¿Un Nazi para Chile?
La derecha sin complejos, no es otra cosa que el coraje de enfrentar a la elite liberal, principalmente de izquierda, que ha venido imponiendo las reglas del juego y limitando los debates en el Chile de los últimos 20 años.
La "Ley de Godwin", es un enunciado de interacción social creada por el abogado Mike Godwin en 1990 y que establece que a medida que una discusión se alarga, la probabilidad de que se mencione a Hitler o a las nazis es inevitable. Por ende, según las reglas del enunciado, quien utiliza el argumento de manera errada, comete un abuso en la conversación y le pone término a la misma, perdiendo el debate iniciado.
Algo similar está ocurriendo hoy en la discusión en Chile. Frente a cada aparición de José Antonio Kast, sus más enconados adversarios no tienen otro argumento que calificarlo erradamente de nazi y tantos otros epítetos para intentar anular la conversación sobre él. Sin embargo, una y otra vez han perdido, y lejos de imponer sus argumentos, la conversación se ha ido vaciando y la figura de Kast ha seguido creciendo.
El nazismo, entre otras brutalidades, proponía que solo los miembros de una raza podían ser ciudadanos; que los estados debían velar por la calidad de vida de esos ciudadanos y expulsar a los extranjeros cuando ello no fuera posible; que la inmigración debía detenerse; la nacionalización de las industrias; la pena de muerte para todos aquellos que afectaran el bien común; la limitación de la libertad de prensa; y la autoridad ilimitada de los órganos superiores del Estado Nazi. Además, por si fuera poco, el régimen nazi es responsable del asesinato, muerte y tortura de millones de personas en sus pocos años de existencia y del genocidio brutal que afectó al pueblo judío en la Segunda Guerra Mundial.
Un breve análisis de los principios del nuevo Partido Republicano o de la figura de Kast, nos lleva a la conclusión de que nada en el enunciado nazi puede ser relacionado con los objetivos de los republicanos. Defender la familia, creer en Dios o estar orgullosos de la Patria; resguardar la libertad, promover la responsabilidad y luchar contra la corrupción; condenar con fuerza el narcotráfico y el terrorismo, exigir la austeridad en el servicio público y rechazar el nepotismo; son todas declaraciones que se alejan mucho de los postulados nazis y los macabros hechos de una época que ya pasó.
Por eso pierden una y otra vez los adversarios de Kast. Porque sus postulados sencillos, pero llenos de representatividad, están convocando cada día a más adherentes. La derecha sin complejos, no es otra cosa que el coraje de enfrentar a la elite liberal, principalmente de izquierda, que ha venido imponiendo las reglas del juego y limitando los debates en el Chile de los últimos 20 años. Frente a ella, la clase media trabajadora y los más vulnerables, se quedó en silencio y sin otra alternativa mas que vivir el día a día y tratar de sacar sus vidas adelante, con poca ayuda y mucho abandono.
Kast representa una nueva fuerza que va más allá de los nichos que le adjudican, porque busca interpretar las voces de esas mayorías que han quedado marginadas del debate público y que ya no toleran los excesos del progresismo reinante. Son los que concuerdan que las urgencias sociales de Chile, no están alineadas con las prioridades de los políticos y que están cansados de los discursos populistas que prometen cosas que no cumplen, y levantan diagnósticos que no resuelven nada.
Si la izquierda sigue tomando el atajo de nazificar a Kast, va a seguir perdiendo en los debates, en los medios y en el corazón de la gente. Porque las personas, en un mundo complejo pero con mayor acceso a la información, ya no se dejan engañar por la retórica de las ideologías de izquierda, ni seducir por teorías y mentiras alejadas de toda evidencia.
En contraste, la figura de Kast seguirá creciendo sostenidamente, porque el principio más importante de todos los postulados del Partido Republicano es la defensa irrestricta de la verdad y el actuar honesto en política. Precisamente, en tiempos de desconfianza, los chilenos buscan políticos que hablen con la verdad, que digan las cosas de frente y que respondan a una identidad clara y a convicciones firmes. Ni nazi ni ambiguo, es la confianza que busca reconstruir Kast, el elemento que puede decidir las próximas elecciones.
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