Álvaro Peralta Sáinz
Cronista gastronómico.

Crítica gastronómica de Don Tinto: La Vinoteca, algo faltó

4 ago 2023 09:20 PM

Por Álvaro Peralta Sáinz, cronista gastromómico

Hace algunos años la emblemática tienda de La Vinoteca, en calle Manuel Montt, sumó a sus servicios un café y charcutería, luego una muy buena oferta de pizzas y más tarde se transformó -hasta la actualidad- en un restaurante donde se pueden degustar los vinos por botella al mismo precio que en la tienda. Si a esto sumamos que también hubo movimientos en la propiedad de la empresa, lo cierto es que no son pocos cambios y por lo mismo valía la pena darse una vuelta. Y justamente fue eso lo que hice durante la semana.

Instalado en su agradable -y bien temperada- terraza revisé la carta y me antojé con unas Mollejas de Vacuno ($16.800) más una copa de Massoc Freres Grand País ($6.900). A sugerencia de la mesera pedí también un agua mineral sin gas ($2.800), la que llegó junto a la copa de vino -que se sirvió en la mesa, como corresponde- y un pan con aceitunas que se recomendó untar en aceite de oliva y que, de verdad, estaba maravilloso. Un pan superior a lo que uno suele probar. Después llegaron las mollejas, unos seis trozos delgados sobre una sartén de fierro y con su correspondiente toque de chimichurri, el que se sentía bien. Sin embargo, en la carta las mollejas se anunciaban “crocantes” y justamente eso es lo que les faltaba. Estaban bien cocinadas y sabrosas, pero carecían de ese contraste entre la cremosidad de su interior con un exterior dorado y crocante. Un par de minutos más de cocción por cada lado y el asunto se solucionaba.

Para continuar pedí un Chanchito Maravilla ($17.900), el que no tardó demasiado en llegar y venía tal como se describía en la carta. Es decir, se trataba de un trozo de costillar de chancho deshuesado braseado con arrope y pipeño, acompañado de un milhojas de papa, zapallo asado y tomates confitados. La verdad es que el plato estaba bien. La carne suave y la mezcla de arrope con pipeño combinaba bien. El milhojas estaba perfectamente armado, muy suave por dentro y mejoraba con los tomates e incluso alguna tajada de zapallo asado. Sin embargo, algo le faltaba al plato. Algo que le hiciera dar el salto desde encontrarlo todo bien, todo rico a algo de verdad superior. ¿Qué faltaba? Tal vez nada nuevo, solo tener los sabores más marcados como para darle una sazón general al plato. Al final, no quedó más que ayudarse a punta de sal.

En resumen, un lugar acogedor y con una gran atención, pero donde a los dos platos les faltó ese detallito para poder transformarse en algo sobresaliente. Porque está claro: a un restaurante con este nivel de servicio, productos y precios hay que exigirle perfección en sus platos.

CONSUMO TOTAL: $44.400