“¿Cuándo van a descolgar esos lienzos?”, le pregunta el jueves Ximena Rincón a un funcionario -con un tono que denota cierta molestia- al entrar al edificio del ex Congreso, en cuyo acceso principal, por calle Catedral, cuelgan desde el techo dos gigantografías que dicen “Por una Constitución justa para Chile”, junto a la bandera que caracteriza la propuesta constitucional.
Los carteles eran uno de los vestigios que quedaban del acto realizado el lunes en el palacio, cuando la Convención entregó al Presidente Gabriel Boric el texto final, que la senadora democratacristiana rechazará en el plebiscito de salida.
El anuncio de su voto lo hizo Rincón a la mañana siguiente, adelantándose a la decisión que el miércoles tomó su partido en una junta nacional que se inclinó mayoritariamente por el Apruebo.
“El martes fue un día difícil para mí, que lamentablemente coincidió con mi cumpleaños (54). Me hubiese encantado haber dicho: ‘Voy a trabajar y desplegarme por el Apruebo’, pero después de revisar el texto y seguir de cerca el proceso constituyente, esa no era una opción posible”, señala la abogada con un tono de resignación, desde su oficina en el tercer piso del Parlamento en Santiago, decorada con fotos de sus tres hijos y dos nietos.
¿Quedó sin tiempo o sin ánimo para celebrar ese día?
Ambos. Quienes hemos dedicado la vida a la política, desde el colegio y la universidad luchando contra la dictadura, y luego en democracia, teníamos mucha esperanza en el proceso constituyente, y al final sientes frustración por un proceso, a mi juicio, fracasado. Yo quería una nueva Constitución que nos uniera y así lo dije en la franja del plebiscito de entrada… El 5 de julio era un día de celebración, mucha gente me escribió, pero hasta hoy no he podido contestarles (muestra su teléfono con 397 WhatsApp sin leer). La mayoría son de cumpleaños y de respaldo a mi decisión.
¿Ninguna crítica?
La verdad es que muy pocas. Tengo amigos que están por el Apruebo, pero los mensajes que me han escrito son de verdad preciosos. Hay uno muy lindo (toma el teléfono y lee): “Espero que esto pase para que nos volvamos a encontrar en nuestra comunidad, pero si estás en eso, es porque tienes convicción”.
¿Cuándo se convenció de votar Rechazo?
No fue una decisión que tomé de la noche a la mañana, fue un proceso de reflexión y obviamente nada de fácil. Seguí todo el debate, no en línea obviamente, porque tenía que trabajar y hacer mis cosas, pero fui analizando con mis equipos las principales normas que se fueron aprobando y siguiendo las discusiones. Así me fui formando la convicción profunda de que este texto no es bueno para el país.
¿El hecho de estar del lado de la derecha fue un tema a la hora de tomar su decisión?
Es que lo que decidiremos el 4 de septiembre no es una elección entre derechas e izquierdas, es entre una mala Constitución y la posibilidad de construir una buena que nos cobije a todas y a todos. El pecado de quienes escribieron la Constitución del 80 fue que la hicieron desde su perspectiva. El pecado de los que escribieron esta Constitución, que quiere ser la del 2022, es que lo hicieron desde su trinchera.
Pero imagino que se sintió cruzando la vereda... La gran mayoría de la centroizquierda está por el Apruebo.
Para nada, porque entiendo que lo que aquí está en juego es qué es lo mejor para el país. Esta es la Constitución para todo Chile, no para la izquierda chilena. No puede ser que desde la trinchera le tratemos de imponer al otro una mirada. Una Constitución no funciona así. Por eso nunca funcionó la del 80.
En la junta nacional algunos recordaron la frase de Radomiro Tomic, quien dijo en 1973 que “cuando se gana con la derecha, es la derecha la que gana”.
Esa frase tenía que ver con unas elecciones parlamentarias y con alianzas políticas en ese minuto histórico. Hoy no estamos ante una elección política sobre quién va a gobernar el país, estamos decidiendo qué Constitución queremos tener. En la junta alcance a leer solo una parte -porque a algunos nos dieron cuatro minutos exactos y a otros mucho más tiempo- de una entrevista de Eduardo Frei Montalva en el diario El Tarapacá, en 1936, que decía: “Las pasiones políticas, divisiones ideológicas, odios y ambiciones han apagado la llama del patriotismo y sobre la gran bandera de la nación comienzan a levantarse pequeñas banderitas”. Por Dios, que preclaro y que oportuno para el momento que vivimos.
Quienes están por el Rechazo esgrimen distintas razones, ¿cuáles son las tres principales suyas?
A ver... la primera es que no es un texto que logre unir al país, sino que más bien lo divide. Eso se puede ver hoy en las distintas familias chilenas, donde es muy raro que exista una sola posición. La segunda es que los 103 derechos sociales consignados en el texto no están garantizados ni jurídica ni económicamente. En otros países, cuando se han consignado derechos sociales de una sola vez, se ha establecido un cronograma que indica por dónde partir y cuál será su financiamiento. Acá sólo están escritos.
Pero eso queda en manos de los legisladores.
Una de las peleas que siempre teníamos con los defensores de la Constitución actual era que el derecho de la propiedad está súper garantizado a través de recursos de protección, pero el derecho a la salud, no. Nosotros les decíamos “tenemos que equiparar los derechos sociales y ponerlos en el mismo estatus”. Pero la nueva propuesta, en vez de hacer eso, elimina el mecanismo del recurso de protección para asegurar los derechos sociales, y dice “váyase a una acción de tutela en un tribunal de primera instancia”. ¿Sabes cuántas causas tienen los tribunales de primera instancia en Chile? Más de dos millones y medio. ¿Sabes cuánto se demoran en tramitar una causa de primera instancia? Más de dos años. O sea, se judicializará la obtención de los derechos sociales sin certeza jurídica y sin una unidad de criterio para fallar. La tercera razón es que en el tema de la seguridad y orden público se pierden herramientas fundamentales para quien gobierna el país, entre ellas, el estado de excepción que hoy existe en la Macrozona Sur.
La gente común y corriente -que Ricardo Lagos simbolizó en su momento en “la señora Juanita”- debe estar muy confundida ante la lluvia de argumentos en favor y en contra de cada posición. ¿Qué le diría usted de la forma más simple posible?
A “la señora Juanita” le diría que esta propuesta de Constitución no garantiza los derechos que le están prometiendo. Que pese a que hay un gran catálogo de derechos sociales, no existe una sola línea que indique cómo se van a ir implementando. Bueno, y le diría que necesitamos un nuevo texto.
¿Si gana el Rechazo va a celebrar la noche del 4 de septiembre?
No, no se puede celebrar un proceso fracasado. La ciudadanía se expresó en octubre del 2020 mayoritariamente por tener un proceso constituyente y al final del camino tenemos a un país dividido. Vamos a seguir trabajando con más fuerza para construir una Constitución que nos acoja a todos.
¿Se puede construir sobre un proceso fracasado?
Tenemos la obligación de hacerlo. El 5 de septiembre tenemos que ser capaces de caminar hacia la construcción de una Constitución que nos represente a todas y a todos. Por eso es tan importante el proyecto que rebaja a 4/7 los quórums para cambios a la actual Constitución que presenté junto a mis colegas (Matías) Walker y (Pedro) Araya. Eso nos permitirá hacer los cambios, recogiendo, por supuesto, como nos ha dicho el Presidente Lagos, lo bueno que tiene esta propuesta, como también las cosas que tenía la propuesta de la Presidenta Bachelet y otras constituciones modernas del mundo.
¿Usted confía en que la derecha apoyará cambios a la actual Constitución?
Sus declaraciones han sido muy contundentes. Yo creo que esta derecha de (Javier) Macaya (senador y presidente de la UDI) no tiene nada que ver con la derecha de (Jovino) Novoa (exsenador y expresidente de la UDI) que se opuso a todos. Esta es una derecha consciente, que se da cuenta que, para que el país salga adelante, progrese y genere oportunidades para todos y todas, tiene que tener y apoyar un catálogo de cambios como los que acaban de anunciar mel y que calzan con las peticiones que hizo el expresidente Lagos.
Hay muchos políticos de centroizquierda que dudan de verdad que la derecha más dura apoye grandes reformas si gana el Rechazo.
La primera gran prueba de la derecha será poner sus votos a la reforma que baja el quórum a 4/7, que será la próxima semana o la subsiguiente, la segunda es materializar -de aquí al plebiscito- los diez o más compromisos a los que se comprometieron. Hay que ponerle la firmas ahora ya.
Usted anunció que hará campaña por el Rechazo, pero el presidente de su partido, Felipe Delpín, ha sido bien claro en llamar a respetar la decisión de la junta y que la “libertad de conciencia que se dio se expresa en la urna”, dijo.
Yo voy a ir a todos los lugares donde me inviten y haré una gira por el país explicando mi voto a todo el que quiera escucharlo. Creo, por cierto, en la libertad de conciencia, pero cuando uno está en política tiene que explicar sus decisiones. Espero que la DC esté a la altura de su historia y tradición y no se vuelva un comisario político de las conciencias de todos los que pensamos que el camino que nos plantea la Constituyente no es el que necesita el país.
Pero está desafiando a la directiva, la podrían pasar al Tribunal Supremo…
No será la primera vez que no se respete una decisión del partido. No se respetó el resultado de la elección primaria que estableció el candidato presidencial de la DC. (Tras una fuerte presión de su partido y otras fuerzas, el 19 de mayo del año pasado Rincón se vio obligada a bajar su candidatura presidencial, pese a que había ganado holgadamente a Alberto Undurraga).
Su camarada Alberto Undurraga advirtió que si se polariza esta discusión podría venir una nueva y masiva fuga de militantes.
Es una posibilidad evidente, pero que dependerá de cómo se conduzca el partido en estos meses. La mesa tiene la responsabilidad de canalizar las expresiones de todos y así evitar una crisis, porque la situación en la que nos encontramos tiene que ver con sus decisiones, no con el resto. Yo, al igual que muchos camaradas, propusimos resolver la postura del partido a través de una votación un militante-un voto, y así se lo expresé al presidente, pero no había voluntad. Sabían que el resultado iba a ser distinto al de la junta.