Por Alvaro Peralta Sáinz, cronista gastronómico

Bastante ha cambiado el sector de Plaza Egaña desde los años 90, cuando jugábamos baby fútbol en el Manuel Plaza y luego tomábamos una cerveza -o varias- en algún bar vecino. El gimnasio ya no existe, los bares tipo cantina desaparecieron casi todos y la Plaza Egaña parece un páramo, sin un centímetro de sombra. Afortunadamente existe De Calle, el hijo del medio de los restaurantes del premiado chef Benjamín Nast y ahí fue donde decidí almorzar hace unos días.

Para partir pedí unos PotStickers ($5.400), es decir, unos dumplings pasados por la plancha caliente y rellenos de camarón, chancho y kimchi más un schop Estrella Damm ($4.500). La cerveza llegó de inmediato pero la comida demoró bastante, cosa rara considerando que en ese momento solo había una mesa más con comensales. Como sea, hay que reconocer que la espera quedó en el olvido tras probar estos dumplings (5) levemente dorados al pasar por la plancha y con un relleno en el que predominaba el sabor del chancho mezclado con las verduras del kimchi, realmente bueno, y que quedaban mejor aún al pasarlos por la salsa dulce-picante que los acompañaba. Para seguir pedí el Pork Belly Bun ($8.900), que también se tomó su tiempo para llegar a la mesa. Pero lo que llegó fue simplemente maravilloso: dos porciones de pecho de chancho -con su correspondiente tirita de grasa- braseados, con una salsa “dragón” agridulce muy rica, más algunas hierbas y trozos de pepino bien delgado. Todo esto dentro de unos baos muy esponjosos. Por lejos, lo mejor del almuerzo y razón por sí sola para volver. Y para cerrar la visita pedí la Palta Frita ($5.000), que también demoró en llegar y que -a mi juicio- simplemente no funcionó, porque el panko de la fritura más la mayonesa cítrica que llevaba encima tapaban por completo el sabor de la palta. No se sentía nada, apenas su cremosidad. Tal vez con trozos más grandes de palta -y menos blanda- podría andar mejor. ¡Ah! y el plato traía unos intrascendentes berros encima.

Raya para la suma, salvo el plato final que no aportó nada, el resto de la experiencia fue puro sabor y texturas placenteras. Picante, dulce, crocante, esponjoso… todo muy bien y satisfactorio. Se echa de menos una atención más diligente (sobre todo con un local casi vacío) y se agradecería también una música a menor volumen. Aún así, dan ganas de volver a De Calle y seguir recorriendo su carta.

CONSUMO TOTAL

$23.800

DIRECCIÓN

Plaza Egaña, teléfono 962662880, Ñuñoa.

HORARIO

Lunes a sábado de 10 a 23 hrs. Domingo 13 a 17 hrs.

ESTACIONAMIENTO

En la calle.

PÚBLICO

Apto para todas las edades.

EVALUACIÓN

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Calificaciones:

✮✮✮✮✮ Sobresaliente / ✮✮✮✮ Excelente / ✮✮✮ Satisfactorio / ✮✮ Mucho que mejorar / ✮ Para no volver