Columna de Michael Sozan: Trump y un juicio histórico en Estados Unidos

Donald Trump
El expresidente Donald Trump durante un mitin en Waco, Texas, el pasado 25 de marzo. Foto: Reuters/Leah Millis


Por Michael Sozan, Center for American Progress Action Fund

Las democracias son frágiles y deben ser protegidas vigorosamente. En un país democrático, nadie está por encima de la ley, ni siquiera un expresidente. El 1 de agosto, un gran jurado emitió una acusación penal contra el expresidente Donald Trump, que será uno de los juicios penales más significativos en la historia de Estados Unidos. A Trump se le acusa de participar en varios esquemas ilegales diseñados para anular los resultados de las elecciones presidenciales válidas de 2020. Este esfuerzo provocó uno de los días más oscuros en la historia de Estados Unidos: el motín en el Capitolio, en Washington DC, el 6 de enero de 2021.

El gran jurado federal que acusó a Trump escuchó las pruebas presentadas por la oficina del fiscal especial por muchos meses antes de que el gran jurado recomendara que Trump fuera acusado penalmente. La acusación penal del 1 de agosto incluye algunos de los presuntos delitos más graves que podría cometer un funcionario electo y se centran en los principios fundamentales enunciados en nuestra Constitución, incluida la transferencia pacífica del poder y las elecciones libres y justas.

Ahora es esencial que el proceso legal se desarrolle sin interferencias políticas o amenazas de violencia. Se debe permitir que los abogados, los jueces y el jurado hagan su trabajo. Trump pasará por el proceso legal como todos los demás y tendrá la oportunidad de demostrar por qué no es culpable de los delitos que se le imputan.

Este es un capítulo nuevo y sin precedentes en la historia estadounidense. Nunca un expresidente ha sido imputado por delitos federales, especialmente por presuntos delitos relacionados a la transferencia pacífica del poder presidencial. Toda persona declarada culpable de participar en un plan para desestabilizar nuestra democracia y aferrarse al poder político a toda costa debe ser considerada legalmente responsable. El próximo juicio revelará mucho sobre la fortaleza de la democracia estadounidense.