Desde Vallenar, su ciudad natal, Yasna Provoste Campillay (52) cuenta con entusiasmo que esta semana (distrital) recorrió Huasco, Freirina, Chañaral, Copiapó, Caldera y Tierra Amarilla. Pero el tono de su voz -a través del teléfono- cambia bruscamente -de alegría a preocupación- al decir que terminó su periplo “muy preocupada” por un conjunto de problemas en materia de seguridad que hoy afectan a la Región de Atacama, a donde invita por acá al Presidente Gabriel Boric. “Hoy más que nunca se requieren la presencia del Primer Mandatario”, dice.
Retrocediendo algunos meses, senadora, ¿le dolió su derrota en las presidenciales?
Cuando has competido, y yo lo he hecho desde la más tierna infancia (Provoste fue seleccionada nacional de gimnasia y una aplicada militante DC que ha escalado en cargos de poder), uno está preparada para ganar y perder, y eso es aplicable también en el buen ejercicio democrático. Uno identifica rápidamente a la gente que nunca ha hecho deporte porque no saben perder. Yo guardo muy lindos recuerdos de lo que fue todo ese proceso ya cerrado en mi vida.
Con la perspectiva del tiempo, ¿habría hecho algo distinto en su candidatura presidencial?
Reconozco que me afectó ser la última candidata en incorporarme a un proceso que ya estaba en marcha. Entré desde atrás. Pero nosotros no pusimos las condiciones y creo que reescribir la historia no tiene ningún sentido. Me quedo con un profundo agradecimiento del cariño recibido por la gente, amigos, familia y del equipo humano que se constituyó, del que voy a abrigar siempre los mejores recuerdos.
¿Cómo fue el tiempo tras la elección, de análisis, descanso, reencuentro con su familia?
Fue muy intenso, porque al día siguiente de la primera vuelta, me puse a trabajar para que Gabriel, que había salido segundo, pudiera ganar a su contendor (José Antonio Kast). Aparte de trabajar por él aquí en Atacama, participé en la campaña que desplegó la Democracia Cristiana por todo Chile, así que continué recorriendo el país... Cuando tienes un cargo de representación ciudadana no existen muchas posibilidades de tomarse un descanso. Lo que sí agradeces es estar menos expuesta públicamente.
Efectivamente, usted pasó a un segundo plano, ¿fue por una decisión propia o porque el equipo de Boric no la convocó?
Las campañas presidenciales terminan y considero un error tratar de mantener un contrapunto permanente con quien resulta electo. No creo en esas posiciones, que por lo demás, no le hacen bien al país ni a nadie. Me reuní antes de la segunda vuelta con Gabriel para darle mi apoyo personalmente, luego hemos tenido algunos intercambios por WhatsApp con el Presidente Boric y nos reencontramos (el jueves 21 de abril) en la visita que le hicimos como nueva directiva del partido, la cual integro. Entiendo que cada uno tiene roles distintos y nuestra relación siempre será de respeto.
La semana pasada hizo –a través de Twitter- una dura crítica al gobierno, por no incorporar a su región en el congelamiento de las tarifas del transporte público, incluso habló de “letra chica”. ¿Esa fue una excepción o estará atenta al cumplimiento de las promesas de campaña?
Voy a alertar cuando se generen estas inconsistencias, en que el Presidente anuncia algo distinto a lo que su gobierno después quiere implementar. El Presidente prometió congelar la tarifa del transporte público en todo Chile durante este año y no creo que sea una crítica pedirle a su ministro (de Transportes) que cumplan lo que se anunció. Aquí no solo se está excluyendo a mi región, sino que a una cantidad muy importante de comunas en todo el país que no cuentan con el llamado transporte público regulado. Somos cerca del 45% de la población, según el censo de 2017, quienes estaríamos excluidos de esta medida que busca apoyar a las familias frente al alza del costo de la vida producto de la inflación.
“Ayudamos a elegir a este gobierno”
En una entrevista en este diario en agosto del año pasado –en plena campaña- usted advertía que éste sería un período presidencial muy complejo y que su candidatura era la que podía dar gobernabilidad a Chile. ¿Cómo ha visto el inicio del gobierno?
(Provoste respira hondo antes de contestar) El gobierno ha tenido un comienzo lento y el propio Presidente ha reconocido que han cometido muchos errores. No se ha notado una forma distinta de gobernar y eso me preocupa. Las mayorías eligieron al Presidente para gobernar de una manera distinta y no para esperar más. Lo que dije en la campaña lo mantengo. No tengo un discurso para la campaña y otro para después:el gran desafío de nuestro país es asegurar gobernabilidad con más justicia y equidad, pero también estabilidad y seguridad ciudadana. Y desde el Parlamento aún no contamos con una agenda legislativa por parte del Ejecutivo que marque ese camino. Es un error desperdiciar el primer año de gobierno, más corto por cierto, sin tramitar reformas que buscan responder a las demandas de la gente.
Algunos parlamentarios han hablado de “sequía legislativa”, ¿comparte ese concepto?
Bueno, sólo hemos aprobado el Mepco (Mecanismo de Estabilización del Precio de los Combustibles), que es un proyecto muy pequeño que surgió desde el propio Parlamento. Lo que hemos visto es que el gobierno le ha colocado urgencia a proyectos del gobierno anterior. Entonces, tiendo a coincidir con lo que el Presidente le dijo a su gabinete esta semana: que el tiempo para la instalación ya terminó.
“Es urgente que el gobierno implemente un plan para combatir el narcotráfico y el crimen organizado en las distintas regiones del país. La información está. Lo que falta es la capacidad de gestión”.
Me decía que no percibe un cambio significativo respecto al gobierno anterior, como se prometió en la campaña.
La instalación ha sido muy lenta, particularmente en nuestra región. Nombran a seremis, los cambian, nombran a otros, los vuelven a cambiar... Tuvimos tres seremis de Bienes Nacionales en una semana.
A su juicio, ¿qué es lo más urgente para el gobierno?
Un plan para combatir el narcotráfico y el crimen organizado en todo el país, que incluya un plan de desarme de armas, intervención en zonas críticas, una efectiva coordinación policial, una redistribución de la dotación de Carabineros para las tareas operativas y el combate al lavado de dinero en los territorios. Ya hay suficientes diagnósticos, hay mapas de delito, investigaciones sobre víctimas, propuestas de soluciones, caminos a seguir... La información está. Lo que falta es la capacidad de gestión para hacer que las cosas funcionen en favor de la ciudadanía para volver a recuperar la tranquilidad en los barrios, en las calles. La gente en nuestra región veía por la televisión situaciones de alto impacto, como las balas locas y ayer en Chañaral visité a una joven alcanzada por una bala loca mientras esperaba el bus. La Federación de Estudiantes de la Universidad Atacama se encuentra en toma, porque muchos estudiantes han sido asaltados e incluso ha habido intentos de secuestro. Estas eran cosas inimaginables en nuestra zona hasta hace pocos años.
Con lo que cuenta, más lo que pasó esta semana (camiones bloqueando la carretera, atentados en la macrozona, violencia en los liceos, etc.) queda la sensación de que Chile no es gobernable ni por la derecha ni por la izquierda.
Nuestro país tiene problemas urgentes que tiene que resolver y ningún camino de reformas profundas es posible sin un gobierno que sepa combinar esos cambios estructurales con los desafíos urgentes que permitan a la ciudadanía enfrentar el día a día y confiar en su futuro. Es responsabilidad del Estado garantizar la seguridad de la ciudadanía. Es una obligación ética. El gobierno no puede renunciar a mantener el orden público y tiene que anticiparse a los hechos.
Si tuviera que definir el rol de la DC en este período, ¿cómo lo preferiría: más oficialista o más opositor?
No somos oposición a este gobierno, porque ayudamos a elegirlo. El Presidente y su coalición decidieron que la DC no fuera parte del gobierno, y nosotros decimos que, más allá de esa decisión, vamos a colaborar en todas aquellas tareas que le hagan bien al país y estamos seguros que vamos a jugar un rol muy importante en este proceso.
¿En qué basa su seguridad?
En que somos una contraparte indispensable que está dispuesta a colaborar en construir una mayoría por los cambios que demanda el país. La DC es una fuerza importante en los territorios. Tenemos más de 62 alcaldes, más de 320 concejales y concejalas, consejeros regionales, una presencia importante de gobernadores regionales y no es casual que hoy el partido sea encabezada por un alcalde (Felipe Delpin) de una comuna popular (La Granja) y por líderes de muchas otras partes del país.
¿Cómo ve el proceso constituyente?
Me inscribo en el grupo de chilenos y chilenas que tienen una fuerte esperanza en que la Convención ofrezca un proyecto de Constitución donde la gran mayoría se sienta representada. El país no puede terminar con una gran frustración y esa es una responsabilidad de todos, en la que incluyo, por cierto, a los constituyentes. La DC quiere una nueva Constitución. El expresidente Eduardo Frei Montalva planteó hace más de 40 años en el Teatro Caupolicán que se creara una convención constitucional que nos permitiera tener una Constitución que reemplazara a la del 80.
“Ningún camino de reformas profundas es posible sin un gobierno que sepa combinar esos cambios estructurales con los desafíos urgentes que permitan a la ciudadanía enfrentar el día a día”.
Entonces le preocupa el alza sostenida del Rechazo por sobre el Apruebo, en distintas encuestas.
Lo veo como una alerta que no hay que desestimar ni tampoco sobrevalorar. Hay que esperar el texto final de la Constitución, porque valoro enormemente la forma en cómo la Convención ha ido resolviendo distintos temas. Solo quiero señalar que todo el capítulo de los Derechos Fundamentales fue aprobado por una amplia mayoría en la Convención.
En su partido no todos piensan como usted. Hay muchos desilusionados de la Convención.
Por eso es que somos un partido político y no regimiento. Tenemos la capacidad de reflexionar, deliberar y entender que en los partidos políticos las diferencias se zanjan votando. A uno siempre le gustaría ver un partido con una gran unidad, y como directiva, nos vamos a jugar para recuperar la convivencia interna y tratar de actuar unidos como lo hicimos la semana pasada como bancada de senadores al proponer una “hoja de ruta” legislativa al gobierno.
Como incumbente, ¿qué piensa del fin del Senado?
No soy partidaria de un bicameralismo simbólico y creo que las regiones deben contar con una representación en un sistema político que sea más democrático y no menos democrático, y donde la elección de sus miembros sea de manera directa y no indirecta, porque eso sería un retroceso muy importante en materia de transparencia.
¿Cree que es responsabilidad del actual Congreso plantear una salida alternativa antes del plebiscito, para que se sepa qué pasa si gana el Rechazo?
Cada día tiene su afán. Lo reiteré en mi campaña: el país no tiene un plan B en este proceso, la palabra la tiene la ciudadanía y tenemos que esperar que hable el próximo 4 de septiembre en el plebiscito de salida.
¿Qué opina del movimiento Amarillos que apoyan varios camaradas y excamarada suyos?
Siempre me han gustado más otros colores, como el naranjo del norte y el azul de la DC (ríe)... Creo que no es bueno hacerse eco de campañas en contra de la Convención y creo que la responsabilidad exige que seamos capaces de esperar el texto final.