El Allende de Venezuela

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El Chile de 1973 no es muy distinto al Venezuela de hoy. Hambre, represión del Gobierno, estado de derecho debilitado o inexistente, persecución política, hiperinflación: características todas de una nación en profunda descomposición.



"La burguesía está pretendiendo hacer contra mí lo mismo que hizo contra Salvador Allende" afirmó el líder venezolano, Nicolás Maduro, en una declaración que se suma a la decena de loas y elogios a la figura histórica de Allende. "La Revolución Bolivariana seguirá su rumbo en honor a Salvador Allende, mártir de los pueblos latinoamericanos", agregó en otra declaración.

Dichos que, lejos de emocionar a los allendistas en Chile, los ha enfurecido. "La estatura de Allende como un demócrata ejemplar, no se compara en absoluto con la de Maduro", afirmó el Presidente del PS, Álvaro Elizalde. "Allende es un símbolo de integridad moral, de compromiso social y de vocación democrática incuestionable", escribió el ex Senador Sergio Bitar. "Mi padre respetó la Constitución y las leyes, en su Gobierno funcionaban los Tribunales de Justicia, los medios de comunicación, nunca hubo un preso político" remató la Senadora Isabel Allende, en referencia al Gobierno de su padre.

Pero, más allá de las caricaturas y la defensa parcial de los simpatizantes de uno y otro, ¿Hay alguna similitud entre el proceso de descomposición de la sociedad política y económica de Venezuela que ha llegado a su clímax en este año 2019, que lo haga comparable con el Chile de 1973? ¿Son asimilables Salvador Allende y Nicolás Maduro? Analicemos algunos puntos de comparación.

Primero, su apego a la Constitución y a la ley. Según el acuerdo adoptado por la Cámara de Diputados, el 23 de Agosto de 1973, era un hecho que el Gobierno de Salvador Allende se empeñó en conquistar el poder total, con el propósito de someter a todas las personas al más estricto control económico y político por parte del Estado, buscando instaurar un sistema totalitario que se oponía al régimen democrático. Asimismo, dicho acuerdo representó al propio Salvador Allende que se había quebrantado el orden institucional y se habían atropellado, de manera sistemática, una serie de garantías y derechos fundamentales establecidos en la Constitución. Similarmente, la Asamblea Nacional Venezolana, el 13 de Noviembre del año pasado, denunciaba la trágica situación socioeconómica que vive Venezuela, como resultado del modelo económico impuesto y el quebrantamiento del Estado de Derecho por parte del régimen totalitario de Nicolás Maduro. Asimismo, afirma que la violación de derechos humanos alcanza diversos ámbitos, con una serie de impactos en la violencia civil y política que vive ese país.

Segundo, la relación con la Dictadura Cubana. Salvador Allende admiraba a Fidel Castro y creía que su régimen representaba una auténtica revolución, considerándolo como el movimiento de mayor trascendencia que se haya realizado en América. Tal era la cercanía que Allende no solo viajó varias veces a Cuba antes de su presidencia, sino que recibió a Fidel Castro en Chile, quien se paseó por distintas ciudades durante más de 3 semanas en una visita inédita. Conocida fue también, la gradual infiltración que militares cubanos comenzaban a hacer en Chile durante la Unidad Popular, buscando analizar las unidades militares chilenas e introducir armamento, organizando la resistencia en conjunto con el MIR y otros grupos subversivos. Nicolás Maduro es un asiduo visitante de Cuba y funciones importantísimas del Estado Venezolano están siendo controladas directamente por funcionarios cubanos. Según el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, más de 22 mil cubanos han infiltrado el Gobierno venezolano y la interdependencia entre ambas naciones es masiva. Algunos analistas afirman que la suerte de los dos regímenes está intrínsecamente unida.

Tercero, el antagonismo contra el "imperialismo" de Estados Unidos. Allende dijo: "El imperialismo, que ha estado y está detrás de todos los procesos para atajar la Revolución, que significa sus cambios y su derrota en Chile no va a poder desembarcar". Concebía que Estados Unidos estaba en una campaña permanente de desprestigio respecto de Chile y que buscaba perjudicar su relación con otros pueblos. Nicolás Maduro por su parte, no deja de sindicar al imperialismo de Estados Unidos como el responsable de todos sus males. Según él, el objetivo de Estados Unidos es acabar con la revolución bolivariana y quiere frenarlo en su rol de promotor de los cambios revolucionarios en Latinoamérica.

Cuarto, caos económico y social. El Chile de 1973 no es muy distinto al Venezuela de hoy. Hambre, represión del Gobierno, estado de derecho debilitado o inexistente, persecución política, hiperinflación, etc.., características todas de una nación en profunda descomposición.

Estos son algunos puntos de comparación y en donde se evidencia, claramente, que Maduro es es el Allende de Venezuela. Por cierto, existen enormes diferencias en lo que respecta a la corrupción, los vínculos con el narcoterrorismo y el grado intensidad de la violencia política. Al menos respecto de estos tres asuntos, no existe evidencia que en Chile hayan llegado al nivel de lo que ocurre en Venezuela.

Pero tampoco olvidemos un factor esencial: el tiempo. Allende sólo estuvo en el poder por 1.000 días, mientras el régimen de la dupla Chávez – Maduro se extiende ya por 20 años y progresivamente ha ido acaparando más poder y depreciando aún más a la sociedad venezolana. ¿Qué habría pasado en Chile si el Gobierno de Allende se hubiese perpetuado en el tiempo? ¿Fue la descomposición política, económica y social más violenta en Chile que lo que fue en Venezuela? Algunos hablan de que el caso venezolano ha sido una catástrofe en cámara lenta. En cambio, en Chile, en apenas 1.000 días el país se fue a la ruina y el desenlace del 11 de Septiembre de 1973 apareció como inevitable.

Es de esperar que la crisis venezolana no termine como Chile. Que no sea necesaria la intervención de las Fuerzas Armadas y que no siga aumentando el número de víctimas de la violencia política desatada. Pero también, espero que el desenlace de Maduro no sea igual que el de Allende y que, a diferencia de lo que ocurre en nuestro país, ninguna estatua, museo ni calle lleve el nombre del Dictador Venezolano ni la izquierda pretenda reescribir la historia situándolo en la calidad de mártir y héroe.

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