Una banca sin ataduras: la fórmula de doble filo del tricampeón
La pócima de la UC. Una cláusula de salida barata que permite al entrenador romper su contrato, y viceversa, al final de cada temporada. Holan se aleja por el mismo pasillo por el que se fugaron sus antecesores. Una política de riesgo que hasta ahora produce títulos. ¿Un error o la clave del éxito?
Una forma de jugarse el futuro a cara o cruz. Otra vez Universidad Católica se resigna a perder a su entrenador campeón, como el año pasado y el anterior, por su propia culpa: la cláusula que incluye en los contratos con sus entrenadores que abarata durante una semana una ruptura unilateral. Una fórmula que arriesga si el proyecto le sale bien, pero que le ahorra peligros si el trabajo no funciona. Un mecanismo que deriva en una sabrosa tentación huida para el técnico triunfador en busca de mejores ofertas y que permite un despido fácil para el preparador que fracase. Un moneda al aire para cada final de torneo. Tres entrenadores, tres títulos. Y la historia se repite. O eso parece.
El caso es que a Jorge Sampaoli le habría gustado trabajar en Universidad Católica. Al menos, gozar de su mecanismo para romper unilateralmente en un momento dado los contratos. Se habría evitado así dejar para la posteridad el término “rehén” cuando quiso abandonar la Roja y su elevada cláusula se lo impedía. “Sinceramente, pensé que Arturo Salah entendería y me dejaría en libertad. Él mismo ha vivido esta experiencia y ha tenido que dejar su proyecto. Por eso me extrañó su postura de tenerme en Chile como rehén, contra mi voluntad”, dijo entonces y su frase quedó para siempre. El precio de lo que se firma.
Pero en Católica, no. En Católica no hay prisioneros. Lo recordaba Juan Tagle, el presidente, en su entrevista del domingo con eldeportivo.cl: “Es la estructura que tenemos para traer técnicos de primer nivel y para que no se queden en el club, sintiéndose rehenes. Y, por otro lado, es para que el club tenga la opción, cuando algún técnico no funciona, de poder reemplazarlo sin tener que financiar dos cuerpos técnicos durante un año. Lo tenemos que ver sin drama, porque es una situación que nosotros la hemos construido así”.
Una formula poco común, peligrosa, pero que hasta ahora a la Uc le ha producido beneficios. O por lo menos, los resultados así lo confirman. Un tricampeonato es un evento raro, esquivo. Lograrlo con tres técnicos distintos parece imposible. Pero ahí ha estado la UC, liderando sin un líder en la banca. Un equipo orquestado desde las oficinas, donde Buljubasich mueve piezas cada doce meses. Para algunos la prueba definitiva de que un club exitoso recae en la organización, para otros la muestra de que la UC es una institución de paso. La obra del Tati finalmente, más que la de San José, Quinteros o Holan.
El primer revés llegó en diciembre de 2018, cuando al día siguiente de conquistar la 13ª estrella, Beñat San José se fue. Cruzados lo informó a través de un hecho esencial. “Hemos sido notificados por parte del señor Beñat San José Gil, acerca de su decisión de hacer uso de la facultad para terminar anticipadamente y con efecto inmediato su contrato de trabajo suscrito con fecha 1 de enero de 2018, conforme a lo indicado en la cláusula cuarta, párrafo segundo del mismo. Conforme a dicha cláusula, dentro de siete días corridos desde el término del campeonato, cualquiera de las partes podía comunicar a la otra su decisión de poner término al contrato que lo vinculaba por toda la temporada 2019, pagando la indemnización correspondiente. Los efectos financieros sobre los resultados de Cruzados SADP implican la obtención de un ingreso de 50 mil dólares de los Estados Unidos que deberá pagar Beñat San José, al haber ejercido el derecho a terminar anticipadamente su contrato de trabajo”.
Con el español, la UC había demostrado ser un equipo de campeonato. Pese a que tuvieron que convivir con los cuestionamientos al sistema defensivo con el que jugaban, ganaron el torneo a gusto y sin mayores complicaciones. Los números los respaldaban. Un 68% de rendimiento, incluso más que el equipo de Holan. El Tati Buljubasich, al que le tocó responder en la conferencia de prensa por la fuga del Dt no hizo dramas cuando se oficializo la salida: ”No esperábamos estar en esta situación, pero el fútbol tiene estas cosas”. En ese entonces, no sabía que un año después pasaría por lo mismo.
Gustavo Quinteros también se acogió en diciembre de 2019 a la cláusula que le permitía romper el contrato por US$ 75 mil y se fue a los Xolos de Tijuana. “A través de su representante, Gustavo Quinteros anunció formalmente al club que hará uso de la cláusula de salida que establece su contrato, con lo cual dejará de ser el técnico de Universidad Católica. En dicha comunicación, informó que la razón de esta decisión se debe a que recibió una oferta muy superior de otro club, rechazando de esta manera una propuesta de mejoramiento y extensión de su contrato que finalizaba a fines de 2020″, justificó el club a través de un comunicado. Un segundo golpe, incluso más duro que el primero. Ese equipo de la UC tuvo un dominio total en el medio. Nadie pudo siquiera acercarse al 74% de rendimiento de los bicampeones.
Cuando se fue Quinteros, el Tati Buljubasich, en entrevista con el deportivo.cl, abordó la cuestión de la cláusula que deja fácilmente a la UC sin sus entrenadores campeones. ¿Por qué a la UC se le van sus técnicos campeones? “Es algo lógico. El entrenador que tiene éxito logra posicionarse de buena manera y mercados que son muchos más poderosos, desde el punto de vista económico, ponen los ojos sobre ellos. Si bien el tema deportivo es muy importante, lo económico también lo es para el entrenador”. Y sobre si no es debilidad de la UC que sus técnicos tengan cláusulas de salida bajas, respondió: “Las cláusulas funcionan para las dos partes. Si son muy elevadas, son difíciles de ejecutar con un entrenador que se quiere ir. A su vez, si el entrenador tiene un mal rendimiento y el club tiene que ejecutar esa cláusula, esta no puede ser demasiado alta, porque se comprometerían los intereses del club. Sería ilógico que la cláusula para despedir a un entrenador fuese baja y la cláusula para salir fuese alta”.
Y añadió un matiz positivo a la fórmula: “No es un fracaso. Por el contrario, es el efecto de nuestro buen trabajo. Que a nuestros técnicos los vengan a buscar de mercados económicamente muy superiores refleja que nuestra elección fue buena. Si bien es una pena que se vayan, también posiciona a la UC como un club atractivo para los entrenadores. Hemos sido campeones con los últimos tres técnicos. Se van agradecidos y con las puertas abiertas”.
Ahora con Holan la historia va camino de repetirse. El buque vuelve a quedar sin capitán. El argentino es tentado por el Santos brasileño. Jorge Aravena entiende la forma de trabajo de Católica, pero mira con desazón la salida del DT transandino, “Es una pena, porque me gustaba como jugaba. De los tres entrenadores que hubo, Holan era el mejor. Pero como logró el objetivo, y su contrato se lo permite, tiene todo el derecho de tomar otras oportunidades”, analiza el Mortero.
Iván Álvarez, jugador formado en la UC, avala el proceso sobre el técnico. “Es más bien un buen trabajo en general ,el proyecto del club viene de hace años y ahora a tenido los resultados deseados, un buen trabajo en las inferiores, que nutren al primer equipo, y todo esto es una pirámide que parte por los dirigentes”.
Marcos Cornez se suma al debate y le da más importancia al gerente que al entrenador: “La directiva tiene a Buljubasich, que hace muy bien las cosas y se preocupa de tener buenos jugadores y la columna vertebral. Católica tiene una capacidad de gestión muy importante y es un club que está sólido en ese aspecto”.
Es la fórmula del éxito, hasta ahora, de Universidad Católica. Se ofrece como escaparate de técnicos con proyección sin ninguna atadura. Se arriesga a perderlos si el plan funciona, a cambio de no comprometer las arcas si el proyecto sale mal. Es más difícil competir para una renovación cuando el éxito ha subido el pedigrí de los triunfadores. Holan se aleja. Pero la UC sigue firme en su posición. La que le llevó hasta el tricampeonato.
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