Clemente Montes es el hombre de la semana. Con apenas 20 años, el delantero brilló en el triunfo de Universidad Católica sobre Nacional de Montevideo en la Copa Libertadores, donde anotó un golazo para sellar una victoria revitalizadora. Esta es su primera entrevista como profesional.
¿Cuáles son sus sensaciones después de ganarle a Nacional?
El equipo hizo un cambio muy grande. Empezamos a jugar muy bien, mejor que antes, y se notó. A Nacional le impactó y eso llevó a que fuéramos superiores en todo sentido. Si vemos las estadísticas ganamos en remates, en posesión, en todo. Y cuando me toca entrar, en el segundo tiempo, había mucho espacio, porque mis compañeros ya habían hecho el desgaste. Pude aprovechar esos espacios. Fue un trabajo de grupo, estuvimos muy unidos. Estoy muy feliz, porque necesitábamos ganar o se nos complicaba la clasificación. Queremos dejar una buena imagen, demostrar que sí nos podemos los partidos internacionales.
¿Qué pasó entre la derrota con Melipilla y el duelo con Nacional?
Fue un tema de actitud. Entendimos un poco más lo que el profe nos quería transmitir y se notó. Anduvimos muy unidos y salimos a buscar el partido, necesitábamos hacerlo. Ahí nos hicimos muy fuertes y marcamos la diferencia. Tuvimos la mentalidad de salir a ganar, demostrar que somos un equipo fuerte y capaces de pelear en el plano internacional.
¿Qué sintió cuando anotó?
Estaba muy feliz, muy emocionado y, obviamente, muy agradecido de Marcelino, que otra vez me daba el pase para que yo pudiera hacer un gol. La jugada es toda suya: sale corriendo desde la mitad de la cancha y me deja solo, así que tenía que concretarlo. El equipo se vio súper bien. Independientemente de que fuéramos ganando, no nos echamos atrás. Quisimos seguir yendo hacia adelante, casi que a golearlos, a pisarlos, ser superiores. Se notó mucho y eso llevó a la expulsión, a que Nacional se desesperara.
¿Les faltaba ser más agresivos?
No sé. Son temas de equipo. Nos unimos mucho y cuando supimos que éramos capaces, ahí marcamos la diferencia. Fue más por eso.
Marcelino Núñez lo asistió en los dos goles que usted registra como profesional, ¿tienen una sociedad?
Tenemos una muy buena relación. Él es un tipo muy alegre y disfrutamos convivir juntos. Y también, en las series menores, cuando estábamos en la juvenil, compartíamos mucho.
¿Cómo se toma un jugador joven como usted que lo comparen con Messi o Caniggia? ¿No teme que se le suban los humos a la cabeza?
Con Messi yo encuentro que fue muy innecesario. Todos sabemos que Messi es el mejor jugador del mundo, un tipo incomparable. Yo no me creo ni por si acaso Messi. No estoy ni en los pies de Messi, ni cerca, pero quiero trabajar para hacer mi propio nombre. Quiero crecer con mis propias características y mejorar las falencias que tengo. Quiero ser un jugador de mi propio estilo. Igual es un elogio, pero es Messi, o sea, no se puede comparar. Y Caniggia, bueno, me habían dicho que era muy rápido y que por eso somos medio parecidos, pero nunca lo vi jugar.
¿Le dijeron algo sus compañeros o Poyet con respecto a las comparaciones con Messi y Caniggia?
Cacha que después del partido yo quería ir a celebrar con mis compañeros porque habíamos ganado, y me eligieron para doping. “¡Nooo!”, dije, así que no pude estar con los demás celebrando en el camarín. Así que no me dijeron nada.
¿Y ahora cómo está el ánimo en los entrenamientos? ¿Mejoró?
Súper, muy concentrados para La Calera. Tenemos que ganar, porque es un rival directo.
¿La meta es el tetracampeonato?
Sí, por supuesto, y mostrar que somos capaces de pelear afuera.
¿Cómo llegó tan chico a la UC?
Todo partió por el colegio (Everest). Me gustaba jugar con mis compañeros. Había un profe que trabajaba en la Católica, Hugo Balladares, y él llamó a mis papás y les dijo ‘me encantaría que llevaran a este chico’. Yo supe esto ahora. Ahí fue cuando comenzó todo. Mis papás me llevaron a probarme, así que desde los 9 años que estoy en la UC.
¿Ud. es hincha cruzado?
Sí, a muerte. Me encantaba ir al estadio, y ahora que la gente no puede ir, me encantaría ver cómo se sentiría jugar con gente. Ese es mi sueño. Poder jugar con público, con el estadio lleno, y hacer un gol. Imagínate.
Aún no vive esa experiencia…
Sí, es lo que más estoy esperando, así que invito a la gente que se cuide, se lave las manos, use mascarilla y mantenga el distanciamiento.
¿Iba mucho al estadio?
Sí, eran los mejores panoramas. Ir a cantar con toda la gente. Me tocó justo una era donde a la Cato le iba bien, entonces fue lo mejor. Siempre decía que cuando iba al estadio, la Católica jugaba bien. Era muy rico y bonito el ambiente, con la gente cantando y saltando. Siempre lo recordaré.
¿Se sabe las canciones de la barra?
Obviamente. Desde chico. Si no me las supiera, me las aprendería.
¿Cuál es su favorita?
“Gracias a la vida”. Es la mejor.
¿Y su momento preferido en San Carlos, como hincha?
Cuando le ganamos 4-0 a la U. Estaba en el estadio y fue impresionante. El lienzo, los extintores, el ambiente. Espectacular. Me encantaría jugar en un clásico así.
¿Ante la U, en San Carlos?
De todas maneras. ¿Ganándoles 4-0 y demostrándoles que somos superiores? Totalmente.
¿Y mejor si les hace un gol, no?
Hacer un gol, si es que se puede, bacán. Pero con ganar, yo feliz.
¿Hizo todas las inferiores en la UC?
Sí. Pasé desde la 9 hasta la juvenil. Vi una cantidad de gente que me ayudó a crecer, agradezco a todos.
¿Cómo definiría la formación que se recibe en Católica?
Muy buena. Nos forman como caballeros cruzados. Así lo definiría. Siempre respetando al rival, pero siempre pensando en ganar. Desde chico te inculcan el control del pase, salir jugando. Había equipos que salían al pelotazo. Por algo estamos saliendo campeones. Se nota el trabajo que hubo detrás, durante varios años. Esto no se hace de un día para otro. Es un proceso largo y justo como que nos tocó a nosotros estar en el momento en que se ven los frutos.
¿Cómo compatibilizó el estudio y el fútbol? ¿Cómo le iba en el colegio?
Yo era un estudiante muy bueno.
¿De verdad? ¿Era mateo?
No, pero regular, intermedio. Nunca fui excelente, pero tampoco malo.
¿Qué promedio sacó en 4° medio?
Un 6,2; pero ahí tuve una ayuda tremenda, así que es entre comillas. El colegio me apoyó siempre en el tema deportivo. Me abrieron las puertas para poder cumplir mi sueño.
¿Dio la PSU?
Sí. La rendí como un plan B, porque justo me había cortado los ligamentos (2019). Entonces, preferí darla en cualquier caso. Me fue bien. Entraba a la carrera que quería.
¿Cuál era?
Kinesiología o sicología.
Hay una imagen suya muy famosa, en la que aparece llorando tras ser expulsado en un torneo juvenil, cuando tenía 14 años, ¿lo recuerda?
Me acuerdo muy bien. Era la Copa Mitad del Mundo, en Ecuador. Era un buen torneo. Había equipos internacionales. No nos estaba yendo muy bien. Era el penúltimo partido, contra Sporting Cristal. Me expulsaron y salgo con una rabia tremenda. No lo podía creer. Pensaba: “Cómo tan mal compañero, dejando al equipo con uno menos”. Y ahí se me acerca un chico y me da ánimo. Obviamente, ahí solo te centras en “qué estúpido fui” o “por qué hice esto”. Lo que nunca pensé es que se iba a viralizar tanto. Me sorprendió. Ahora todos me conocen como el Llorón.
¿Cómo se cortó los ligamentos? ¿Qué se le pasó por la cabeza?
Una semana antes había sido citado para mi primer partido en la Copa Chile 2019, contra La Calera, donde el Gato Silva se lesionó. Y este corte de ligamentos me vino en un partido del torneo juvenil contra Colo Colo, que menos mal lo ganamos, porque los clásicos se ganan. Siempre supe que me había pasado algo grave, así que ese fin de semana fue súper triste. Después me di cuenta que esto era un desafío para mí, un obstáculo que debía superar. Que me ayudaría a crecer y que tenía que tomarlo positivamente, a entender qué debía mejorar, a qué cosas debía estar más atento. Al final me tomó un año y tres meses mejorarme. Tuve que tener paciencia, no siempre la tengo. Los kinesiólogos me fueron frenando. Y se los agradezco mucho.
¿Es cierto que hizo atletismo?
Sí, de más chico. Me gustaba correr en el colegio. Nunca hice los 100 metros planos, pero sí 60. Creo que en sexto básico marqué 8′'10.
¿Por qué le dicen Miami?
Partió por el Poncho (Parot). Me decía Miami porque Edson (Puch) me decía Ken, por el pololo de Barbie. Entonces agarraron papa y empezaron a decirme Ken; y después el Poncho me dijo: “¿Sabes qué? Te imagino en Miami, reposando, mirando la playa, con una caipirinha”. Y desde ahí quedó que yo era Miami, y ahí van mezclando Miami con Ken.
¿Quiénes son sus ídolos?
El Chapa Fuenzalida. Y cuando era más chico, Lucas Prato.
¿Y a nivel internacional?
Mbappé, que es un extraordinario jugador. Messi, que sigue siendo extraordinario. Cristiano… En realidad, toda la élite mundial. Uno siempre quiere aprender de ellos. Cómo llegaron, qué hicieron. Entonces uno va estudiando para llegar a ese nivel. Los mismos Arturo Vidal, Alexis, Bravo, Aránguiz, Pulgar y Medel.
Hace poco estuvo con ellos en la Selección, ¿cómo fue? ¿Se lo esperaba?
Fue una experiencia súper bonita que no me esperaba. Para qué te voy a mentir. Nunca pensé que antes de los 20 iba a debutar por Chile. Un gran grupo. Uno los ve medio tímidos, como que fueran un poco pesados, pero es al contrario. Muy buenas personas, que te reciben muy bien. Te acogen muy bien. Se nota por qué llegaron tan lejos y ganaron dos Copa América. Tienen hambre de triunfar.
¿Qué le dijo Martín Lasarte?
Me contó una anécdota sobre que había que estar siempre preparado. Me habló sobre un compañero que tuvo, que había jugado todos los partidos y que en una final lo habían sacado por un problema con los zapatos. Esto fue en Nacional. Entonces, a este juvenil que habían dejado afuera le tocó entrar y patear un penal que, si lo hacía, eran campeones. Me dijo que si uno entra al complejo de Nacional hay una foto sobre este tipo. Entonces, me decía que siempre había que estar preparado para el momento. Mentalizado. Si no me tocaba ahora, me podía tocar a la próxima. Que siguiera trabajando.
En cuanto a su juego, su ímpetu y velocidad hacen que se ahogue en los partidos. Le cuesta recuperar el aliento tras una corrida. ¿Coincide?
Sí. Es que cuando eres joven te quieres mostrar, por lo que corres para todos lados y terminas cansándote por eso. Es algo que debo aprender a controlar. También debo aprender a leer mejor el juego. Siempre me lo están recordando. Trato de analizar cada entrenamiento y partido para ver qué hice bien y qué me faltó. También entender un poco más qué le acomoda a mis compañeros.
¿Está para jugar 90 minutos?
No sé, ahí ya es tema del profesor. Yo estoy preparado para lo que me pongan y si el profe decide ponerme para los 90′, voy a estar preparado. Y si no, no hay problema. Voy a estar preparado para lo que él me diga.
Ante Nacional se le vio bien en esos 30 minutos de alta intensidad…
Al principio me ahogué un poquito, me costó recuperarme un poco, pero ya cuando se me pasa tengo la fuerza necesaria.
¿Influye la ansiedad de querer mostrarse y dar vuelta al resultado en ese ahogo?
Sí, siempre. Las emociones siempre están y uno trabaja para poder controlarlas y ver en qué emoción quieres estar. Eso se trabaja.
¿Irse al extranjero en el corto plazo o consolidarse en Católica?
Me encantaría consolidarme en Católica. Es un club que me recibió a los nueve años, no me gustaría irme al tiro porque sería como que no estoy agradeciéndole todo lo que trabajó e hizo por mí. Me gustaría devolverle la mano, así que por ahora quiero quedarme.