Joan Manuel Serrat: Ahora mismo ya

Concierto del cantautor español Joan Manuel Serrat en Santiago
Joan Manuel Serrat. Foto: EFE/Alberto Valdés.

Mediterráneo Da Capo es el nombre de este espectáculo que en italiano significa "volver al principio". Joan Manuel Serrat retorna a su obra maestra con los rastros de los años, la propia travesía que el álbum alude constantemente.



Joan Manuel Serrat toma la palabra por primera vez la noche del miércoles y se remonta a 1971 cuando se fue a un pueblo de la costa brava catalana a escribir lo que sería el álbum Mediterráneo. Es el aniversario 47 de una obra inmortal del cancionero hispanoamericano, esas letras que te sabes porque flotan en el ambiente, parte de la cultura en cualquier lugar donde se hable español.

"No es una fecha muy rotunda", suelta Serrat.

El público del teatro Nescafé de las artes, que lo escucha atento como niños en la mejor de las clases, estalla en risas porque, claro, son 47 años, nada redondo, aunque la retromanía hace rato olvidó el detalle de los aniversarios cerrados. El astro explica que barajaba dos posibilidades a) hacerlo ahora b) esperar tres años. "Les recomiendo que si alguno de ustedes tiene algo que celebrar, que lo celebre (...) No quiero ser pájaro de mal agüero, pero les aseguro que aquello que aún no les pasó, de un día a otro les va a pasar".

El teatro vuelve a reír ante el humor negro del ídolo en el inicio de esta gira nacional con ocho fechas entre Valparaíso, Talca, Frutillar, Temuco, Concepción y vuelta en Santiago el 6 de diciembre en Movistar Arena, y lo seguirá haciendo durante dos horas cada vez que Joan Manuel Serrat despliega ese talento único para comunicarse con la audiencia, y convertir el libreto en una conversación entre viejos amigos porque la mayoría de sus seguidores ha envejecido con él, una estrella que en los inicios era un singular maridaje de sex symbol con un poderoso contenido lírico de irrepetible estampa épica y romántica.

Serrat tiene entonces una urgencia que en la tercera edad paradojalmente lo emparenta con un adolescente ansioso por empezar la vida. El sexteto acompañante dirigido como siempre por el pianista Ricard Miralles, es lo mejor que se puede pedir para estas canciones. Lo único que se resiente de tarde en tarde es la ausencia de verdaderos vientos, cubiertos desde los teclados y las programaciones por Josep Mas "Kitflus", parte de la rúbrica heroica de la música de Serrat hace casi medio siglo.

El artista interpreta el álbum alterando el orden aún cuando, por supuesto, arrancó con Mediterráneo. "Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero", resuena como declaración de principios, en una sabrosa versión donde su voz fue de menos a más, una constante de la noche. Qué va a ser de ti partió frágil en su garganta pero la audiencia cantó espontáneamente uno de los grandes himnos en un álbum plagado de canciones emblemáticas. Serrat se afirma en el coro y ya en la siguiente, una enérgica versión de Vagabundear, domina la voz. El alza continuó en Barquito de papel. "Después el tiempo pasa", dice aquella letra que se remonta a un recuerdo de infancia relatado con maestría, y la línea queda suspendida con el teatro en silencio.

La dramática introducción de Pueblo blanco saca aplausos inmediatos y en Tío Alberto Serrat baila ligero y sonríe carismático y gozador al turno de "cató de todos los vinos".

Presentó a los músicos con La mujer que yo quiero con el maestro Miralles especialmente aplaudido. En Vencidos se le fue un poco la voz compensada con recia actitud interpretativa, un toque extra de dramatismo para una letra que involucra al Quijote. Aquellas pequeñas cosas -"nos hacen que lloremos, cuando nadie nos ve"- estuvo fenomenal.

Cantó de nuevo Mediterráneo y el teatro se puso de pie tal como lo había hecho en el inicio apenas Serrat apareció en escena. El cantante bromea, el concierto sigue. Viene, cómo no, Cantares. La gente corea y la épica es distinta, más reposada, sin perder su fuerza matriz de clásico. "Caminante no hay camino" cantan todos y la emoción hace vibrar la noche.

La faceta social y consciente de Serrat asomó al referirse a la crisis humanitaria de africanos intentando llegar a las costas europeas para cantar Plany al mar con letra traducida en pantalla. Habló sobre el maltrato femenino para darle una nueva lectura a Menos tu vientre, un clásico. Para la libertad, De vez en cuando la vida y Hoy puede ser un gran día, fue la trilogía final antes de dos bises que incluyeron La Fiesta y No hago otra cosa que pensar en ti.

Mediterráneo Da Capo es el nombre de este espectáculo que en italiano significa "volver al principio". Joan Manuel Serrat retorna a su obra maestra con los rastros de los años, la propia travesía que el álbum alude constantemente. El catalán sabe cómo exponer esa sabiduría inherente al tiempo sin aspavientos, sino como un compinche que relata una bitácora extraordinaria de aventuras en letras, coros y melodías que generaciones han asumido como mapa en la vida.

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