Columna de Alberto Abarza: No hablo solo por mí

panoramica estadio nacional
Vista panorámica del Parque Estadio Nacional. Foto de Javier Salvo/Santiago 2023 via Photosport


Por Alberto Abarza, nadador y medallista de oro paralímpico

El malestar por no poder usar el Parque Estadio Nacional es un poco repetitivo. Es una tremenda obra. No es culpa del gobierno, sino de la corporación. Se tienen que firmar acuerdos de entrega. Eso lo entiendo. Lo que no me cuadra es por qué no estuvo antes. Si hubiera estado listo antes de los Panamericanos, ya lo podríamos utilizar.

No solo hablo por mí. Esta decisión no solo perjudica a los deportistas de alto rendimiento. También, y mucho más, a mis compañeros que no tienen cómo pagarse una piscina. Y a los niños. Yo puedo salir, irme a España, que ya es un gasto económico y emocional. Mis compañeros terminaron los Juegos y no tienen nada. Ni dónde entrenar, ni dónde hacer trabajos de gimnasio.

Ya ni siquiera discuto con el IND. Antes iba a las oficinas, a preguntar por qué estaba pasando esto o lo otro. A preguntar por qué no teníamos piscina. Para Tokio 2020 fui y tuve que partir a España, porque el que quería ir a los Juegos por una medalla era yo. Uno piensa en si vale la pena hacer ese esfuerzo de nuevo. No quiero ser autorreferente, pero si me dicen que no hay plata, a mí, que incluso estoy clasificado a París, imagino lo que le dirán a un niño que recién comienza.

Ya hemos perdido dos meses de entrenamiento. Y estamos a seis meses de los Juegos. Uno entiende que el país puede tener otras prioridades, pero hay que ponerse de acuerdo. Hicieron Nacionales Máster y uno entiende, pero también hay que pasarle la piscina al Alto Rendimiento. A veces no entiendo por qué dicen esto o lo otro. Yo le tengo que pedir plata al IND o al Comité Paralímpico. Y estos últimos me dicen que les bajaron el presupuesto. Los recursos son limitados. Gracias a Dios tengo mi trabajo, me va bien, pero veo a compañeros de 16 años que no tienen ni siquiera una beca Proddar de alimento.

Me podría quedar callado, pero veo compañeros que no tienen ni para un yogur. También viví lo que significa tomar tres micros para llegar a la piscina, desde Rinconada de Maipú. Los premios me los gané porque tuve que financiarme. El otro día me dijeron que había recibido 60 millones, pero solo mi silla de ruedas vale 25 y hay que pagar técnico y todo lo demás. El problema real es con los niños. ¿Cómo les pedimos después que lleguen a unos juegos Sudamericanos o Panamericanos? El deportista termina siendo exitoso, lamentablemente, porque tiene sus propios recursos o porque es un crack. No hay otra opción. Este país no está preparado para los exitosos, pero si eres incompetente, la hiciste toda.