Cómo los 50 años se convirtieron es una espina para el gobierno
La conmemoración del Golpe de Estado de 1973 adquirió un sabor amargo para el Ejecutivo tras la salida de Fernández. Sin embargo, según advierten los partidos, las cosas venían mal desde antes. A estas alturas, algunos abandonan la idea de alcanzar una suerte de relato común
El que debía ser uno de los principales hitos del gobierno del Presidente Gabriel Boric se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para su administración. En las últimas semanas, desde las propias filas oficialistas -particularmente de aquellas que formaron parte de la Unidad Popular- se han levantado voces críticas de la forma en que el Ejecutivo planea la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado que encabezó Augusto Pinochet.
Tanto, que esta semana el periodista Patricio Fernández, asesor presidencial a cargo de la conmemoración, se vio obligado a dar un paso al costado.
En consideración de lo importante que era para el Mandatario, la organización del hito partió a lo grande. En noviembre del año pasado se anunció que el exconvencional tendría un rol central en el hecho, y en 2023 incluso se instaló en La Moneda. A fines de febrero comenzó con una serie de reuniones con los partidos de todo el espectro político, buscando conocer la mirada respecto del hito y las características que tendría la conmemoración.
Como parte de la estrategia, el viernes 17 de marzo, representantes de las tiendas oficialistas llegaron hasta el Salón O’Higgins de La Moneda para reunirse con los ministros Carolina Tohá (Interior), Jeannette Jara (Trabajo), Jaime de Aguirre (Culturas), Luis Cordero (Justicia), además de la hoy exministra Segpres Ana Lya Uriarte.
En ese encuentro, los partidos transparentaron los énfasis que cada uno quería poner. Por ejemplo, según se desprende del acta de la reunión, la senadora Paulina Vodanovic (PS) comentó que “preocupa (...) que las actividades expuestas por parte de Patricio Fernández están enfocadas mucho más en el ‘futuro’ que en la ‘memoria’”. Lautaro Carmona, secretario general del PC, planteó que “se deben relevar sitios de memoria, como fueron centros de tortura y exterminio (...) y el testimonio de las víctimas”. En tanto, el representante del PPD, Eduardo Báez, resaltó “el hecho de la ausencia de la figura de Salvador Allende (...) en las actividades expuestas”.
A casi cuatro meses de esa reunión, desde los partidos aseguran que todo se ha convulsionado. Tanto, que algunos ya bajaron sus expectativas. “El proceso de valorización de los 50 años ha quedado en una nebulosa. Finalmente, la idea de buscar un relato común a todos los chilenos para esta conmemoración ha quedado en tela de juicio y probablemente cada chileno va a enfrentar esta fecha mirando desde su propia perspectiva. Se está desaprovechando una oportunidad enorme”, lamentó el diputado Leonardo Soto, vicepresidente del PS.
Lo cierto es que la salida de Fernández, impulsada por los comunistas, algunos socialistas y asociaciones ligadas a los derechos humanos, dejó la conmemoración en la incertidumbre. Con el exconvencional fuera del mapa, desde el PC esperan un cambio en los planes. “Cuando empecemos a hablar de los 50 años del Golpe, hablemos de un Chile que consolida en la democracia y el respeto a los derechos humanos (...). No conmemoramos para reconciliarnos, sino para asegurar las garantías de no repetición”, sostuvo la diputada Lorena Pizarro (PC).
Entre quienes han trabajado en el hito deslizan que a los comunistas nunca les agradó la designación de Fernández, y que aprovecharon la primera oportunidad que tuvieron para removerlo. Sobre el trabajo que alcanzó a realizar el exconvencional, tanto comunistas como familiares de víctimas de la dictadura fueron críticos sobre la posibilidad de que la conmemoración se limitara a expresiones culturales y artísticas. “Acá estamos hablando de un hecho político de la mayor relevancia. Y no sé si esa conciencia existe”, dijo la diputada Carmen Hertz (PC).
Por lo mismo, desde el PC han hecho llamados al gobierno a respaldar proyectos como los relativos al negacionismo o la desaparición forzada.
Sin embargo, en conciencia de esa crítica, quienes han participado de la coordinación de la conmemoración afirman que la idea de que se quiere hacer una ‘celebración’ está lejos de ser cierta. Eso sí, reconocen que desde el gobierno se han hecho esfuerzos para que tenga un sello creativo. Por lo mismo, destacan actividades tales como el “Camino de la Memoria” del Estadio Nacional, organizado por el Ministerio del Deporte, que recorre el trayecto que realizaban los exprisioneros en su estadía en el recinto, o la plantación de árboles nativos en memoria de las víctimas, actividades coordinadas por el Ministerio de Agricultura.
Otras carteras, por las materias que abarcan, tendrán mayor injerencia, como lo será el Ministerio de Justicia con el Plan Nacional de Búsqueda.
Sin embargo, para el PC no es suficiente. “Hasta el momento, a mi entender, no hay nada”, lamentó Hertz. La parlamentaria, en todo caso, considera que, tras la salida de Fernández, existe la posibilidad de enmendar el rumbo: “El Estado está obligado (...) a conmemorar de la manera que corresponde: condenando el Golpe que fundó el terrorismo de Estado en Chile. El tema es si hay voluntad política para hacerlo”.
Señales contradictorias
Ante las dificultades y presiones, esta semana el Presidente Boric intentó dar señales hacia el mundo de los derechos humanos. Por una parte, el jueves por la mañana -tras la renuncia de Fernández- recibió a algunas de las asociaciones que exigieron su salida.
Alicia Lira, presidenta de la AFEP, sostuvo que el miércoles por la noche el jefe de gabinete de Boric, Carlos Durán, llamó a distintas asociaciones para solicitar que asistieran de forma “urgente” a Palacio, a hablar con el Mandatario. Lira contó que en el encuentro el Presidente, más que a hablar, se dedicó a escuchar a las asociaciones. Así, según recuerda ella, le enfatizaron que “Fernández no tenía la empatía ni la experiencia” necesarias para hacerse cargo de la conmemoración.
La misma noche que Durán contactó a las asociaciones por los derechos humanos, por otra parte, el Presidente Boric llegó hasta la casa de Fernández, como muestra de agradecimiento por sus siete meses de trabajo.
“Esta fecha la hemos planteado como un espacio de encuentro, diálogo y reflexión de la sociedad chilena en torno a la importancia de la memoria para fortalecer la democracia y construir un futuro mejor”, afirma el ministro De Aguirre, bajo cuya cartera continúa la organización del hito.
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