Gladys Marín: la “visionaria”

plebiscito 1988
GLADYS MARIN MILLIE, PARTIDO COMUNISTA / FONDO HISTORICO - CDI COPESA

Si bien solo obtuvo un poco más del 3% de los votos (en la presidencial), su programa de campaña titulado “Chile de verdad” tuvo un impacto que se puede apreciar hasta nuestros días.



Gladys del Carmen Marín Millie (1938-2005), oriunda de Curepto, fue diputada, presidenta y secretaria general del Partido Comunista chileno. Además, fue flamante candidata presidencial en las elecciones de 1999, donde aseguró que “el Chile de la Concertación es una versión apenas retocada del Chile de la dictadura”.

Si bien solo obtuvo un poco más del 3% de los votos, su programa de campaña titulado “Chile de verdad” tuvo un impacto que se puede apreciar hasta nuestros días.

En el documento, la candidata comunista afirmó: “Los pobres no pueden esperar nada bueno de los “programas de cambio” de quienes, desde trincheras distintas, han ayudado en la creación o en la consolidación de la sociedad neoliberal”, y que vivimos “una lucha que comienza en esta campaña presidencial pero que continuará después de ella”, para lo cual era necesario “poner en marcha procesos de rupturas democráticas”. (p.3)

Antes de continuar nuestro relato, cabe hacer una precisión. El concepto de “ruptura democrática” no es una expresión al pasar, por el contrario, es un concepto muy preciso. Se refiere a una “unidad de ruptura”, es decir, una fusión de contradicciones sociales en un periodo determinado, capaz de generar una crisis que lleve al desajuste de los elementos que componen el todo social.

Es lo que Lenin llamaba “periodo revolucionario” y en términos más actuales, propios del post-marxismo, sería una “revolución democrática” (Ernesto Laclau).

Ahora podemos continuar. El programa de Gladys Marín de 1999 afirma que “producir rupturas democráticas constituye un combate social continuo y permanente, cuyo objetivo es ir imponiendo medidas que desestabilicen el modelo neoliberal y vayan armando un nuevo orden a través de las luchas sociales, de las movilizaciones populares”, puesto que “caminar hacia el socialismo significa orientar la lucha política y social en la dirección de la conquista de la máxima democracia y de la máxima justicia social”. (p.4)

Desde ahí, nacen sus 11 propuestas:

1. Construir un nuevo Estado democrático: Para eso es necesario un plebiscito que derogue la actual constitución y que se convoque a una ASAMBLEA CONSTITUYENTE y que esa nueva constitución contenga:

a) Efectiva descentralización: lo que implica entre otras cosas la elección popular directa de las principales autoridades de las regiones. Esto es, elección de intendente y elección de un Consejo Regional.

b) Aumento de la representatividad: cambiar el binominal por un sistema proporcional, modificar el TC y que no exista ningún órgano por encima del Congreso. El establecimiento de plebiscitos para derogar leyes o normas constitucionales, proponer proyectos de ley, para resolver conflictos entre el Presidente y el Congreso, para renovar autoridades, derecho a voto de chilenos en el extranjero.

2. Establecer una economía alternativa de carácter planificado y orientada a la justicia social.

Necesidad de una segunda nacionalización del cobre; impuesto del 1% a los altos patrimonios.

3. Promover los derechos humanos de carácter social.

Laboral: establecer la sindicalización automática, que los dirigentes sindicales puedan postular a cargos públicos, negociación colectiva por ramas, extender el derecho a huelga.

Educación: establecer un sistema único de educación administrado por el Estado y terminar con los copagos.

Seguridad Social: Crear un sistema integrado de seguridad social; crear una AFP estatal; que los actuales afiliados AFP puedan volver al sistema antiguo; constituir un Fondo Solidario de Seguridad Social, limitar la inversión de las AFP en empresas de desarrollo nacional y que en esas decisiones deben participar la superintendencia, los afiliados y el cuerpo técnico.

Salud: Crear un fondo único de salud de carácter solidario compuesto por el 7% de los aportantes de Fonasa y un 3% de los aportantes de Isapres, las que solo recibirán el 4% restante y terminar con los subsidios cruzados al sistema privado.

4. Mejorar la calidad de vida de la población.

5. Valorizar las diferencias de género, étnicas y de opción sexual.

6. Garantizar la libertad y el pluralismo informativo (esto último concretado en una ley de medios).

7. Desarrollo de una cultura solidaria, humanista y participativa.

8. Fomentar la actividad artística.

9. Reconocer la autonomía de las naciones originarias.

10. Poner en práctica una política internacional soberana.

11. Justicia en temas pendientes de DD.HH.

Un breve análisis del programa de Gladys Marin de 1999 nos deja en claro al menos dos cosas. Primero, lo mucho que ha avanzado la agenda comunista en estos últimos 12 años, pues gran parte de las propuestas de 1999 ya son una realidad. En segundo lugar, lo que falta por implementar se quedó corto con las propuestas de la actual izquierda radical encabezada por Gabriel Boric y el PC.