El relato de una chilena que vive en carne propia la crisis de violencia en Haití

Consuelo Alzamora (36) llegó al país caribeño en 2012 como terapeuta ocupacional del equipo de América Solidaria. Años después decidió crear su propia fundación, Tous Ensemble, para más tarde formar familia y una vida lejos de casa. Hoy es testigo en primera persona de la escalada de violencia que asola a la comunidad, con bandas criminales que han cercado los pueblos y amenazan los suministros de servicios básicos.


Lo primero que recuerda la chilena Consuelo Alzamora (36) es que la comida y los productos básicos del día a día comenzaron a escasear a gran escala en diciembre de 2023 en el pueblo de Les Cayes, al sur de Haití. “Había meses en que no veíamos bencina, pollo, huevos ni tampoco gas propano, que es el que usamos para prender la cocina. Teníamos que cocinar con carbón. Prepararnos un té es un lujo que no nos podemos dar”, relata en conversación con La Tercera.

Tales hechos, dice, fueron resultado de los bloqueos de los pueblos y ciudades en manos de pandillas criminales que desde 2018 atemorizan al país caribeño y que hoy mantienen a la población bajo enfrentamientos a mano armada y que desde el año pasado han cobrado la vida de más de 8 mil personas. La violencia ha escalado a tal punto que el 12 de marzo el primer ministro de Haití, Ariel Henry, aceptó renunciar al cargo luego de intensas semanas de presión.

Si bien en un comienzo la violencia se apoderaba en mayor escala de la zona central, hoy ha permeado zonas rurales y más extremas del país, como su pueblo: “Les Hayes está bloqueado permanentemente. Si queremos ir a Puerto Príncipe, la capital, ya sea para pasar un fin de semana o tomar un vuelo para ir de visita a Chile como lo hacíamos anteriormente, debemos tomar un avión desde Les Cayes que cuesta US$ 250 por un trayecto de 20 minutos. Ir por tierra no es opción, porque los secuestros o heridos son recurrentes, no nos arriesgamos”, comenta.

El empobrecimiento y violencia en la zona son un fenómeno que ella ha venido evidenciando progresivamente desde que llegó como voluntaria a Haití hace 13 años, como parte del equipo de América Solidaria. Por ese entonces recién se había titulado como terapeuta ocupacional de la Universidad de Chile. Cuando cumplió su año de voluntaria, buscó trabajo en otra organización -Medical Teams International- y se fue al sur, a Les Cayes. “En ese entonces había solo dos terapeutas ocupacionales en todo Haití, no había centros de rehabilitación, sentí que no podía abandonarlos... hay tanto que hacer aquí”.

Eso la motivó a crear en 2016 en la Fundación Tous Ensemble (Todos Juntos en Francés) en Les Cayes. Allí, hasta la fecha, rehabilita y ayuda a niños y adultos, muchos de ellos con las extremidades mutiladas por el terremoto que afectó a Haití en 2021. También ve otros accidentes por daños neurológicos congénitos.

En su momento Consuelo llegó con un gran equipo de voluntarios chilenos a la zona. Pero ese número se ha ido reduciendo con el tiempo. Algunos se han visto obligados a dejar el país por miedo. Otros se han ido por protección.

Consuelo, en cambio, decidió formar una familia allá, lo que llama su segundo hogar. A los años de consolidarse en Haití se casó con un haitiano del que luego se divorció. Pero de esa unión nació un hijo que hoy cumple cinco años. “Acá somos una comunidad. Más que amigos o vecinos, somos una familia. Eso no se encuentra en todos lados”.

Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrel), a la fecha existen 25 chilenos residentes en todo Haití. Desde la cartera informan que a raíz de la reciente escalada de violencia todos se encuentran a salvo y que la Embajada de Chile ha prestado asistencia a quienes lo requieran. Además, se cuenta con un plan de evacuación en caso de ser necesario. Asimismo, equipos de la embajada chilena en el territorio haitiano han estado trabajando, catastrando a la población.

Consuelo dice mantener contacto con los otros chilenos residentes en Haití, aunque no los ve seguido. ¿La razón? “Estamos dispersados. Algunos en la capital, otros más al norte, más al sur. Con el bloqueo a las ciudades es complejo reunir a todos o llevar un catastro completo”, asevera.

Pero no siempre fue así. La profesional recuerda que cuando arribó al país en 2012 Haití era “más seguro que Chile, no había secuestros, no había bandas armadas”.

REUTERS/Fran Afonso

Atrapada en Estados Unidos

Como representante de la Asociación Haitiana de Terapia Ocupacional, Consuelo viajó de Haití a Bermudas para asistir a la Federación Mundial de Terapia Ocupacional en el país caribeño. Pero el viaje, que no debía durar más de un par de días, se extendió por casi dos semanas, luego de que el lunes el vuelo de regreso a su ya habitual residencia en Haití se cancelara producto de balaceras y un atentado registrado en el Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture.

Hasta la fecha la profesional no ha logrado regresar al país.

Pero en medio del conflicto, Consuelo menciona que la población ha logrado aprender a vivir en medio del caos. “Al menos en mi pueblo la gente sigue yendo a las discotecas, a los supermercados; mi hijo va al colegio. Mantenemos todo pero con escasez. Pero claro, hay otros lugares en Puerto Príncipe que no se sabe, que no hay contacto, que es tierra de nadie”, cierra.

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