Columna de Elisa Walker: Nueva Constitución, saber soltar para avanzar
Por Elisa Walker, abogada.
Ha sido largo el camino para crear una nueva Constitución, pero el tema sigue siendo de gran importancia. Necesitamos una Carta Magna cuyas normas sean legitimadas por la ciudadanía, entendiendo que éstas son una orientación para el actuar del Estado, una habilitación para el diseño de las políticas públicas y un compromiso con el respeto de los derechos humanos.
Para tener una nueva Constitución no podemos seguir con dinámicas pendulares en las que se trate de imponer modelo de políticas públicas u otro. La Constitución del 80 fue un experimento que pretendió amarrar las políticas públicas. Ahora necesitamos sentar bases mínimas de entendimiento común.
Teniendo presente lo anterior, llama la atención el afán de varios comisionados de insistir en consagrar normas propias de la Constitución del 80, que no se condicen con constituciones del derecho comparado, ni con la propia tradición constitucional chilena. La discusión sobre salud es un buen ejemplo de aquello. Algunos insisten en volver a consagrar a nivel constitucional que las personas tienen derecho a elegir un sistema o régimen de salud público o privado.
La imposición de un régimen público y privado de salud a nivel constitucional vulnera presupuestos democráticos mediante los que se considera que las políticas públicas deben ser reguladas por el Congreso y la Constitución debe habilitar esta discusión. Acá, la discusión parlamentaria queda amarrada de manos, se pierde libertad en el debate público, puesto que se impone a nivel constitucional un modelo específico.
En esta misma línea, ex ministros de Salud han señalado públicamente que el derecho a la salud debe consagrarse como un derecho humano y que la forma de financiamiento, la organización y estructura del sistema de salud debe ser materia legal y no constitucional, incluyendo a Soledad Barría, Jaime Mañalich, Carmen Castillo y Emilio Santelices, todos ex ministros de Salud de gobiernos de distintas posturas políticas.
Chile necesita avanzar hacia una nueva Constitución. Aferrarse a las normas del 80 en materia de salud, es uno de varios ejemplos, que dificultan lograr ese propósito.