que el proyecto se encuentra en plena fase de perfeccionamiento y negociación. “Una vez que eso termine y tengamos el borrador final, uno podría ver quiénes están a favor o son más entusiastas y quiénes están en contra”.
Al frente, la posición más dura la ha tenido la Asociación de AFP, que ha arremetido con una fuerte publicidad a nivel de medios, en defensa de que la totalidad del 6% vaya directamente al trabajador y no se abra una ventana al reparto. Tampoco están de acuerdo con la división de la industria y la licitación del stock.
Una fuente del mundo empresarial concluye que el “grueso de los empresarios está por un acuerdo, pero sin reparto, es decir, sin el 0,5% que hoy está sobre la mesa, sino que buscando otras herramientas que no afecten las cotizaciones de los trabajadores”.
En La Moneda hay conciencia de que el camino que resta no es fácil y así se admite en el entorno de la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, quien no reemplazará a Camila Vallejo en la vocería. Una decisión estratégica que apunta a no dejar un flanco vacío para intentar sacar adelante la enmienda más preciada de la actual administración.