Aprovechando un mediodía algo soleado y aún tibio para ser otoño nos instalamos durante la semana en la agradable terraza del Nolita de Isidora Goyenechea para almorzar. Partimos con la sugerencia del chef, que en esta oportunidad era un tártaro de atún ($12.500) que venía sobre unas finísimas láminas de pepino y muy bien condimentado con una mezcla cítrica, más algo de mostaza y un agradable toque de aceite de sésamo. Llevaba también cubos pequeños de pimiento y palta, que más que sabor aportaban textura y hacían del conjunto un plato perfecto. Tanto así que mi acompañante, que no soporta el pepino y asegura que este vegetal es capaz de contaminar el resto de los ingredientes del plato, disfrutó como nadie el tártaro. Para acompañar, espumante nacional bien frío ($4.000 la copa) y -que se notaba- proveniente de una botella recién abierta. Mención aparte merece la panera que se trajo apenas nos sentamos, con una variedad de panes, masitas y salsas de elaboración propia. Un vicio.
Luego vendrían los fondos. Pedimos unas mezzalunas rellenas de salmón ahumado, ricota y queso philadelphia más salsa de camarones con cacho de cabra ($12.500). La verdad es que suena a muchos sabores, pero lo cierto es que la combinación estaba muy bien equilibrada entre la potencia del ahumado del salmón más la leve acidez de los quesos, todo coronado con pequeños pero sabrosos camarones.
La otra opción fue una trucha al horno rellena con espinacas y champiñones más salsa de jaiba y camarones a la crema ($12.500). El pescado en su punto, firme y de buen sabor, perfectamente acompañado por su suave relleno y los camarones. La salsa de jaiba muy delicada y agradable, aunque la verdad es que se apreció de mejor forma cuando repasamos el plato con un trozo de pan. Tampoco se pueden olvidar unas maravillosas habas salteadas ($4.500) con las que acompañamos el pescado. Al final, dos platos con varios ingredientes, rellenos y cremas pero que funcionaban perfectamente. Se nota que son recetas que se han probado una y otra vez hasta dar con las cantidades justas de todo lo que llevan.
De postre, el famoso key lime pie ($4.500), que viene de los tiempos del desaparecido Pinch of Pancho y que esta vez se pidió para llevar junto a unas sabrosas empanadas (4) de queso roquefort ($5.900), tal como se puede hacer con toda la carta en su nuevo servicio de rotisería. ¿Cómo estaba el key lime pie? Igual de bueno que en los tiempos de la calle General del Canto. ¿Fallas? Mínimas. Un agua mineral sin gas ($2.500) que llegó con hielo y una copa brandeada con la marca de un vino que ni siquiera era el que se estaba tomando ($4.900). Todo lo demás, impecable. Cocina de estilo clásico bien preparada, buena carta de vinos, excelente atención y un sello de calidad que no se pierde a pesar de los años y de la presión del medio por ser “creativos” a cada momento. Los hermanos Carlos y Francisco Toro, dueños del lugar, saben lo que hacen.
CONSUMO TOTAL
$79.600
DIRECCIÓN
Isidora Goyenechea 3456, Las Condes
HORARIO
Lunes a viernes 12 a 21:45
ESTACIONAMIENTO
En Plaza Perú o bajo la ex Municipalidad de Las Condes (ambos pagados)
PÚBLICO
Apto para todas las edades (hay pastas tradicionales, pizzas y una muy buena hamburguesa en la carta)
EVALUACIÓN
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Calificaciones:
✮✮✮✮✮ Sobresaliente / ✮✮✮✮ Excelente / ✮✮✮ Satisfactorio / ✮✮ Mucho que mejorar / ✮ Para no volver