CyberChile
Para qué queremos Historia si tenemos Cyberday. Chile cambió. Hace rato que el país permutó la centralidad del pasado por la de un presente absoluto y desarraigado y si en algo va a distraerse es en el futuro, no en lo que quedó atrás. Lo que pasó, pasó. Pero no faltan quienes reclaman que al procurar que la Historia sea un ramo electivo en III° y IV° medio la ministra Cubillos se pasa. Lo cierto es que más bien se queda corta.
Si el motor del gobierno que Chile eligió es un futuro sin raíces ("tiempos mejores") y una libertad sin cortapisas –libertad como Único Gran Rector Social–, por qué en vez de hacer optativo tal o cual ramo no se decretan electivos III° y IV° medio enteros o, más decididamente, la enseñanza media completa. ¿De qué sirve esa etapa de mochilas peligrosas? ¿Ayuda acaso a encauzar el deseo que a esa edad arrebata a tantos? ¿Mide y reconoce debidamente el mérito individual, si cualquiera sabe que la mitad porra vive copiándole a la mitad matea? ¿Geometría para qué? ¿Lenguaje hasta los 18? ¿Historia, Geografía, Filosofía? Voladores de luces, nada más. Siri y los matinales tienen más que enseñarnos para este cybermundo que Heródoto y Aristóteles.
Educación obligatoria hasta 8° entonces (¿no bastará con la pre-básica?) y el resto que dependa de la vocación. Y del esfuerzo, que es la otra bandera que la ministra enarbola sabiamente, acaso espoloneada por el recuerdo de una juventud donde nada estuvo dado, donde todo hubo que conseguirlo. Pero en este país la pequeñez está a la orden del día y siempre se prejuzga, caricaturiza y chaquetea. Así, en todo movimiento estratégico andan viendo conflictos de interés o nepotismo, en toda medida férrea, fascismo, y en toda ganancia, usura.
Con una mano en el corazón y la otra en el bolsillo, ¿qué quiere el hombre nuevo en Chile? ¿Igualdad, equidad, gratuidad, comunidad? ¡Voladores de luces otra vez! Lo que se anhela es libertad y consumo. O, mejor dicho, libertad para consumir puesto que sólo el consumo nos hará libres. ¿El consumo me consume? ¡Por favor!, el consumo me consuma –o sea me constituye, me realiza, me hace ser–. Alguien dirá que este Chile consumidor ("consumista") lo impuso una dictadura criminal, ladrona y coludida con el gremialismo… ¿No estarán quedándose pegados? Demasiada Historia parece.
República Zorrona a mucha honra, "Por la de Crédito o la Fuerza" debiera ser el lema nacional. Las verdaderas fiestas patrias son esta semana: el Cyberday es nuestro carnaval. No seamos mezquinos entonces con un gobierno que, con la lucidez, altura de miras y tono conciliador que le son connaturales, sólo está teniendo el arrojo de ponerse a la vanguardia. De saltarse las taras nostálgicas y hacer de los hechos, derechos: elige qué materias estudiar, elige vivir sano, elige conocer o no el pasado, elige el cyberdescuento que mejor te venga.
Yo, por ejemplo, aprovecharé para cybercomprar un microondas porque hace un año el de la casa se fundió y lo reemplazamos, ilusamente, por un horno eléctrico que es un cacho a la hora de calentar el arroz o las croquetas de atún. Igual confieso que le tenía más fe al Cyberday: fantaseé con que las colegiaturas también entrarían en promo. Pero no le buscaré el lado flaco a un sistema robusto; me quedo con el hasta 60% de descuento que el evento me ofrece para, por ejemplo, cambiar el cel o los focos del baño y la tapa del wáter.
Qué importan, pues, Michimalonco, Manuel Rodríguez o Javiera Carrera; el futuro no es de ellos, es nuestro y no tiene límites. Por algo el año pasado Andrés Santa Cruz, presidente de las AFP, defendió en la tele la propuesta de subir la edad de jubilación arguyendo que la expectativa de vida crece y crece al punto, dijo, de que "algunos ya plantean la inmortalidad". Así las cosas, es mejor encarar el futuro sin taras y dejar que el pasado pase, y listo. Check. La historia la leen los perdedores. Y los chilenos estamos llamados a ganar. Hay que puro hacerla.
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