Hace 16 años, Karina Delfino (PS), hoy alcaldesa de Quinta Normal, fue una de las voceras de la denominada Revolución Pingüina. Ya desde otra vereda, la socióloga aporta la mirada de la Asociación de Municipalidades de Chile (Amuch) en torno a crisis educacional que se vive en el país. En la otra vereda, Bernardo Vásquez (UDI) es el alcalde de Pelarco, pero también el presidente de la Comisión Técnica de Educación de la Asociación Chilena de Municipalidades (Achm). Desde esa trinchera, el edil tiene una mirada crítica de lo hecho por el gobierno en materia de la crisis estudiantil.
¿Cómo se aborda el problema en la educación y que ha llevado a estos niveles de violencia?
Karina Delfino (KD): Es importante separar la condena hacia la violencia de las demandas de fondo. La violencia nunca puede justificarse, menos en democracia. En eso hay que ser bien tajante, porque nosotros también lo vivimos en Quinta Normal. Si bien el Inba no es de nuestra administración, sí colinda. Desde mi función de dirigente de antaño, creo que es súper importante condenar la violencia, que no se avale y no se justifique. Pero también es importante ir abordando desde el Estado los problemas, principalmente de infraestructura, y preocuparse de lo que ocurre en el aula con los problemas de la educación, donde siguen manteniéndose las brechas entre los colegios municipales y los particulares.
Bernardo Vásquez (BV): Cuando partió el año escolar tuvimos diversas reuniones con autoridades nacionales, la Defensoría de la Niñez convocó una mesa de trabajo, pero lamentablemente fue solo para la foto, porque acciones concretas no hubo. No ha habido nada para los establecimientos, recursos para contratar duplas sicosociales, y ese ha sido el déficit más grande. Se convocó, se conversó, pero lamentablemente no hubo mayor respuesta. Al final, quedamos siempre bajo la lógica de la reunión, las fotos, la prensa, pero sin acciones concretas. El Mineduc tiene una agenda legislativa bastante potente en educación, que valoramos en su momento, como la Ley Miscelánea, pero siempre dijimos que queríamos ser actores principales en cuanto somos sostenedores de los colegios. Siento que en estos meses que llevamos, hay un gobierno en el ámbito educacional con buenas intenciones, pero que no se ha concretado en los territorios. Están al debe, aunque hay tiempo para enmendar.
¿Cómo los municipios y en particular su asociación pueden hacerse cargo?
KD: Sé que hay muchos municipios que tienen una deuda súper grande en cuanto a educación, también sus corporaciones que no permiten hacer proyectos financiados por las municipalidades. También sé que hay fondos del Mineduc destinados a mejorar la infraestructura, pero el problema es que se demoran mucho tiempo en ser aprobados. En nuestro caso, para la Escuela Abate Molina se demoraron un año. Es importante ponerle celeridad a toda la burocracia del Estado. Yo trataría de emparejar la cancha para todos los colegios, al menos en temas como sus baños, que no se lluevan ni haya suelos malos, mínimos que hoy no se cumplen. El Mineduc tiene que cumplir su rol, pero también apurar.
BV: El tema de la violencia, lo hemos dicho y no es solo de nosotros: debe haber una intervención más concreta de todos los actores, de Salud, Educación, Justicia, Interior... Significa abordarlo con recursos suficientes para tener profesionales que puedan intervenir los colegios, porque esto es algo que no solo vemos en los liceos emblemáticos de Santiago. Falta trabajo con los apoderados, trabajo de salud mental, tuvimos dos años las escuelas cerradas y esto afectó en la convivencia de los jóvenes. Faltó inyectar recursos y tomar en serio esta situación. Los establecimientos y sostenedores hemos hecho un esfuerzo grande con lo que tenemos, pero claramente ya no es suficiente.
¿Les cabe responsabilidad a las municipalidades?
KD: Sí, obviamente. Hay administraciones que han sido responsables, corruptas, unas que han mal utilizado recursos y a otras a las que no les ha interesado dirigir correctamente la educación. No son todos, pero una parte importante sí lo son.
BV: Sí, por supuesto, tenemos que asumir también nuestra propia responsabilidad y no endosarla 100% al Mineduc. También tenemos que ser contenedores en los establecimientos, pero hay una cantidad enorme de comunas que no tienen recursos ni profesionales suficientes. Pasa también por un tema de recursos que el Mineduc no ha dado y hay otros fenómenos asociados, como la baja asistencia escolar, resorte de los padres. No hemos sido capaces de poder decir a nivel general lo que está pasando realmente.
¿Conversan entre ustedes la necesidad de un trabajo mancomunado?
KD: Sí claro, lo hemos hablado con el resto de alcaldes y alcaldesas, es también un tema recurrente con el ministro de Educación. A veces se transforman en temas álgidos, porque los recursos no alcanzan o hay deudas de muchos años. La infraestructura está mala en todos lados, en Quinta Normal, Lo Espejo, Santiago, Maipú, en todos lados es un problema. Habiendo sido dirigenta hace 15 años, que se sigan manteniendo es un problema que requiere un trabajo muy coordinado con el Mineduc. Me gustaría que alguien de ahí estuviera haciendo levantamientos de temas mínimos, que a lo mejor lo tienen, para luego empezar a ver cómo se pueden generar proyectos juntos. Cuando se hacen denuncias -nosotros las hicimos- pasó lo contrario y nos pasaron multas.
BV: Al mes desde que los alumnos retornaron y se dieron los primeros actos de violencia se hicieron los esfuerzos para juntarse, pero quedó ahí. Acá en el Maule se hizo una reunión a nivel regional, luego provincial, se firmaron compromisos para la foto, pero acciones concretas que lleguen a los alumnos o un trabajo de contención emocional, lamentablemente, no existió.
¿Cómo evalúa la gestión del gobierno en esta materia?
KD: Ha sido difícil, pero también es un problema que no nace ahora y el gobierno lleva poquito tiempo, hay que darle una oportunidad. Son años de abandono de gestiones municipales anteriores, de gobiernos anteriores. Ahora están más presentes o visibles, porque la violencia se ha endurecido.
BV: Es una muy mala evaluación por lo que ya he dicho: hay foto, mesas, pero acciones concretas, no. Hoy el gobierno, sobre todo lo que respecta al Mineduc, está absolutamente al debe, producto de que hoy seguimos con distintas acciones violentas.
¿Por qué la violencia sigue desatada? ¿Está ganando?
KD: No es tan fácil la respuesta, sobre todo como para ver qué motivaciones hay detrás de las personas que cometen esa violencia. Hay que ponerle freno, es lo más urgente. Y entremedio buscar esas explicaciones, pero lo más urgente es que se ponga freno desde el Estado.
BV: Lamentablemente, se perdió un poco la estructura de lo que significa un establecimiento, que es para estudiar, para entregar valores y respeto. Un grupo no menor lo ve como un lugar para salir o distenderse, es un tema que está complicando mucho. Las redes sociales también hacen un trabajo perverso. Y también tenemos jóvenes que no están socializando y eso hace que se pongan más agresivos.
¿Hay que expulsar a los estudiantes que causen estos problemas? ¿Hay que querellarse?
KD: Hay delitos graves asociados en que sí hay que presentar querellas y debe haber un trabajo fuerte de inteligencia del Estado para identificar quiénes son, porque no necesariamente son estudiantes, a veces incluso son mayores de edad. Y si hay delitos, que se cumplan las condenas. Hay que avanzar a ponerle freno a la violencia desatada que hay en las calles de todo el país, pero también hay que preocuparse de la calidad de la educación. Es un imperativo.
BV: Ahí hay que colocar todo el tema legal de por medio, por muy alumnos o menores de dad que sean. Los actos de violencia hay que condenarlos no solo con palabras, también con acciones. Hay que tomar medidas con los alumnos que van a causar desórdenes.
¿Los alcaldes de la Amuch han identificado quiénes son los que protagonizan esos hechos de violencia?
KD: Yo no he tenido la oportunidad de ver eso aún, pero tampoco creo que corresponda a las municipalidades esa labor, que es de Interior. Lo que sí podemos hacer es trabajar con los centros de padres, de estudiantes y las propias comunidades.
BV: Los sostenedores tienen una labor de poder denunciar e identificar, porque hay muchas personas que ingresan a los establecimientos que no necesariamente son alumnos y a ellos los tienen que lograr identificar las direcciones de los establecimientos. b