Después de algunos años sin visitar esta suerte de franquicia -aunque con chef propio- del Café San Juan del cocinero Lele Cristóbal en Buenos Aires, volví para almorzar. Esta vez, en una de las pocas mesas que han podido instalar justo afuera del restaurante (en un patio interior hay algunas más), en una esquina que algo tiene aún de barrio pre desastre inmobiliario. Si a esto le sumamos una temperatura agradable, lo cierto es que el lugar elegido para almorzar no estaba nada de mal. Para partir -mientras comía las aceitunas aliñadas que siempre ponen en la mesa como cortesía- pedí un pintxo (así estaba escrito en la carta) de ala de pavo confitada, BBQ casera y coleslaw ($5.900) más un vermouth de la casa ($3.900). Este último llegó casi inmediatamente, en un vaso largo y ancho, con buena cantidad de hielo y soda, decorado con una pequeña brocheta clavada con un gajo de limón y una aceituna rellena con pimiento. Bien refrescante y con ese toque artesanal que lo diferencia de los vermú que podemos comprar en el supermercado. Luego vendría el pintxo, que no era precisamente uno, porque no venía montado sobre una rebanada de pan como dicta la norma. Era más bien una pequeña entrada, con el ala de pavo montada encima del coleslaw. Pero da lo mismo, porque el plato funcionaba perfecto. La carne del pavo estaba tierna, con un leve toque dulce y la grasitud de su suave cuero se cortaba muy bien con el coleslaw, bien abundante en repollo morado. Así las cosas, el pan no se extrañaba.
Aunque por estos días Café San Juan también ofrece al almuerzo un plato del día -muy bueno- que ronda los $5.000, preferí seguir con la carta y ordené el conejo estofado con pimientos, tomates y polenta de hierbas crocante ($13.900). Antes, me había tentado con un plato de cordero, el que primero me dijeron que tenían pero luego -tras consultar el mesero al interior del local- resultó que no estaba ese día en la carta. Mala cosa, porque fue una dinámica que se repitió un par de veces durante el almuerzo. Otro detalle fue cuando pedí vino por copa y solo tenían una opción en tinto: Cabernet Sauvigon Chateau Los Boldos ($3.000). Que ojo, no estuvo mal, pero con una tan linda y variada carta como la del Café San Juan, dan ganas de ir cambiando de vino en la medida que uno prueba diferentes cosas.
Pero volvamos al conejo, que finalmente llegó, más una cuchara por si quería sopear el plato, lo cual fue un acierto del garzón. Qué puedo decir. En una ciudad donde el conejo es tan escaso, se agradece poder encontrarlo en alguna parte y más aún con esta calidad de factura. Una buena cantidad de conejo (patas y costilla), bien cocinado con abundantes trozos de tomates y pimientos más unos exquisitos triángulos de polenta que, si hubieran estado un poquito más crocantes, habrían sido aún más perfectos para disfrutar la salsa que se formaba entre las verduras y los trocitos de conejo que iban quedando en el plato. Al final, una preparación que salvo ese detalle está entre las mejores que se pueden encontrar por estos días en Santiago. Por lo mismo, lo terminé a punta de cuchara y pan (que si no lo cortaran tan fino quedaría mejor) para solo dejar los huesitos del conejo.
Y como en este lugar la buena comida te hace pedir más, fui por el postre, un flan casero con murta ($5.500). Muy dulce, pero muy rico, aunque la murta venía presente en un suave almíbar que se complementaba con un par de cucharadas de manjar y crema chantilly. Raya para la suma, como dicen por ahí, fue un almuerzo agradable y por sobre todo sabroso. Si se corrigen algunos errores, la experiencia en Café San Juan seguro será sublime.
CONSUMO TOTAL:
$32.200
DIRECCIÓN:
Francisco Bilbao 765, teléfono 232657816, Providencia.
HORARIO:
Lunes a viernes 12:30 a 21:45
ESTACIONAMIENTO:
En la calle
PÚBLICO:
Apto para todas las edades
EVALUACIÓN
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Calificaciones:
✮✮✮✮✮ Sobresaliente / ✮✮✮✮ Excelente / ✮✮✮ Satisfactorio / ✮✮ Mucho que mejorar / ✮ Para no volver