Camila Miranda (Comunes), candidata a consejera: “Una Constitución se trata de qué Chile queremos en 30 años, no del que tuvimos hace 30”
La militante de Comunes, quien compite por la Región Metropolitana, reconoce que no ve en la lista PPD, DC y PR el ejercicio de “pensar el futuro”. Pese a eso, confía en que si toda la izquierda proyecta hacia adelante, se podrán “constituir posiciones conjuntas” dentro del Consejo.
Camila Miranda (Comunes) se enfrentará por primera vez a una elección fuera del movimiento estudiantil. Para ella, es bueno revisar qué se hizo bien en el pasado, pero enfatiza que lo fundamental es pensar en los dilemas del futuro. Por lo mismo, la exdirigenta universitaria -hoy presidenta del centro de estudios Nodo XXI- considera necesario determinar qué es lo que se agotó en el país, algo que, a su juicio, no ha hecho la lista que encabeza el PPD.
¿Qué la motivó a ser candidata?
Necesitamos una nueva Constitución. No sólo se trata de un problema de legitimidad de la del 80, sino que hay serias dificultades en nuestro sistema político, en responder a las necesidades de las personas.
¿Diría que hay diferencias identitarias entre las dos izquierdas que hoy compiten? Por un lado, el PPD, la DC y el PR. Por el otro, Apruebo Dignidad y el PS.
Una diferencia fundamental es la lectura que se hace de lo que llevó al estallido. Mi diagnóstico es que hay ciertas dimensiones que se agotaron en Chile. Pensar el futuro nos obliga a hacer un diagnóstico de lo que se agotó y pensar cómo enfrentar las nuevas situaciones. Ahí tenemos una diferencia, porque la otra lista está mirando mucho al pasado. Es bueno revisar qué se hizo bien, pero tenemos dilemas que son de futuro y de eso se trata una Constitución: qué Chile queremos en 30 años más y no que Chile tuvimos hace 30 años.
Se ha evidenciado tensión entre las dos coaliciones en el Ejecutivo. ¿Cómo imagina que podría funcionar esta relación en el Consejo?
Yo marco una diferencia, los desafíos son otros. Si el tono de la conversación está en pensar qué necesitamos para proyectar Chile hacia adelante, es mucho más fácil construir posiciones conjuntas. Me parece que ahí hay una diferencia radical de la dificultad que se tiene en la alianza de gobierno, que está sujeta a otras tensiones, a un Congreso que está muy fragmentado.
¿Qué espera de la derecha en el proceso?
Chile Vamos tiene que ser responsable en términos del debate que queremos dar. No se puede construir la idea de que el Estado social y el Estado subsidiario son compatibles. Si no están abiertos a ese cambio, preferiría que sinceraran que no están por cambiar la Constitución del 80.
¿Ve posible que exista un voto de castigo contra su lista por el desempeño del gobierno?
Este resultado es bastante incierto, es primera vez que tenemos una elección con voto obligatorio de personas. Yo creo que no necesariamente va a ser un costo para la lista el ser parte del gobierno, porque de todas formas tiene una base de apoyo muy importante.
¿Se siente más cómoda en una lista sin parte importante del Socialismo Democrático?
Nosotros abogamos porque construyéramos la lista más amplia posible que estuviese por tener un Estado social. Ahora, yo vengo de una generación y una trayectoria que fueron críticas de la Concertación, no hay que esconderlo. Eso no significa rehacer todo, en absoluto. Pero sí creo que tenemos que dar la conversación sobre qué se agotó, y no veo en el esfuerzo de la otra lista ese ejercicio que se requiere para pensar el futuro.
¿Qué es lo que más rescata de la anterior propuesta constitucional?
Las herramientas que se construyeron para tratar los abusos, tanto en política como en colusión empresarial. Otra cosa muy importante es el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados. Lo otro es haber puesto sobre la mesa que tenemos un desafío medioambiental.
¿Cuál fue la mayor lección del proceso anterior?
No sólo basta con lo que uno cree, sino que el proceso y la política es para las personas. La desconexión es algo que se paga caro.
Este proceso va a ser más limitado que el anterior. Existen los 12 bordes, un árbitro... ¿Será más difícil innovar?
Hay distintas fórmulas para escribir una Constitución. Nosotros nos la jugamos tras el estallido por la fórmula más democrática que imaginamos, pero hay otros formatos de escritura de constituciones que incluyen espacio de expertos, incluso procesos que duran años. Yo ahí no tengo un fantasma específico por el formato que tenemos. Creo que la tarea es qué Constitución se produce de ahí.
¿Cuál debe ser el rol del gobierno en el nuevo proceso?
Tiene que facilitar este proceso. Me parece legítimo que cualquier ciudadano, sea gobernador, ministro, opine sobre la nueva Constitución, porque se trata de algo que nos va a regular a todos. Ahora, el órgano que va a deliberar y tomar esas posiciones va a ser el Consejo Constitucional.
¿Del sistema político qué espera?
Hay que hacerse cargo del déficit en la dimensión de democracia representativa. Hoy día elegimos representantes y rápidamente se distancian de las personas. De hecho, las personas que los eligieron los valoran mal. Ahí hay algo.
¿Y en cuanto al equilibrio de poderes?
El equilibrio de los poderes para mí es que, efectivamente, se den respuestas políticas. Hoy día tenemos un problema de entrampamiento: los gobiernos en general no tienen mayoría parlamentaria y se genera una tensión que hace imposible dar soluciones.
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