Columna de Gisella Palma: Hidrógeno Blanco, el combustible que se esconde en el altiplano
Por Gisella Palma, PhD en Geología económica y académica de la Universidad Mayor.
La transición energética global nos presenta constantemente desafíos fascinantes que obligan a repensar nuestros paradigmas tradicionales de producción y consumo. En este contexto, el hidrógeno emerge como un protagonista revelador, especialmente su variante más pura y prometedora: el hidrógeno blanco o natural.
A diferencia de las opciones convencionales que saturan nuestros ecosistemas de carbono, el hidrógeno blanco representa una revolución silenciosa. Su principal virtud radica en su origen natural y su capacidad para generar energía sin la más mínima huella contaminante, produciendo únicamente vapor de agua durante su combustión.
El altiplano chileno se configura como un laboratorio geológico extraordinario para esta transformación. Nuestro proyecto no es simplemente una investigación científica; es una apuesta estratégica que integra rigurosos métodos multidisciplinarios para comprender integralmente un ecosistema energético completamente nuevo.
Geólogos económicos, geoquímicos y estructurales, sismólogos y geofísicos convergemos en un objetivo común: revelar los secretos de formación geológica, distribución y acumulación del hidrógeno natural en una de las regiones más privilegiadas del planeta. Nuestra metodología no se limita al análisis técnico; representa una visión holística que conecta investigación científica, participación ciudadana y diseño de políticas públicas.
La iniciativa va más allá de la exploración tradicional. Buscamos construir un marco transformador que no solo alinee nuestra investigación con la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, sino que posicione a Chile como un actor de primera línea en la revolución energética global.
Chile tiene la oportunidad histórica de liderar esta transformación. No se trata solo de cambiar una matriz energética, sino de reimaginar nuestra relación con los recursos naturales, promoviendo una economía limpia, renovable y verdaderamente sostenible. El hidrógeno blanco no es simplemente una alternativa energética. Es una declaración de principios sobre cómo entendemos el progreso, la innovación y nuestro compromiso con las futuras generaciones.