Bárbara Sepúlveda (Chile Digno): “Si no se comunica bien el trabajo de la Convención, el riesgo de rechazo en el plebiscito de salida es muy alto”

Barbara Sepulveda
29/12/2021 FOTOGRAFIAS A BARBARA SEPULVEDA CONSTITUYENTE Mario Tellez / La Tercera

La abogada -a quien impulsa su colectivo para la presidencia de la Convención- plantea que la instancia ha enfrentado "una fuerte campaña de desprestigio", por lo que releva el aspecto comunicacional como un desafío para esta segunda etapa, que -añade- debe concluir en los plazos establecidos, es decir, en julio próximo.


“Tiene que ser una mujer”, dice Bárbara Sepúlveda, militante comunista e integrante del Colectivo Chile Digno, para referirse a la persona que asuma el liderazgo de la Convención el próximo martes, una vez que expire el plazo reglamentario de Elisa Loncón como presidenta de la instancia. Además, la abogada feminista plantea la necesidad de “reinyectar de energía” el proceso y abrir espacios ”para que otros colectivos, que no han tenido la posibilidad de liderar, lo hagan”. Para ello, además, apela a la “generosidad” del Frente Amplio.

¿Por qué postular a este cargo en la Convención?

Fue una decisión colectiva de Chile Digno. Tenemos una buena evaluación de la mesa anterior, pero creemos que en este segundo período se requiere una conducción que dinamice el proceso y nos lleve a buen puerto; con eso nos referimos a tener una aprobación contundente del texto en el plebiscito de salida. Hay muchos desafíos, entre esos, cumplir los plazos, pero también sabemos que vamos a enfrentar una fuerte campaña de desprestigio que nos ha acompañado durante todo el proceso y que hoy se puede intensificar con la opción del Rechazo, que es la opción de la derecha y ultraderecha. Eso requiere una mesa con liderazgo más político y también con capacidades técnicas que puedan enfrentar esa campaña de desinformación.

¿Hay también lecciones aprendidas sobre el rol de la dupla Loncón- Bassa?

Es difícil llenar los zapatos de dos liderazgos como Elisa Loncón y Jaime Bassa, que tienen formas distintas de ejercer, que fueron muy convocantes para la ciudadanía y dieron garantías de un proceso que se abrió dentro de la diversidad, en un espacio político donde nadie se conocía y muy prontamente tuvimos que empezar a trabajar en conjunto. Hay deficiencias y hay que hacer autocríticas también de dónde fallamos. Esas falencias no solo son responsabilidad de Bassa y Loncón, son responsabilidad de los colectivos que representaban y del resto de los colectivos que estaban en la mesa. Quizá la falencia más grande es el aspecto comunicacional, cómo no pudimos comunicar bien lo que estábamos haciendo y contrarrestar muchas noticias falsas y la campaña de desprestigio que se dieron en torno a la Convención. Ese es un aprendizaje y va a ser uno de los grandes desafíos de la mesa.

¿Cree que el trabajo de la Convención tiene que terminar en un año o se podría extender?

Debemos y podemos cerrar el proceso en el plazo que está establecido. Soy optimista por la velocidad y eficiencia con que estamos trabajando, tomamos decisiones en torno a la suspensión de algunas semanas territoriales para dedicarlas al trabajo normativo... Lo importante es que tenemos que actuar en base al plazo que ya está. Más adelante se podrían hacer evaluaciones, pero de verdad soy optimista de que esto lo vamos a lograr en el plazo establecido.

Además de lo comunicacional, ¿qué otros desafíos ve para la nueva mesa?

Reinyectar de energía este proceso. Es importante dar señales políticas a la ciudadanía haciendo un recambio en la mesa, para que otros colectivos que no han tenido la posibilidad de liderar, lo hagan. Es un gesto de renovación importante en una democracia que estamos reconstruyendo. También es una señal de generosidad política que el Frente Amplio pueda ceder ese espacio. Apostamos a una mesa diversa, con nombres que tengan liderazgo dentro de su sector, pero que también sean reconocidos afuera de la Convención, porque el aspecto comunicacional va a ser relevante y puede ser determinante; si no se comunica bien el trabajo de la Convención, el riesgo de rechazo en el plebiscito de salida es muy alto. Ese sería el peor costo político que podría tener esta Convención.

¿Y tiene que ser una mujer quien lidere la Convención?

Personalmente, creo que tiene que ser una mujer. Esa ha sido una excelente señal de esta nueva política que construimos, donde se han abierto espacios a las mujeres y se han reconocido sus liderazgos. Este es un espacio propio para potenciar liderazgos femeninos y, hasta el momento, ha resultado muy bien con Elisa Loncón.

A diferencia de la elección de la primera mesa, donde hubo varias votaciones sucesivas, ahora se aspira a llegar a un acuerdo previo. ¿Por qué cree que su nombre concitaría apoyo mayoritario?

No hay nada cerrado, estamos abiertos al diálogo que impliquen distintos apoyos. Por eso, desde el primer momento, como Chile Digno manifestamos nuestra intención de estar en la mesa como colectivo, no es personal. Ninguno de los cargos está fuera de la negociación. Todos los colectivos están abiertos a esa posición. Incluso, podemos llegar al consenso de una dupla, sería ideal, pero si no es posible, tendremos que votar.

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