La rebelión xenófoba de Sajonia contra Merkel
La muerte de un alemán de 35 años a manos supuestamente de inmigrantes en la ciudad de Chemnitz ha dado paso a la protesta antiextranjeros. Para la canciller germana en el país "no puede haber lugar" para la "incitación a la violencia xenófoba".
La extrema derecha alemana mantiene una máxima presión sobre la canciller Angela Merkel y su política migratoria, con una nueva manifestación prevista para hoy por la noche en Chemnitz, epicentro de la protesta antiextranjeros, y otra más el sábado. Ello, luego de la muerte de un alemán de 35 años, apuñalado el pasado fin de semana durante una pelea en esa ciudad del estado de Sajonia, incidente en el cual los principales sospechosos son un sirio y un iraquí.
El perfil del iraquí, principal sospechoso del ataque, aporta agua al molino del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), ya que este inmigrante llegó en 2015 al país procedente del Kurdistán, pidió asilo, y ya ha sido condenado varias veces por violencia y posesión de drogas. Debía ser expulsado, pero apeló la decisión y ganó el recurso en 2016, según afirma el diario sensacionalista Bild.
El tenso clima generado por el incidente, especialmente en la exRDA, se ha traducido en más hechos de violencia, como la agresión contra un joven sirio de 20 años, víctima de insultos xenófobos y de una paliza, efectuada por tres personas, en Wismar, en el norte de Alemania, el miércoles por la noche.
Y desde la AfD no hacen nada por calmar los ánimos. El líder de la colectividad, Alexander Gauland, apoyó lo que denominó "autodefensa" ciudadana en alusión a los disturbios protagonizados por manifestantes de esa tendencia tras la muerte ocurrida en Chemnitz. "Cuando el Estado no puede proteger ya a los ciudadanos, la gente sale a la calle y se protege a sí misma. ¡Así de simple!", dijo Gauland en una entrevista publicada en el diario Die Welt. El líder de la AfD aseguró que "hoy es una obligación ciudadana parar la 'migración del cuchillo' que trae la muerte" y opinó que "cuando un acto mortal semejante sucede, es normal que la gente explote".
Las declaraciones de Gauland se produjeron después de que Merkel afirmara que el "acoso xenófobo", como calificó a los sucesos de Chemnitz, "no tiene cabida en un estado de derecho" como es Alemania. En el país "no puede haber lugar" para la "incitación a la violencia xenófoba", insistió.
Sajonia, el Estado federado donde se encuentra Chemnitz, es un bastión de la extrema derecha, donde la AfD obtuvo un 27% de los votos en las últimas elecciones. Desde hace meses, ese partido, ya presente en el Parlamento nacional, ataca a Merkel por su política migratoria. La AfD le reprocha ser responsable del aumento de la criminalidad en Alemania tras la entrada de más de un millón de migrantes en el país en 2015 y 2016, aunque las estadísticas oficiales no confirman semejante aumento.
La llegada de más de 1,2 millones de refugiados a Alemania desde 2015 ha disparado la xenofobia y el ultranacionalismo por parte de los que dicen sentirse invadidos. Merkel es para ellos la bestia negra que ha abierto la puerta a los que huyen de la guerra y pulverizado la identidad tradicional de la sociedad alemana.
Así, los xenófobos de Sajonia apuestan a la creciente tensión para dañar a Merkel. "Hay que actuar ahora que el tema está caliente. Europa entera nos observa. Si alguien puede echar a Merkel, esa es Sajonia", aseguró sin complejos al diario español El País Benjamin Jahn Zschocke, el portavoz de Pro Chemnitz, en la sede de la plataforma que convocó las protestas tras el apuñalamiento del carpintero el pasado fin de semana en el centro de la ciudad.
Esta estrategia de la tensión otorga réditos electorales al AfD, que le pisa los talones al Partido Socialdemócrata, y le disputa en los sondeos el rango de segunda fuerza política del país detrás de los conservadores de Merkel, poco antes de las elecciones regionales de octubre en Baviera y Hesse.
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