Crítica gastronómica de Don Tinto: Juan y Medio, con baranda
Por Álvaro Peralta, Cronista gastronómico
Una breve salida de Santiago por las vacaciones de invierno de mi hijo fue la excusa perfecta para visitar este clásico comedor de carretera en la comuna de Rengo. A media tarde y con un hambre feroz nos instalamos en uno de sus amplios salones. El código QR de la carta no funcionaba muy bien así que pedimos de memoria. Para mi hijo un Barros Luco ($6.900) y para nosotros una lengua fría ($9.800) con ensalada surtida ($5.450) más prietas ($5.750) con papas cocidas ($2.700). Todo para compartir y así probar variado. Para beber dos bebidas ($4.600) y un agua mineral ($2.300)… porque había que manejar.
Casi inmediatamente llegaron tres panes amasados, de muy buen calibre, más envases individuales de mantequilla y un pebre de invierno. Es decir, con cebolla y cilantro más abundante salsa de ají rojo. Potente y exquisito. Luego llegaron las bebidas, no muy frías, por lo que se pidió hielo. Este demoró bastante, tanto así que llegó después de los platos, que también demoraron. Pero claro, todas las falencias del servicio se olvidaron cuando vimos los platos. Como se suele decir, con baranda.
El Barros Luco venía en un amasado igual al que nos trajeron para esperar el almuerzo. En su interior varias lonjas de un fino churrasco, bastante cocido pero no seco, más abundante queso fundido que salía por los cuatro costados del pan. Una bomba de sabor, con algo de estilo casero, de verdad muy satisfactorio. Por otra parte estaba la lengua. Cinco trozos muy gruesos que no se veían tan apetitosos, pero que al momento de probarlos seducían completamente. Blanda, sabrosa y abundante. ¿Qué más se puede pedir? Poco. Tal vez que la ensalada no viniera tan pero tan fría y que el plato donde venía la lengua no estuviese saltado. Aún así, la lengua estaba soberbia.
Para el final las prietas con papas cocidas. Cinco prietas de mediano tamaño y tres papas grandes. Un platazo. Las prietas muy perfumadas a comino y muy suaves al paladar, casi un paté. Bien sabrosas. Las papas, lamentablemente, venían prácticamente frías. Aún así, con las prietas muy calientes -y buena voluntad- el plato funcionaba. Detalle aparte fue que tuvimos que pedir para llevar la mitad de cada plato (excepto la ensalada) porque no fuimos capaces de terminarlos.
Al final lo que pasa en Juan y Medio es que la contundencia de sus platos resulta ser un bálsamo para cualquier comensal, lo que permite pasar por alto cualquier detalle en la atención y la comida misma. Sin embargo, valdría la pena que anotaran estas pequeñas falencias, porque aunque comer aquí sigue siendo un placer, siempre es bueno apretar las tuercas flojas.
CONSUMO TOTAL
$37.500
DIRECCIÓN
Longitudinal Sur Km. 109, Cruce Rosario, teléfono 722521726
HORARIO
Lunes a domingo, 08:00 hasta la medianoche
PÚBLICO
Apto para todas las edades
ESTACIONAMIENTO
Propio, con cuidador
EVALUACIÓN
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Calificaciones
✮✮✮✮✮ Sobresaliente / ✮✮✮✮ Excelente / ✮✮✮ Satisfactorio / ✮✮ Mucho que mejorar / ✮ Para no volver