Columna de Cecilia Vizcaya: ¿Mascarillas de nuevo?
Por Cecilia Vizcaya, Jefe de División de Pediatría de la PUC, Pediatra Infectóloga UC CHRISTUS
Durante la pandemia de SARS-CoV-2 utilizamos mascarillas porque debíamos disminuir al máximo los contagios. Necesitábamos poder hospitalizar a todos los que lo necesitaran y por eso aumentamos los cupos de camas críticas públicas y privadas hasta disponer de una vacuna. Logramos salir de la pandemia gracias al esfuerzo generoso de toda la población, no sólo del equipo de salud.
Pero como si no se hubiese aprendido de lo ocurrido anteriormente, en las últimas semanas volvimos a ver estresado nuestro sistema, con un aumento inusual de pacientes con infecciones por virus respiratorios: Influenza ha sido el más frecuente en adultos y en menores, el Virus Respiratorio Sincicial (VRS), que a la fecha no tiene una vacuna aprobada para esta población.
El grupo de niños con VRS se ha presentado en forma más precoz, más frecuente y en un rango etario más amplio. La mayor frecuencia y severidad de los cuadros pudiera deberse al largo período de pandemia, en que los niños no se vieron expuestos a VRS, con la acumulación de un mayor número de susceptibles. Actualmente existe una importante reducción en los cupos de camas críticas pediátricas y volvimos a recordar lo aprendido en pandemia; debemos disminuir la circulación viral y aumentar la capacidad de camas críticas. Esto último es especialmente difícil en este caso, ya que se requiere de insumos especiales para pacientes pediátricos y de personal altamente capacitado para atenderlos. En los últimos días se logró un incremento de un 77%, con la cooperación de prestadores públicos y privados, pero impresiona que pudieran ser insuficientes.
Requerimos, además, de una importante comunicación de riesgo, para que entendamos el motivo del uso de la mascarilla. Necesitamos nuevamente de la generosidad de todos, no sólo de los escolares cuando estén en lugares cerrados, sino de toda la población. La idea de esta estrategia es que sea transitoria y que no restrinjamos las actividades. Sólo debemos utilizar mascarillas cuando estemos con síntomas respiratorios para evitar contagiar a otros y cuando acudamos a lugares cerrados. Los lactantes, especialmente menores de 6 meses, debieran permanecer en sus domicilios y no ser llevados a lugares cerrados ni aglomeraciones. Debemos evitar que adultos y niños mayores puedan ser la fuente de infección para los más pequeños y en caso de que lleguen a enfermar, que tengan disponible una cama crítica pediátrica que aumente sus posibilidades de sobrevida.