Días después de su amplio triunfo en Maipú, donde obtuvo el 70% de los votos, Tomás Vodanovic (34) recibe a La Tercera en su oficina en la municipalidad, en el segundo piso de una vieja casona muy alejada del glamour de otras alcaldías capitalinas y donde, a primera vista, queda claro su fanatismo por la Universidad Católica.
“Voy al estadio en las buenas y en las malas. No estamos pasando por nuestro mejor momento, pero es cuando más se fortalece el vínculo de lealtad con tu equipo. Esperamos que en 2025 venga mejor, con Copa Libertadores, estadio nuevo y un par de refuerzos que nos permitan pelear el campeonato nuevamente”, comenta el sociólogo antes de entrar de lleno a la política y al escenario poselecciones.
Vodanovic fue uno de los primeros frenteamplistas en hacer una autocrítica sobre la relación que habían tenido con las policías durante el estallido social, y en marzo de este año no dudó en pedir a La Moneda “apoyo militar” en zonas críticas de su comuna ante graves hechos de violencia.
Para muchas personas, usted no es un frenteamplista tradicional, sino más bien un concertacionista, un socialista.
(El alcalde ríe) Hoy milito en el proyecto del Frente Amplio (FA) y si me sintiera convocado por otro partido político, seguramente militaría en él. Muchas veces se intenta instalar una caricatura del militante y dirigente frenteamplista que no se condice con la realidad.
¿A qué se refiere?
Muchas veces se quiere representar el FA como un proyecto compuesto únicamente por impugnadores, con una baja ética del trabajo, con poca capacidad de llegar a acuerdos y de reconocer virtudes a sus adversarios políticos. Y no es así. En los últimos años hemos demostrado una gran madurez política y la capacidad de mejorar la vida de la gente a través de buena gestión pública. Maipú, Viña del Mar y Valdivia son bien simbólicos y emblemáticos de lo que debe ser nuestro proyecto.
Así como mantuvieron estos municipios, el FA perdió siete alcaldías, entre ellas, algunas bien emblemáticas, como Ñuñoa.
Es parte de un reordenamiento natural que tenía que ocurrir en este proceso electoral. La elección municipal de 2021 se dio en un contexto político en que la ciudadanía demandaba una renovación de los liderazgos y estaba mucho más cargada hacia la izquierda. Ello hizo que el triunfo de la izquierda fuese apabullante, pero no se condecía con la distribución mucho más equilibrada que habíamos tenido en los municipios. Era natural que, en el ejercicio de la evaluación de los distintos proyectos, la gente pudiera optar por otros. Lo importante es que todos los alcaldes del FA que perdieron van a salir con la frente en alto.
Usted y Ripamonti han sido críticos al gobierno en ciertos momentos. La alcaldesa por los incendios y usted por la inseguridad.
No me considero un crítico ni un díscolo de este gobierno. Este es mi gobierno, así lo he planteado siempre sin ningún complejo, pero creo que es importante contribuir a él en base a la experiencia que tenemos a nivel comunal y gestión del Estado a nivel local, como también en las preocupaciones que nos transmiten nuestros vecinos. Pero jamás he realizado alguna crítica despiadada o he buscado en base al golpe crecer políticamente. He tratado siempre de colaborar con él, no solo porque sea mi gobierno, sino porque creo que el rol del alcalde no es criticar al gobierno de turno. Uno a veces ve a los políticos preocupados de cualquier cosa, menos de dedicarse a hacer el trabajo que les corresponde.
¿Esa es una de las recetas de su éxito electoral?
No me atrevería a dar una receta. Te puedo decir que hemos sido una alcaldía que, desde el día uno, se abocó a hacer su labor con una ética del trabajo muy rigurosa, autoexigente, disciplinada y metódica, entendiendo que la vida de la gente no la íbamos a cambiar con la épica de la política, con la algarabía de las campañas, con los símbolos, los discursos y las banderas, sino a través de una gestión eficiente, que quizá sabe menos de focos y de flashes. Por eso, creo que logramos en un periodo corto y con una municipalidad muy deteriorada avances concretos, como despejar la Plaza de Maipú tomada por 400 toldos azules, reducir un déficit municipal de más de $ 31 mil millones y recuperar nuestra sanitaria. La gente reconoció en nosotros una forma de hacer las cosas más transparente y más eficiente.
“Las fechas de nacimiento de los mejores puntuados en las encuestas varían mucho y el elemento en común es que son personas que están abocadas a desempeñar bien su labor, construir acuerdos, generar un clima nacional de unidad y no pegarle al gobierno de turno”.
Tomás Vodanovic, alcalde de Maipú.
¿Qué otra conclusión saca de las elecciones?
Es importante entender que el reciente resultado electoral es el fin de un ciclo de enfrentamiento y trinchera, de un periodo en que el país buscó respuesta en los extremos y en los conflictos. Las sorpresas en Las Condes y en Puente Alto también nos tienen que llamar la atención, sobre la forma de construir proyectos políticos a nivel territorial. Ojalá transversalmente recojamos el guante de lo que nos dijo el domingo la ciudadanía y pasemos a un ánimo de colaboración y trabajo conjunto entre las distintas instituciones.
¿Este será un análisis interno que hará el FA?
Ese análisis está hecho en el Frente Amplio desde antes de recibir los resultados electorales. Cualquier persona que se dedique a la gestión pública entiende que, en la trinchera, en el conflicto y en la interpelación por los medios de comunicación no se le mejora la vida a nadie. Sí, cuando uno es capaz de organizarse, articularse, colaborar con otras instituciones y construir acuerdos para sacar adelante proyectos. El conflicto te puede rentar para tener un poco más de popularidad en tus redes sociales, pero insisto, no le cambia la vida a nadie.
Madurez política
La noche del domingo, usted habló de madurez política, ¿qué entiende usted por madurez política?
Entender, como Frente Amplio, que en la medida en que llegábamos a cargos de representación, ya no se nos iba a medir por la capacidad de soñar, por el país que deseábamos ni por la impugnación que pudiésemos levantar, sino por las realidades que seríamos capaces de construir. Entender que era imposible proponer un sueño de país sin poder mostrar avances concretos, porque no se hace creíble para la ciudadanía. Esa señal de madurez fue algo que empezamos a poner en práctica desde el día uno aquí en Maipú.
En esa perspectiva, ¿cree que el FA llegó inmaduro al poder?
Fuimos una generación que llegó a llenar un vacío político y claramente era difícil contar con una vasta experiencia a los 30 años. Por ello, se hacía muy importante una construcción de equipos equilibrada, entre experiencia y sabia nueva y bien diversa. Así procuramos hacerlo acá. Me parece que hoy la coalición de gobierno ha resuelto bien eso, porque, por un lado, hay personas con experiencia en la gestión del Estado, pero también una sana y necesaria renovación de los liderazgos que la sociedad chilena demandaba con mucha fuerza.
El hecho de que se le insista a usted en ser candidato presidencial demuestra que hay falta de liderazgos en la centroizquierda.
No es algo con lo que esté de acuerdo. La centroizquierda ha logrado generar una gran cantidad de liderazgos municipalistas en los últimos años, no sólo acá en Maipú. Macarena Ripamonti, en Viña del Mar; Claudio Castro, en Renca; Carla Amtmann, en Valdivia, entre otros, han demostrado a muy corta edad un gran compromiso con el país, porque no es fácil ir a meterse a los municipios, hay otros lugares más cómodos para hacer política. Yo ya desearía, y lo digo con toda la buena fe del mundo, que la derecha pudiese encontrar nuevos liderazgos sub 35 que estén dispuestos a ir a municipios que están siendo pésimamente administrados o destruidos por alguna gestión, y ser capaces de ordenarlos, transparentarlos, reconstruirlos.
Usted hizo clases y vivió en La Pincoya antes de ser alcalde. ¿Cree que a otros dirigentes del FA de su generación les jugó en contra el haber pasado directo de un buen colegio y una buena universidad al Parlamento? Eso que se dice, con cierta ironía, que nunca tuvieron un jefe.
Si no hubiese vivido y hecho clases en La Pincoya tendría una forma muy distinta de mirar las cosas a la que tengo hoy. Pero no creo que sean experiencias que estén por sobre otras, como haber sido dirigente estudiantil, emprendedor, dirigente sindical, académico o trabajador del mundo privado. Creo que los proyectos políticos, así como la sociedad, tienen que estar compuestos de esa diversidad.
El Presidente Boric habló al inició de su gobierno de “habitar el cargo”, ¿cree que lo ha logrado?
Sí. El Presidente ha demostrado no ser un fanático de sus ideas, sino que una persona capaz de escuchar y buscar acuerdos. Y para mí eso es un valor político que valora la gente. Más allá, por cierto, de las distintas visiones que puedan existir sobre su gestión, ha sido un Gobernante que ha defendido la institucionalidad, el Estado democrático de derecho y me parece que ha logrado conducir un gobierno de muy buena forma. Creo que él, sin duda, volverá a ser Presidente y toda su experiencia y la de sus equipos, serán un patrimonio no sólo para nuestro sector, sino para el país.
Hoy, sin embargo, la ciudadanía valora más la experiencia que la juventud en sus líderes, según indican las encuestas.
No creo que la gente esté pendiente de la fecha de nacimiento de un líder para ver si lo evalúa bien o mal. Lo que la gente hoy busca son resultados, sobriedad, foco en el trabajo, sentido de colaboración y búsqueda de acuerdos. Eso es lo que muestran las encuestas. Las edades de los mejores puntuados varían mucho y el elemento en común es que son personas que están abocadas a desempeñar bien su labor, construir acuerdos, generar un clima nacional de unidad y no pegarle al gobierno de turno.
¿Estamos frente a un futuro candidato presidencial?
Estamos frente a un alcalde de Maipú, no más.
A su juicio, ¿cuál debiese ser el énfasis del gobierno en la recta final?
Es importante que nos recordemos, unos a otros, que este gobierno está lejos de llegar a su término. Tenemos un año y medio por delante y debemos poner el foco en materializar obras concretas que mejoren la vida a las personas. Ante la dificultad de conseguir acuerdos en el Congreso, donde nos encantaría, por ejemplo, sacar adelante la reforma de pensiones, es importante mostrar gestión y proyectos de infraestructura.
No puedo dejar de preguntarle su opinión por la forma en que el gobierno ha manejado el caso Monsalve.
Creo que se pudo haber hecho mejor, pero me quedo con la postura del Presidente: nuestro deber siempre es estar del lado de la víctima y no dar espacio a este tipo de acciones en nuestro gobierno, ni en ningún espacio de la sociedad. Estas prácticas de abuso de poder y de abuso sobre mujeres tenemos que erradicarlas cuanto antes y todos, transversalmente, tenemos que ser muy tajantes en que hay que condenarlas, investigarlas y sancionarlas duramente desde el minuto uno.