-Hasta el último día, hasta el último voto. No hemos bajado los brazos- dice alguien de su extrema confianza en el comando.

¿Voluntarismo? Aseguran que no. Tampoco es que todos ahí pretendan tapar el sol con un dedo. Los leales a fuego a Sebastián Sichel admiten que va atrás en esta refriega, pero para él no ha acabado.

Sus esperanzas -o confianzas, según quien lo diga en su comando, donde no ha habido cambios- de sacar ticket a diciembre se anclan en que hay preferencias de centro por disputar y que hay un bolsón de voto oculto. Eso, pese a que flota en el ambiente que la elección se polarizó.

Es más o menos la misma creencia que levantó Joaquín Lavín el 2005 para combatir los temores de no pasar al balotaje. Quedó en una ilusión cuando Sebastián Piñera le cortó la carrera. Pero en este cuartel general enumeran argumentos.

“Hay una gran mayoría silenciosa que no está polarizada y que va a ir a votar a la elección; te lo aseguro, lo he visto en focus, y que probablemente va a mostrar resultados muy distintos a lo que muestran las encuestas”, soltó Sebastián Sichel el martes 9 (Radio Agricultura).

Su gente asegura que tienen pistas que han extraído de los estudios cualitativos de Black & White. Pero antes: dicen que no se fían mucho de los cuantitativos o encuestas que suelen hacerse vía paneles online. Una, porque con siete candidatos a medir, la dispersión mina la representatividad. Dos, porque las entrevistas que se hacen suele contestarlas un porcentaje muy bajo, y quienes no lo hacen -insisten- “votan igual”.

Las hacen igual. Entre éstas y los cuali -como les llaman en jerga de encuestólogos- les dicen a la gente de Sichel lo siguiente. Uno, les sale un voto aún no definido, que entre que no tiene candidato o se ha cambiado, y que oscila entre un 15% y un 20% (algunos dicen uno de cada cuatro o, de cada cinco) en un volumen que cambia todos los días.

Dos, les arrojan que José Antonio Kast va puntero, seguido de Gabriel Boric, que Sichel va tercero; detrás suyo, Franco Parisi y Yasna Provoste. Los números del comando dejan quinta a la senadora DC.

Parte de las esperanzas de Sichel de pasar a diciembre están en ese voto no definido y oculto, aunque en su anillo precisan que tampoco es que alguien se vaya a llevar toda esa tajada del pastel. Esta versión ve al republicano con cara de llegar a diciembre, pero insiste: no ha terminado.

Otra voz ahí asegura que los focus groups (uno de los últimos se hizo el lunes) les muestran que él, Kast, Boric y Provoste tienen “iguales probabilidades” de pasar a segunda vuelta (pese a todo lo que circula en el sistema). Que las combinaciones más probables para el mano-a-mano final son Boric versus Kast y Sichel versus Kast.

15 de octubre de 2021/SANTIAGO Los candidatos Sebastian Sichel y José Antonio Kast participan en el debate presidencial de la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi), en casa Piedra. FOTO: KARIN POZO/AGENCIAUNO

Tal cual. De esos datos -de nuevo, según versiones del comando- sale en parte la tesis del sichelismo de que no está liquidado, que diciembre puede ser entre él y el otro candidato de derecha ante el cual rehúsa pactar por adelantado. Hay gente allá que lo encuentra bien improbable; otros insisten en que es factible.

Sus cifras mostraban hasta el lunes que Kast es muy fuerte en los segmentos D y E; la gente del ex DC afirma que ese tramo no vota mucho y que vieron que eso les pasó la cuenta a Lavín y a Daniel Jadue en la primaria. Sichel les sale venciendo al resto en el C2 y C3; el ABC1 se lo pelea a Kast, pero en desventaja; luce frágil en el D y E.

A pirquinear votantes

Dejemos el laboratorio; la frase de pelear “hasta el último voto” no es un puro decir. En el comando narran que algunos están de lo más empeñados en ‘reconvertir’ votantes que se les estaban yendo. Entremedio, tanto ahí como en la UDI cuentan que ha bajado el desangre de parlamentarios que se pasaron a Kast.

Estos esfuerzos -en los que participa gente de máxima confianza suya, como su coordinadora programática Victoria Paz- se centran en lo mismo que Sichel lleva ventilando hace varios días en casi todas sus entrevistas y vocerías: los forados en el programa de gobierno de Kast, especialmente en el manejo económico.

El aún candidato de Chile Podemos Más ya lo había criticado por relativizar el cambio climático y por lo de cerrar o suprimir el Ministerio de la Mujer producto de su plan de fusionar carteras. Pero en estos metros finales le puso fichas a repetir y repetir que el programa de su rival “tiene unos hoyos profundos”, que “no solo no es pulcro, sino que no cuadran en ningún lado los números que está diciendo”.

Y que -haciendo suyas palabras de Andrés Velasco, las vueltas de la vida- “es fantasioso, es imposible hacer una promesa tan populista” al prometer tasas de crecimiento en estas condiciones (Radio Pauta, miércoles 10).

Lo ha explicado detallando que no cuadra que el republicano plantee bajar la recaudación en un 20%, reducir impuestos “en un país que tiene déficit y una deuda que va a llegar al 50%”. Y que así no se podrá financiar el personal y recursos policiales para mantener el orden público.

Ese discurso ha reiterado su tajante rechazo a “retrocesos fundamentales” en el campo ambiental (en Enade, el jueves, le sacó en cara que en su día se opuso a la fallida COP25 del 2019) y social.

Las tropas de José Antonio Kast -en ambas trincheras aseguran no tener ningún contacto- dicen de vuelta que creen que esta estrategia “no funciona” y que “le hace daño a él y no a nosotros”. ¿Hay reclamos? En el mundo republicano dicen que no; en el sichelista dicen haberse enterado de algunos.

El comando del ex UDI dice que tiene identificado el origen de esto: el hasta hace poco improbable aliado de Sichel, su exrival en el gabinete y en la primaria, el Evópoli Ignacio Briones.

FOTO:CRISTOBAL ESCOBAR /AGENCIAUNO

No andan 100% perdidos. En el equipo del ex DC lo cuentan de la siguiente forma. Que esto partió el miércoles 27 de octubre, a la mañana siguiente del ‘día de la liberación’ (algunos le dicen así a ese martes en que tiró el mantel con lo de la libertad de acción a los partidos). Ese día el equipo de economistas del candidato -Guillermo Le Fort, Álvaro Clarke, Michelle Labbé y otros- se reunió con Briones, que había ido a prestarle ropa con vocería y todo.

En ese encuentro el Evópoli les ayudó a identificar y analizó con ellos, casi con lupa, las falencias del programa de Kast. Aunque en el comando hay quien dice que Briones poco menos que les abrió los ojos, en la cabecera del equipo precisan que no, que fue una labor colectiva. Pero no niegan que Briones “fue súper importante” en desnudar las fallas del documento del ex UDI, y el de Boric, cierran.

Con el descubrimiento en la mano, en el comando relatan que han hormigueado hablando con gente que no se había leído el programa de Kast. Les cuentan punto por punto sus medidas más conservadoras, y contestan preguntas entre las que se repite: “¿Por qué Sichel es distinto a él?”. Y dicen que algo parecido les cuentan los voluntarios en terreno. También circulan láminas explicativas. No precisan cuántas almas han reconquistado, pero insisten (pese a todo el viento en contra) en que está ocurriendo.

Sichel no cree que el programa de Kast tenga esos poros -insistirá en criticarlo si se lo preguntan en el debate de mañana- porque lo haya hecho sin pensar que tenía chances de llegar a diciembre: piensa cada vez más que lo hizo por convicciones pétreas, y que en tal caso hay poco y nada que negociar si el republicano pasa a diciembre.

El candidato ha insistido en que se siente “mucho más liberado” y que “me entregué, si son los chilenos los que deciden; me he sacado la cresta” (Mega, jueves 11). En la UDI algunos lo ven resignado, pero su gente insiste en que aunque desde fuera otros vean todo negro, pues no: no se ha rendido.

Su última bala la veremos el domingo. Aunque se haya declarado disponible a conversar con Kast si él cede en los puntos que le critica, eso se ve nebuloso.

Pista: el viernes le preguntaron en la Universidad del Desarrollo -reconoció punto por punto sus graves errores de campaña- si en siete noches más estarán juntos. Sichel cortó con un “no. No pues, ¿cómo? Si tenemos que conversar. Esta no es una primaria. Y esta confusión que tiene la derecha es una tragedia: son proyectos distintos que compiten”.