Ricardo Núñez se aprestaba a comenzar a escribir el segundo y último volumen de una ambiciosa historia del socialismo chileno cuando “compañeros y compañeras” de la Región de Atacama (que representó 20 años en el Senado) lo llamaron para plantearle ser candidato al Consejo Constitucional en las elecciones del 7 de mayo.
Sin ningún complejo, el histórico dirigente socialista reconoce que la directiva de su partido también se lo pidió, a sabiendas de que ya no estaba interesado en disputar ninguna elección en los próximos tres años, como lo establece la ley que regula el nuevo proceso constituyente.
“Muchas personas se restaron al quedar impedidos de poder competir en todas las elecciones posteriores”, admite Núñez con un tazón con café en la mano, donde luce una foto de Sewell, la exciudad minera donde nació hace 83 años, edad que -en todo caso- no representa. “Así somos los huilliches”, responde risueño ante el elogio.
¿Le dolió que se criticara que antiguos políticos como usted fuesen candidatos en la elección del Consejo Constitucional?
Es lógico que la gente piense que estamos movidos por pasiones inconfesables, por ambiciones propias de nuestra formación política, pero creo que en poco tiempo van a entender que nos ha movido la disposición de entregar nuestra experiencia y sapiencia para culminar este año con una Constitución de la que todos nos sintamos interpretados, donde los derechos sociales sean para todos sin distinción y que cada uno entienda que esta es una Carta en la que revivimos el sentido republicano que debe tener este país.
Imagino que tampoco es fácil dejar la política, sobre todo cuando se ha ejercido toda la vida...
Los políticos nunca se retiran. Yo, por lo menos, nunca lo he hecho. Hace años dejé la dirección del partido, pero he permanecido muy atento a la política no solo por interés intelectual, sino que por mis actividades académicas (hace clases de historia en la U. de Chile). Estoy respondiendo constantemente preguntas de mis alumnos sobre la actual situación del país, la que, por cierto, veo con mucha inquietud desde el plebiscito del 4 de septiembre. Estamos viviendo un periodo muy álgido y muy difícil del que uno no puede sustraerse.
Como muchas personas de centroizquierda, ¿usted es de los que votaron Apruebo con más dudas que certezas?
A mí nunca me gustó el proceso constituyente que se estaba desarrollando, pero no tenía duda que al rechazarlo se generaría un panorama más favorable a las ideas conservadoras que a las ideas progresistas. Y así fue. Así estamos. La posibilidad de que se mantengan intactos e incólumes los términos de la Constitución del 80 está a la vuelta de la esquina.
¿Es más bien pesimista ante este nuevo proceso constituyente?
No, soy realista. El 62% con que se impuso el Rechazo el 4 de septiembre fue un llamado de atención muy profundo. Me preocupa que en torno a la derecha democrática, que hoy veo en una situación de desmedro, se hayan incubado dos organizaciones que ponen en riesgo la democracia y que mantienen algunas ideas del régimen de Pinochet: el Partido Republicano de (José Antonio) Kast y el Partido de la Gente que dirige el señor (Franco) Parisi. Sería francamente lamentable que en algún momento llegaran a ser gobierno.
¿Ve posibilidades de que ocurra?
Ha ocurrido a menudo en América Latina. Y eso me preocupa.
Los vaivenes del PS
El presidente del PS -en 1992, 1998 y 2005- confiesa que era un firme partidario de enfrentar las próximas elecciones constituyentes junto al PPD, los radicales y la DC, pero al mismo tiempo le resta dramatismo al hecho de que su partido finalmente compita en una lista con los comunistas y el Frente Amplio.
Días antes de que se tomara la decisión se aseguraba que la comisión política se inclinaría por ir junto a los partidos del Socialismo Democrático, además de la DC… ¿Qué pasó en el PS?
No podría decirle exactamente qué es lo que sucedió, porque no soy parte de la mesa ni de la comisión política. Entiendo, igual que usted, que la idea de ir en la lista del Socialismo Democrático era lo predominante (…) Tengo la impresión de que el Presidente Boric intervino, pero muy marginalmente, y creo que sería bueno que no lo hiciera en el transcurso de la campaña.
¿Por qué cree que Boric no logró aunar a la centroizquierda en una sola lista que le compitiera a la centroderecha?
Había una cierta predeterminación por parte del PPD de ir en dos listas. Se lo escuché a Natalia (Piergentili) hace meses atrás. Incluso, en una conversación personal que tuvimos me lo manifestó con mucha fuerza. Y lo segundo, por los cálculos electorales. Las decisiones políticas que se toman al calor de un proceso electoral no siempre son las mejores y a veces se requieren revisar muy profundamente.
Heraldo Muñoz (PPD) vaticinó el fin del Socialismo Democrático si se mantiene la alianza PS-FA-PC...
No creo que sea tan dramático como lo señaló Heraldo. Por mi larga experiencia estoy convencido de que las buenas ideas no mueren al interior de las organizaciones, sobre todo aquellas que están permanentemente leyendo la realidad. Sobreviven a las malas decisiones políticas.
Usted le pone fichas al Socialismo Democrático…
Hoy día el Socialismo Democrático es una buena idea, con un buen eslogan, pero sin la sustancia suficiente como para ser una alternativa política seria y prometedora. Para ello, hay que dotarlo de principios, de perspectivas, de concepciones... y mientras eso no ocurra, difícilmente va a tener la fortaleza para ofrecerse como un camino viable para nuestro país.
Para entenderlo bien, ¿usted está con un PS en sociedad con el PC o con una centroizquierda con el PPD, el PR y la DC?
Estoy donde está mi partido. El PS hace bien en tener hoy una buena relación con el PC y el FA, pero al mismo tiempo es un partido que sabe perfectamente que para gobernar hay que tener mayorías, y para lograrlas es fundamental tener una inserción significativa en el centro político. En 2024 el PS perfectamente podría ser el eje en torno a un reagrupamiento de fuerzas de izquierda que estén convencidas de que las ideas democráticas del socialismo son fundamentales para Chile.
¿Incluido el PC?
Ojalá que con un PC como el que existe en Europa. Un PC que se haya renovado profundamente. Esa es la gran aspiración de todos los que creemos que Chile necesita una izquierda moderna. El compañero Salvador Allende decía que el socialismo sólo es posible en democracia, pluralismo y libertad. Y mientras aquello no forme parte del ADN de toda la actual izquierda, vamos a estar al debe con las aspiraciones del pueblo.
La reivindicación de los partidos de la transición
Desde su departamento en Peñalolén, con una amplia vista a la exviña Cousiño Macul y a la cordillera, aún tapada por el denso humo de los incendios forestales que azotan el sur, Ricardo Núñez dice que esta emergencia volvió a mostrar que la izquierda que representa el PS, el PPD y el Partido Radical, es decir, los expartidos que lideraron la transición en los años 90, es la que asegura gobernabilidad y gestión y no Apruebo Dignidad (PC+FA).
“La historia ha demostrado que es así. El nombramiento de la compañera (Paulina) Saball como encargada de la reconstrucción demuestra que el Presidente Boric tiene claro que esas personas, pertenecientes a una corriente de la izquierda chilena que hemos denominado Socialismo Democrático, son las que le permiten gobernar y enfrentar los grandes desafíos que está viviendo nuestro país. Creo que eso lo tiene más claro que nunca”.
A su juicio, ¿eso no lo ve Boric en Apruebo Dignidad?
Allí ve compañeros de ruta que lealmente han contribuido mucho a su gobierno y seguramente lo seguirán haciendo. Pero tempranamente él entendió que una alianza estrecha como esa no le daba posibilidad de gobernabilidad a nuestro país y, con una responsabilidad enorme y una sapiencia política que le admiro, tomó una decisión que no debe haber sido fácil: convocar a quienes en algún momento tuvieron la responsabilidad de conducir la transición chilena, como fue el PS, el PPD y el PR.
Pero pareciera que él (Boric) aún no decide si irse para un lado o para el otro y está en esa constante dualidad…
Es posible que aún se mantenga en una situación de observación crítica a todo lo que ocurra. Mi impresión es que el éxito de su gobierno va a ser el éxito de las ideas socialistas democráticas. En tanto, creo que él debe mantener una actitud de prescindencia de la lucha política pequeña, superficial y meramente coyuntural por la que a veces atraviesan los partidos que lo respaldan.
¿Qué opina de esta nueva generación de dirigentes de izquierda?
Tengo la mejor opinión de algunos, pero mientras subsistan en algunos sectores la idea de que la historia está naciendo con ellos, no van a poder enfrentar bien el futuro. La gran virtud de Boric ha sido entender, como él mismo lo ha dicho, que “llevamos en la espalda el peso de la historia del movimiento popular en nuestro país”. Pero eso aún no forma parte de la forma en que otros dirigentes están enfrentando este proceso.
Está la percepción de que eso ha cambiado en este primer año de gobierno...
Está cambiando lentamente en las cúpulas, pero no en la base social. La mayoría de los jóvenes universitarios se restan hoy de la política porque piensan que es una actividad innoble, cuando es la mejor manera para enfrentar civilizadamente las relaciones humanas. Este fenómeno también ocurrió en España y en otras transiciones y hoy la juventud en esos países está con una enorme fuerza en la vida política y en la vida sindical. En Europa ya no existe esa idea de que la política es mala...
¿Se ha encontrado en esta campaña que recién comienza con una región muy distinta a la que representó en el Senado?
Por cierto. Es una Atacama más desarrollada, donde la minería ya no es el único eje de su desarrollo. Hay mucho más turismo, más playas, más Bahía Inglesa, mucha más gente pudiendo acceder a su litoral. Hay mucha más preocupación por el medioambiente y los pueblos originarios de la región, como son los collas. Por cierto, Copiapó no tiene los atractivos de Valdivia ni de Iquique, pero a diferencia de otras regiones, donde los sectores oligárquicos siguen siendo muy poderosos, Atacama hoy es una sociedad mucho más equilibrada y más igualitaria y sin diferencias sociales tan marcadas.
¿Qué le parece el indulto presidencial a Luis Castillo, el joven condenado por asaltar la oficina del Registro Civil de Copiapó y otros puntos de la ciudad?
Fue un error.