Fue antes de asumir que, de alguna manera, el gobierno amarró su destino al resultado del plebiscito de este domingo 4 de septiembre. Una estrategia con la que no todos en el oficialismo estaban de acuerdo, pero que se fue plasmando, con algunos matices, al acercarse la fecha de los comicios.

El primero en hacerlo fue el titular de la Segpres, Giorgio Jackson, quien aseguró en Uruguay -a inicios de febrero, cuando estaba nominado para el cargo, pero sin asumir-, que “la Constitución que se termine de redactar y se plebiscite será un momento determinante para el gobierno, no porque el gobierno pueda seguir o no, sino porque buena parte de las reformas que planteamos tienen como principal obstáculo la actual Constitución. El tener una nueva Constitución es una condición sine qua non para llevar a cabo estas agendas”.

Así, la mano derecha del Jefe de Estado vinculó directamente (y tempranamente para algunos) el programa del Ejecutivo con el resultado de los comicios, una bajada que, en todo caso, posteriormente también refrendó estando en el cargo, siendo secundado por otros personeros del gabinete.

“Si gana el Rechazo, muchas de nuestras reformas no se podrían llevar adelante”, dijo Jackson en junio pasado, mientras que su par Camila Vallejo (Segegob) indicó, un mes después, que “evidentemente, gobernar con la Constitución de 1980 te impone limitaciones y trabas que, efectivamente, dificultan el cumplimiento en profundidad del programa que tenemos (…) Sin embargo, sea cual sea el escenario, nosotros damos por sentado que, más temprano que tarde, esa Constitución (la actual) tiene que acabar”.

Y es que para algunos en el sector no quedaba de otra estrategia. Fue el propio Presidente Boric quien de alguna forma ató ambos caminos al ser uno de los rostros del acuerdo del 15 de noviembre de 2019 -el que habilitó el proceso constituyente- y quien, durante su campaña presidencial, defendió el trabajo que estaba haciendo la Convención y, posteriormente, el texto que se estaba redactando.

Por esos días, en el oficialismo, en todo caso, estaban convencidos de que el Apruebo iba a ganar holgadamente y que era casi imposible que el Rechazo irrumpiera.

“Cualquier resultado será mejor que una Constitución escrita por cuatro generales”, dijo el Mandatario en marzo, a los días de asumir en el cargo. Unas declaraciones que le valieron varias críticas de la oposición e, incluso, incomodidad de algunos personeros del oficialismo que ya empezaban, en privado, a cuestionar el texto que estaba elaborando el órgano constituyente.

A los días después de esas declaraciones, las encuestas de opinión comenzaron a cambiar de tendencia respecto de la Convención (el Rechazo comenzó a alcanzar al Apruebo) y, con ello -coincidencia o no-, los sondeos también mostraron una baja de la aprobación del gobierno.

En medio de este escenario, el Ejecutivo empezó a involucrarse directamente -y de manera soterrada- en el contenido del texto de la Convención para intentar dar más certezas y aplacar los cuestionamientos. Por esos días, el titular de Hacienda, Mario Marcel, tuvo varias reuniones en su casa en Providencia, según consignó La Tercera Domingo, con los entonces convencionales del Frente Amplio, socialistas e, incluso de la derecha, con el objetivo de analizar las propuestas de normas transitorias que permitieran dar una mayor certidumbre en la transición hacia una nueva Constitución, en caso de ganar el Apruebo.

Con el aumento del Rechazo, si bien el Ejecutivo tomó distancia del argumento que sería más difícil continuar con el programa de reformas si se impone esa opción -debido al mismo dilema de si vincular ambos destinos y con el objetivo de transmitir que seguirán gobernando sea cual sea el resultado-, el Presidente Boric optó por tener un mayor protagonismo y exposición mediática hablando de la nueva Constitución, lo que significó que se levantaran críticas de la derecha acusándolo de intervencionismo electoral en favor del Apruebo.

“Cualquiera sea el escenario, el poder llevar adelante nuestro programa va a requerir diálogo, diálogo y más diálogo… conversación y mucha conversación. Por lo tanto, no es algo que esté sujeto al plebiscito. En cualquiera de los escenarios nosotros vamos a trabajar por implementar nuestro programa de gobierno. Sea ganando la opción Apruebo, sea ganando la opción Rechazo, que he visto impulsa con mucha decisión la derecha en Chile. Pero nosotros tenemos el deber de seguir gobernando y seguir profundizando la democracia independiente de eso. No polemizo con mi ministro (Jackson). Conversamos permanentemente”, dijo en junio pasado el Mandatario.

Por esas fechas, el rumbo del gobierno parecía que seguía ligado al texto constitucional. Según la encuesta Cadem de la primera semana de junio, luego de la cuenta pública, el Presidente subió en su aprobación ocho puntos porcentuales (de un 36% a un 44%). En ese mismo periodo de tiempo, el Apruebo aumentó cinco puntos (de 37% a 42%).

El 26 de junio, en tanto, la aprobación de Boric en la Cadem llegó a su nivel más bajo desde que asumió el 11 de marzo, con una valoración de un 34%, es decir, seis puntos menos respecto de la medición de la semana anterior. En esa misma fecha el Apruebo disminuyó de un 37% a un 33%, mientras que el Rechazo aumentó de un 46% a un 51%, lo que implicó una brecha de 18 puntos.

Durante su despliegue, el Jefe de Estado siguió haciendo guiños al Apruebo -en medio del diagnóstico del oficialismo, que transmitía que solo él es el “gran elector” del sector, capaz de movilizar a la ciudadanía-, y afirmó, en agosto pasado, que el Rechazo es un camino “mucho más incierto” que el de visar la nueva Constitución. También se le vio firmando ejemplares del texto elaborado por la Convención y visitando regiones, las que coincidían con las identificadas por el comando del Apruebo como las que había que apuntalar.

Una de sus últimas jugadas, según reconocen en el oficialismo, fue su llamado a las coaliciones de gobierno a llegar a un acuerdo de reformas para modificar la Carta Magna elaborada por el órgano constituyente. De esta manera, agregan las mismas fuentes, Boric apostó dar más certidumbre a esa alternativa si es que se mostraba intenciones de mejorarla.

Así, en el sector nadie desconoce que el Mandatario se la jugó por el Apruebo y, por ende, el destino de su gobierno se vinculó a esa opción, abriendo una puerta de incertidumbre ante el triunfo del Rechazo .