Crítica gastronómica de Don Tinto: Oriental, rico e imperfecto
Buscando almorzar en “cualquier chino de la esquina” caí en este restaurante ubicado justo en la intersección de Holanda con Bilbao. Antes de ingresar tuve que entregar nombre, RUT y número telefónico además de tomarme la temperatura y pasar los pies por una goma húmeda con -supongo- algún tipo de desinfectante. Antes de ubicarme en una mesa de su terraza, tuve que lavarme las manos en un lavatorio instalado justo en la entrada del -ahora- vacío interior del restaurante. Tras todo este ritual pude por fin sentarme en una mesa que, en contraste con el protocolo de ingreso, se notaba había sido limpiada bien a la rápida. Como en estos sitios clásicos poco vale la pena estudiar la carta, el pedido fue veloz. Arrollados primavera, arrollado de mariscos, carne con cebollín y algas más una porción de arroz chaufán. Para beber una copa de vino “blanco”. Más información acerca de la procedencia de esta bebida fue imposible sacarle a la mesera.
Junto con el vino misterioso ($2.980) llegaron los arrollados primavera ($3.680). Eran seis unidades, un poco más pequeñas que lo habitual y con una masa algo más delgada, lo cual se agradece. Bien fritos, sin exceso de aceite y con un relleno prácticamente exclusivo de verduras; lo cierto es que poco duraron. Untados en bastante salsa soya, un verdadero manjar. Llegó también un pote con salsa tamarindo y una cuchara que, la verdad, no invitaba demasiado a su uso. Luego vinieron los fondos. Es decir, el arrollado de mariscos y la carne con algas y cebollín ($8.980 cada uno) más el arroz chaufán ($2.400). Este último más bien desabrido y con apenas algunas “manchas” de cebollín, huevo cocido y un par de arvejas. Aún así, para comerlo mezclado con estos platos de fondo, bien salseados, servía. El arrollado de mariscos, contundente en el volumen de los rollitos de pescado (merluza), con buena cubierta de tortilla de huevo y bien remojado en salsa de soya más abundante cebollín crudo picado por encima. Tal y como debe ser este plato, ni más ni menos. ¿La carne con cebollín y algas? Muy rica. Finos churrascos cortados en tiras imperfectas, más cebollín que algas y todo eso bañado en esa exquisita mezcla de soya, el jugo de la carne, el aceite y algo de maicena para espesar. Un verdadero pencazo de sabor que se disfruta de principio a fin, aún cuando sabes que luego pasarás el resto del día con una sed de aquellas. Una vez más, un plato clásico y sin fallas que -por lo mismo- aunque se ha comido mil veces, siempre gusta. Sobre el vino puedo decir que venía en porción generosa y bien frío. Ideal para pasarlo, porque aunque en la cuenta se le describía como “reserva”, la verdad es que algo raspaba.
Dicen que en los restaurantes chinos la torta merengue-lúcuma ($3.680) siempre es buena, así que eso fue lo que pedí para terminar. La verdad estaba bien, pero nada del otro mundo, le faltaba lúcuma a la crema. Aún así, refrescaba el paladar tras el azote de soya del almuerzo. En resumen, un restaurante chino como tantos otros pero que cumple su promesa de ofrecer sabrosos clásicos de la comida chino-chilena. Es verdad, hay mucho detalle que deja que desear. Por lo mismo, más que ganas de volver, lo que apetece es repetir la experiencia pero esta vez “para llevar”.
CONSUMO TOTAL
$33.370
DIRECCIÓN
Av. Holanda 1927, Providencia.
TELÉFONO: 222232272
HORARIO
Lunes a viernes, 12:30 a 15:30 y 18:30 a 21:30
ESTACIONAMIENTO
No tiene
PÚBLICO
Apto para todas las edades
EVALUACIÓN
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Calificaciones:
✮✮✮✮✮ Sobresaliente / ✮✮✮✮ Excelente / ✮✮✮ Satisfactorio / ✮✮ Mucho que mejorar / ✮ Para no volver