La madrugada del pasado 30 diciembre, la secretaria legal y técnica de la Presidencia de Argentina, Vilma Ibarra, no pudo ocultar su emoción cuando el Senado aprobó el proyecto de aborto enviado por el Poder Ejecutivo. “Es un gran día para la lucha de las mujeres en la Argentina (…). A partir de hoy viviremos en un país más igualitario, que reconoce autonomía y dignidad a las mujeres”, expresó entonces. Ibarra tenía motivos para estar orgullosa de la histórica sanción de la ley: ella había sido la autora e impulsora de la iniciativa de interrupción voluntaria del embarazo.
Y es que la abogada de 60 años, que se desempeñó como diputada y senadora, es una militante de los derechos de las mujeres. Fue la primera que presentó un proyecto de ley de aborto en 2006, además de ser la autora de la ley de matrimonio igualitario, sancionada en el 2010. “Fui respetuosa con el cardenal (Jorge) Bergoglio en ese momento, porque entiendo algunas miradas de la Iglesia. Le expliqué que modificábamos el matrimonio civil y no el religioso. Lo que hace y puede hacer un Congreso es legislar sobre el ámbito de la vida civil y pública. No legisla sobre contenidos religiosos. Nunca se me hubiese ocurrido meterme en el contenido del matrimonio religioso, pero creía que el matrimonio civil no debía diferenciar a las personas, ni varones ni mujeres, por su orientación sexual”, comentó al diario Perfil en agosto pasado.
Su feminismo, según contó al sitio Infobae, se remonta a su niñez. Fue a sus cuatro años, cuando su familia se mudó de Quilmes a Bahía Blanca, donde tuvo lugar su primer acto de rebeldía. “Yo jugaba a la pelota con mis hermanos en el jardín de la casa donde vivíamos en Bahía Blanca. El Día del Niño de 1965, a mis hermanos les regalaron un equipo de fútbol y una pelota a cada uno, mientras que a mí me regalaron una muñeca, y yo me puse a llorar terriblemente. El llanto fue tan bestial que mi papá fue a tocarle el timbre al que vendía los artículos deportivos para que me dieran una camiseta, porque lloraba desconsolada. Hoy lo pienso, y no fue tanto por el fútbol, sino por sentir el trato desigual: que a mí se me reservaban otras cosas por ser mujer”, confidenció Ibarra.
Vilma es la única hija mujer de los cuatro que tuvieron Lidia Lozano y Aníbal Ibarra, un militante paraguayo del Partido Febrerista Revolucionario, exiliado en Argentina durante la guerra civil de 1947, previa a la dictadura de Alfredo Stroessner. Lidia era hija de inmigrantes españoles. Sólo terminó la primaria y se dedicó a las tareas domésticas. En su casa había colgado un cuadro de Evita. “Mi papá tenía una formación más de izquierda, socialista. A Perón no lo quería mucho, porque era amigo de Stroessner. Mi mamá, en cambio, era profundamente peronista, tuvo gracias a su gobierno la primera máquina de coser, la bicicleta, vacaciones, aguinaldo”, dijo a La Nación.
Pese a ello, Ibarra dice que no es peronista. “Yo no pertenezco al movimiento peronista, porque el peronismo es una identidad y yo no fui formada así. La conjunción entre peronismo e izquierdas democráticas en mi familia hicieron que yo fuera lo que soy”, explicó a Infobae.
Ibarra empezó su militancia en la Federación Juvenil Comunista. Después se sumó al Frente Grande de Carlos “Chacho” Álvarez, el paso previo al Frente País Solidario (Frepaso) y la Alianza. Cuando “Chacho” fue vicepresidente de Fernando de la Rúa, se rumoreó un romance, con algo de escándalo, que ninguno admitió. En 2007, Ibarra fue elegida diputada por Nuevo Encuentro e integró las filas del Frente para la Victoria. Su última disputa electoral fue en 2015, con Margarita Stolbizer.
Fue una pieza clave para que su hermano menor, Aníbal, llegara a jefe de gobierno porteño en el 2000 y lograra el apoyo de Néstor Kirchner en 2003, vía Alberto Fernández. También lo fue la defensa mediática que hizo de Aníbal luego de la tragedia de Cromañón, incendio de una discoteca en 2004, en el que murieron 195 personas y que le costó el cargo al hermano de Ibarra.
Desde ese año, precisamente, Vilma era pareja del actual Presidente de Argentina, una relación que se prolongó por 10 años, según el diario La Nación. En 2001, Vilma fue electa senadora por la Alianza y, en 2003, se reencontró con Fernández ya en las filas del kirchnerismo. El romance arrancó un año más tarde. Hacía meses que ella se había separado del diseñador gráfico Adrián Lebendiker, con quien tuvo tres hijos.
“Fue un buen vínculo afectivo. Nos tenemos confianza, nos respetamos y valoramos. Nos conocemos”, confidenció Ibarra a Perfil sobre su relación con Fernández. “No creo que terminar una relación de pareja implique una guerra. Es simplemente eso: cuando las cosas terminan, tratar de que terminen del mejor modo. Estuvimos juntos mucho tiempo, y terminó”, agregó la abogada, citada por Infobae.
En 2011, cuando finalizó su mandato como diputada nacional, se alejó del kirchnerismo y empezó a trabajar para la corporación América. Junto a Fernández, según la revista Noticias, le declararon la guerra a Cristina Kirchner y se distanciaron. Hasta que la política los volvió a unir.
Pero antes, cuando estuvo alejada de la política, Ibarra escribió un libro sobre las contradicciones del relato kirchnerista. En Cristina vs. Cristina, el ocaso del relato, que publicó en 2015, la exsenadora analiza las intervenciones taquigráficas, discursos y notas periodísticas de la expresidenta, antes y después de su llegada a la Casa Rosada. En síntesis, refleja de manera contundente cómo fue mutando su discurso a lo largo de los años en el poder, en temas sensibles en la agenda política: inflación, medios y corrupción.
Consultada por Infobae si mantiene esas críticas a la actual vicepresidenta y cuál es su actual relación con ella, Ibarra respondió: “En general, no me cruzo con Cristina, porque trabajo en la Casa Rosada y ella va poco. Cristina tiene un diálogo directo con el Presidente. Ella es parte de la coalición de gobierno que me ha convocado para trabajar, así que somos una coalición a cargo de un gobierno, y yo soy secretaria legal y técnica de un gobierno de coalición, de modo que soy muy consciente de la función que me corresponde en ese sentido. Esto es así desde el primer día”.
Sin embargo, en otra entrevista con La Nación, en noviembre pasado, Ibarra hace alusión a las discrepancias entre los miembros de la coalición gobernante. “Me alegra escucharla (a Cristina) decir que quien decide es el Presidente, los aciertos y errores son del Presidente. Escucha a otros, consulta, evalúa pero la decisión es presidencial y Alberto Fernández es quien lidera la coalición de gobierno, sin ninguna duda. Desde el día uno hasta hoy”, dice enfática.
Pese a los cuestionamientos de la abogada a la exmandataria, un segundo después de que Cristina Kirchner le ofreció la candidatura presidencial, Fernández pensó de inmediato en Ibarra. Y se lo dijo a la expresidenta. A Vilma la llamó mucho después. “Vilma, tenés que trabajar conmigo. La Secretaría Legal y Técnica es para vos (...). Sos la persona indicada para ese lugar”, le dijo por teléfono. Y ella no dudó, pese a que se había alejado de la política. “A ese lugar sí, sin dudas”, respondió. Desde entonces, Vilma repite orgullosa que es “la abogada del Presidente”. Es, además, la primera mujer en ocupar ese cargo.
Hoy, destaca Infobae, es la mujer en la que “más confía” Alberto Fernández, y valora sus consejos. “Todo lo que firma el Presidente antes pasa por las manos de ella”, afirma el portal, que la cataloga como “editora y guardiana” de todo lo que rubrica el mandatario. La revista Noticias también ha ocupado este último calificativo para Ibarra. “Cuando el Presidente está de viaje o en la Quinta de Olivos, suelen comunicarse por WhatsApp. Pero generalmente no hace falta: Alberto pasa por la Rosada para leer todo en persona y revisar los papeles que la ‘guardiana’ de su firma le tiene preparado”.
La función que ocupa Ibarra es clave, porque por su escritorio pasa todo: designaciones, decretos, vetos, proyectos de ley y reglamentaciones de decretos.
Quienes la escuchan hablar del Presidente aseguran que lo admira por su inteligencia, lo considera el indicado para esta etapa y un hombre que reflexiona, pero que no duda cuando tiene que tomar decisiones. “Alberto brilla”, es la frase según una fuente de la Casa Rosada usa la funcionaria cuando habla del mandatario, destaca Infobae.
La secretaria legal y técnica de la Presidencia, apunta la revista Noticias, es la única mujer en el círculo de personas en las que más confía Fernández. Esa mesa chica la completan el jefe de gabinete, Santiago Cafiero; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; el jefe de asesores, Juan Manuel Olmos, y el secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi.
En cuanto a sus gustos personales, detalla el sitio EldiarioAR, la secretaria legal y técnica de la Presidencia no escucha radio en el auto ni mira televisión abierta: prefiere el jazz, el blues, el fado, el flamenco y, cada tanto, “recordar lo feliz que fue escuchando a Virus en los 80”. “Por encima de todo eso, Los Beatles. ‘Imagine’, esa apología de la utopía, es para Ibarra la canción perfecta”, asegura el medio argentino.
“En casa de Vilma todos eran de River. Pero ella se rebeló también de ese mandato y se hizo de San Lorenzo por un novio con quien a los 15 años iba a la cancha. Aún hoy, espera el domingo para ir al Nuevo Gasómetro”, asegura Noticias, que también destaca que Ibarra es “experta parrillera”: “En su propia casa, prende el fuego y disfruta que el aplauso sea para una asadora”.